“Alarde de tonadilla”, un homenaje de alta escuela
Por Horacio Otheguy Riveira
La canción española desde las raíces a la muy popular consolidación en los escenarios de todos los tiempos. De lo más pequeño y entrañable, a la emoción compartida con millones de oyentes/espectadores en España y allende los mares, donde la gran emigración por hambruna y/o persecución política hizo sus nidos de amor y lucha por la vida. “Alarde de Tonadilla” es una historia de la copla hecha con mucho mimo, enorme talento en todo el diseño de producción y profundo conocimiento histórico. Hugo Pérez de la Pica (Los ojos de Raquel Meller…) se consolida como el mayor especialista en el género, logrando un musical con espléndidas voces femeninas, la intervención de un actor en breves recitados y sobresalientes números coreográficos.
En busca de la libertad, escapando “el ruiseñor” a Francia, ya en torno a 1650, dejando atrás patria y amores: así conmueve la bellísima canción catalana Rossignol: “Ruiseñor que vas a Francia…”, cantada en su lengua original. Un tema que irradia dolor y ternura universales, incluso sin entenderse la letra, tan intensa es su melodía. Aquí la interpreta una mujer en un tono dulcísimo, dando por iniciado el espectáculo. Comienzo de un viaje gozoso a través de 25 canciones que se enamoran entre sí y logran un desarrollo de creciente interés. Siempre con la presencia en vivo de pianistas excepcionales como los maestros Mikhail Studyuonov y Tatiana Studyonova, en días alternos, cuya destreza marca con exquisita elegancia el clímax incomparable de una puesta en escena cuidadísima, que ha concebido cada número musical como un show en sí mismo o incluso una breve obra teatral, sin necesidad de abordar pesadas explicaciones históricas. Todo fluye con una cadencia envolvente de manera realmente milagrosa: un milagro que brota del arduo trabajo de su máximo creador y luego de toda la compañía, ya que estos homenajes a un tiempo ya pasado suelen resultar demasiado largos y a menudo con temas mal seleccionados.
En este Alarde de tonadilla los espectadores adictos, y quienes se acerquen por vez primera, pueden estar de enhorabuena: saldrán de la sala Tribueñe fascinados por la calidad de las interpretaciones y la riqueza del vestuario, admirable en su producción con múltiples detalles de recreación histórica, y cambios sorprendentemente rápidos. Imaginación, talento y muchos nobles esfuerzos se han dado cita para este modelo de teatro musical desde el corazón de una sala alternativa, modelo de rigor en todo cuanto toca.
El generoso repertorio avanza con una selección en la que se glosan creaciones populares que han ido de boca en boca, con autores desconocidos, anónimos y principales, fusionando el deambular de sus letras por las calles de pueblos y ciudades, y conminando a la fecunda unión entre las distintas comunidades. Valga como ejemplo un cuadro de danza que produce escalofríos y enciende el entusiasmo del público: Gitanas y castellanas, puro brío y tronío de solidaridad.
Pródigo en notables sorpresas (como, por ejemplo, el impactante homenaje a las grandes tonadilleras), no faltan temas gloriosos, ejecutados con dramática precisión, respetuosos con el estilo de las distintas épocas, o con brillante sentido del humor. Así, esta singular historia de la copla nos permite reconsiderar títulos muy conocidos en voces célebres, ahora revisionados por jóvenes juglares que van de canción en canción con encomiable profesionalidad.
Las ricas en el pueblo
bordan su ajuar
en espera de un novio
que no vendrá.
Tú vente al campo
a vendimiar.
De amapolas y espigas
te haré un collar.Vente conmigo.
Te espero entre los vientos
y los racimos… (Amapolas y espigas, de Pablo Guerrero)
Y un poco más allá, un drama pasional discurriendo por radiante armonía en conjunción de poetas:
Era Antonio Vargas Heredia
el más arrogante y el mejor plantao
y por los contornos de Sierra Morena
no lo hubo más bueno, más guapo y honraoPero por culpita de una hembra gitana
su faca en el pecho de un hombre se hundió
los celos malditos nublaron sus ojos
y preso en la trena de rabia lloró
de rabia lloróAntonio Vargas Heredia
flor de la raza calé
cayó el mimbre de tu mano
y de la boca el clavel
y de la boca el clavel. (Antonio Vargas Heredia, de Oliva, Mostazo y Merenciano).
Todas las regiones tienen su punto y seguido para enlazar sevillanas con una rapsodia valenciana, jotas aragonesas o delicias madrileñas donde el sentido del humor adquiere un inesperado encuentro con la comedia más castiza en el clásico de las cigarreras, ya rumbo al final donde todo el elenco recibe justa ovación.
Párrafo aparte merece la labor del director musical, el ucraniano Mikhail Studyonov, de tan vastos conocimientos que también domina a la perfección este género español. Además de la importante trayectoria mencionada en su currículum, ha participado en funciones teatrales inolvidables con composiciones propias interpretadas al piano en directo; fueron obras muy distintas entre sí, como Elling (con los actores Carmelo Gómez y Javier Gutiérrez) y Nada tras la puerta (Ángela Cremonte, Alfonso Torregrosa…). En la actualidad también firma la dirección musical de otro formidable espectáculo Tribueñe: La mirada de eros.
Alarde de tonadilla. (Una historia de la copla)
Idea, libro, dirección y vestuario: Hugo Pérez de la Pica
Ayudante de dirección: Antonio Sosa
Dirección musical: Mikhail Studyonov
Intérpretes: Calendaria de la Serena, Raquel Valencia, Helena Amado, Badia Albayati, Alberto Arcos, Ana Peiró, José Luis Sanz
Pianistas: Mikhail Studyonov/Tatiana Studyonova
Coreografías: Juan Mata, Raquel Valencia, Alberto Arcos y Hugo Pérez de la Pica
Escenografía: Santigo Martínez Peral
Diseño de iluminación: Hugo Pérez de la Pica y Miguel Pérez-Muñoz
Realización vestuario: Milagros Sánchez, Concha Morillas, Carmen Rodríguez de la Pica y Carmen Bravo
Todos los domingos. Teatro Tribueñe. Tres últimas funciones junio 2017:
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