Las más bellas pinturas sobre la Navidad
La historia de la natividad, relatada primero en el “Evangelio de Mateo” en el Nuevo testamento, ha inspirado algunas de las imágenes más afectivas, gentiles y luminosas de la historia del arte. Sobre todo el claroscuro fue una técnica perfecta para mostrar la “buena nueva” como la imaginó el mundo a partir de la Biblia: como un episodio de refugio, un anuncio y ante todo como la luz refulgente que surgió del recién nacido e iluminó la oscuridad del mundo. Las siguientes son cinco de las mejores pinturas que se han hecho en torno a este acontecimiento.
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La adoración de los pastores, pupilo de Rembrandt, 1646
Pequeños cúmulos de luz dan la impresión de intimidad. Sin embargo, es la luz proveniente del niño Jesús la que es más poderosa que la del cuarto y jala nuestra atención a él como “la Luz del mundo”, el futuro salvador, al centro de la escena.
Aunque el nivel de la luz es bajo, es posible observar varios detalles, figuras secundarias y subtramas que añaden interés a la pieza, como un niño jugando con un perro a la derecha y la cruz formada por los rayos sobre las vigas.
Rembrandt pintó una serie de escenas de la vida de Cristo para el príncipe Federico de Orange (1587-1647) y esta pintura está basada en “la adoración de los pastores” de esa serie. Probablemente fue pintada por un estudiante de Rembrandt, quien pudo haber estado inspirado en el original mientras estaba en el estudio.
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La natividad, El Greco, 1603-1605
La bellísima escena de El Greco simplifica el nacimiento de Cristo sin la presencia de los pastores. Pinta una escena tenebrosa sólo interrumpida por la luz que emana el niño Jesús (esa radiante luz del mundo representada por todos como si fuera irresistible) cuando el mundo conoce la luz divina.
El lienzo también presenta escorzos típicos del pintor como la cabeza retorcida de un buey y los pies de María, que enfatizan que este cuadro (como tantos otros que pintó) fueron hechos para ser vistos desde abajo.
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3. La Natividad por la noche, Geertgen tot Sint Jans, 1490
Esta es una de las escenas más cautivadoras de la Natividad por la noche. La luz brillante viene, de nuevo, del niño Jesús en la cuna e ilumina a la virgen María, quien se inclina al lado de los ángeles encantados a la izquierda.
El resplandor del ángel que le anuncia el nacimiento a los pastores desde una montaña distante proporciona otro contraste en la oscuridad y la luz divina.
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Escena de Natividad en Castelseprio, artista desconocido, s. IX
Esta es una de las escenas más inclusivas con respecto a la narrativa bíblica, pero desafortunadamente es una de las más difíciles de ver. Podemos deducir, sin embargo, que el niño Jesús estuvo justo en la dirección a donde mira la Virgen y las dos personas a su lado. Este fresco fue descubierto en el fuerte romano de Castelseprio durante la década de 1950.
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Natividad mística, Sandro Botticelli, 1500
Esta imagen de Botticelli ha sido llamada “Natividad mística” por mucho tiempo por su simbolismo misterioso. Combina el nacimiento de Cristo como se narra en el Nuevo testamento con una visión de la Segunda Venida como se promete en el Libro de las Revelaciones. La Segunda Venida –el regreso de Cristo a la Tierra– traería consigo el fin del mundo y la reconciliación de los cristianos devotos con Dios.