La novela que se convirtió en un arma secreta de la CIA contra la Unión Soviética
Por Alejandro Gamero (@alexsisifo)
En enero de 1958 un paquete llegó a la sede central de la CIA. Dentro había un par de rollos de película con imágenes de un libro escrito en ruso bajo el título de Doctor Zhivago. El libro, una novela escrita un par de años antes por el poeta ruso Borís Pasternak, estaba en el punto de mira del gobierno soviético, que la consideraba como un rechazo del realismo socialista por mostrar en algunos pasajes una mayor preocupación por el individuo que por la sociedad en general. Además incluía críticas sutiles pero evidentes contra el estalinismo, la colectivización, la Gran Purga y el Gulag, por lo que los censores del régimen no dudaron en calificarla como antisoviética.
De hecho, la actitud que Pasternak tenía ante el régimen fue de una insólita valentía, visitando u ofreciendo dinero a los familiares de las víctimas del Gulag o negándose a firmar peticiones de ejecución para aquellos que eran declarados enemigos del gobierno. A principios de 1956 el autor había tratado de publicar su libro enviando el manuscrito a varias revistas, a Novy mir y a Znamya, al almanaque Literatúrnaya Moskvá y más tarde a la editorial Goslitizdat. Meses después Pasternak recibió una negativa por parte de todos aquellos medios a los que envió su manuscrito. El libro era no solo impublicable, sino que señalaba a Pasternak como antibolchevique. Nikita Jrushchov, por entonces Primer Secretario del Partido Comunista de la Unión Soviética, ordenó un ataque sistemático contra el autor por parte de los medios sin ni siquiera haber leído la novela. El autor fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos y diarios como Pravda calificaron la novela como un «trabajo comercial de baja calidad reaccionario».
Así las cosas, en mayo de 1956 Pasternak se reúne en su casa de Peredélkino con Sergio d’Angelo, corresponsal italiano de Radio Moscú, y le entrega una copia del manuscrito de Doctor Zhivago. La misión, encomendada por el editor y miembro del Partido Comunista Italiano Giangiacomo Feltrinelli, es sacar de contrabando la novela de la Unión Soviética y llevarla a Italia. Pasternak le pide a Feltrinelli que no publique la novela mientras no haya recibido una respuesta definitiva de la editorial Goslitizdat, y cuando esta descubre que el editor italiano estaba en posesión de una copia del manuscrito presiona a Pasternak para que la pida de vuelta y así poder introducir en el texto determinadas correcciones.
A pesar de los desesperados esfuerzos de la Unión de Escritores Soviéticos para impedir su publicación y de que esta ponía a Pasternak en una situación todavía más delicada, Feltrinelli decide publicar en Milán la traducción de la novela al italiano, realizada por Pietro Antonio Zveteremich, un acontecimiento que tiene lugar el 23 de noviembre de 1957, sobre todo temiendo que se le adelantara Éditions Gallimard, que había conseguido otra copia del manuscrito y estaba preparando una edición en francés. La novela no tardó en convertirse en un indudable éxito editorial. Al año siguiente, la novela apareció en ruso, en francés y en inglés, y a continuación fue traducida a un total de dieciocho lenguas distintas. Para 1960 la edición italiana había conseguido vender unas 150.000 copias. Como represalia, el Partido Comunista Italiano decide expulsar a Feltrinelli.
Volvemos a la sede central de la CIA en enero de 1958. Con precedentes como el de Vicente Blasco Ibáñez, que escribió una novela para ganar la Primera Guerra Mundial, este organismo era consciente del poder de la literatura en la Guerra Fría y sabía que una obra literaria podía convertirse la propaganda perfecta para atacar a la Unión Soviética ‒ejemplos son 1984 o Rebelión en la granja‒. Así lo demuestran más de 130 documentos desclasificados en 2014 en relación a Doctor Zhivago. La agencia utilizó la novela de Pasternak como una herramienta para provocar la disidencia en la Unión Soviética. En uno de esos documentos se dice que el libro «tiene un gran valor como propaganda, no solo por su mensaje intrínseco y porque invita a la reflexión, sino también por las circunstancias de su publicación». Así mismo, es una «oportunidad para que los ciudadanos soviéticos se cuestionen qué está mal en su gobierno cuando una de las obras más importantes del el hombre reconocido como el escritor ruso vivo más grande ni siquiera está disponible en su país y en su idioma».
Otro de los documentos recomendaba que la novela fuese traducida al mayor número posible de idiomas para que el libro fuera conocido en todo el mundo y Pasternak pudiera optar al Premio Nobel de Literatura, así que es posible que el éxito que la obra experimentó tras su edición en Italiano pudiera deberse a la intervención de la agencia de inteligencia. La CIA financió además una pequeña tirada en tapas duras de mil copias de la novela en ruso, impresa por Mouton, un editor en los Países Bajos, en colaboración con el servicio de inteligencia holandés. La edición fue distribuida a los turistas soviéticos en la Exposición Universal de Bruselas de 1958, y para que no hubiera ningún rastro de implicación de los EE.UU. se hizo, curiosamente, en el pabellón del Vaticano. Esta edición, por cierto, fue ilegal porque los derechos de la novela los tenía Feltrinelli y no los había cedido.
Según el escritor Ivan Tolstoi el objetivo de estas ediciones era presentar Doctor Zhivago al Comité del Nobel en su idioma original, para que Pasternak ganara el premio, lo que hubiera supuesto un nuevo golpe para la credibilidad internacional de la Unión Soviética, pero los documentos de la CIA no confirman este rumor. Lo que sí queda demostrado es que la intención de la CIA era poner su edición patrocinada de Doctor Zhivago en manos de ciudadanos soviéticos, algo que consiguieron.
De cualquier modo, el 23 de octubre de 1958 Borís Pasternak fue anunciado como el ganador del Premio Nobel de Literatura. Se trataba de la séptima ocasión en que Pasternak era propuesto para el premio, algo que venía ocurriendo desde 1946. Como consecuencia, la KGB visitó a Pasternak y le advirtió de que si aceptaba el premio no solo sería encarcelado sino que su amante Olga Ivinskaya sería enviada de nuevo al Gulag. Y si cometía la imprudencia de viajar a Estocolmo para recoger la medalla se le impediría regresar a la Unión Soviética. Ante la perspectiva del exilio, que equivalía a la muerte para Pasternak, al escritor no le quedó otra que rechazar el premio en un sucinto telegrama. A pesar de ello, la Unión Soviética de Escritores continuó con sus ataques contra el autor de Doctor Zhivago.
Por su parte, la CIA continuó con su estrategia para difundir la novela. Otros documentos desclasificados muestran cómo proporcionó directrices para animar a los turistas occidentales a hablar de la novela con los ciudadanos soviéticos que pudieran encontrarse. Además, en julio de 1959 la agencia imprimió nueve mil copias de una edición en miniatura, en un volumen fácil de deshacer para que fuera más sencillo ocultarla. Una vez más falseó los datos de la edición para desvincular a EE.UU. de ella. Aunque el libro fue impreso en Washington, en la edición figuraba que había sido editada en París por la Société d’Edición et d’impression Mondiale, una entidad que en realidad no existía. Dos mil copias se reservaron para difundirse entre estudiantes soviéticos en el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes que tuvo lugar en Viena en 1959. Así, la CIA consiguió introducir Doctor Zhivago de forma clandestina en la Unión Soviética. El libro era posible conseguirlo en el mercado negro en Moscú o en Leningrado y fue pasando de mano en mano con avidez.
Pasternak murió de cáncer de pulmón en su casa la noche del 30 de mayo de 1960. A pesar de que el escritor estaba marcado con el sello de la disidencia, miles de admiradores desafiaron al gobierno y asistieron al entierro civil de Pasternak en Peredelkino. Nikita Jrushchov declaró en sus memorias que estuvo a punto de permitir su publicación y que después lamentó mucho no haberlo hecho. Al leer la novela, en octubre de 1964, descubrió que no era tan antisoviética como le habían hecho creer. La novela fue finalmente publicada en el país en 1988, por la revista Novy mir, que la había rechazado más de 30 años atrás. Al año siguiente, el hijo de Pasternak, Yevgeny Pasternak Borísovich, fue autorizado a viajar a Estocolmo para recoger la medalla del Premio Nobel de su padre.
Todo el proceso fue recogido por Peter Finn y Petra Couvée en su libro El expediente Zhivago, recientemente publicado por Bóveda.