La Compañía Nacional de Danza explora nuevos espacios

Por Eloy V. Palazón

 

La Compañía Nacional de Danza, dirigida por José Carlos Martínez, se traslada durante el mes de abril a un espacio tan cotidiano como el hogar. No es la primera vez que explora un espacio como éste pues en su repertorio cuenta con la maravillosa coreografía de Mats Ek Casa Casita, pero además, hay un buen número de coreógrafos contemporáneos que se han adentrado en este espacio de lo común, que la danza lo convierte en un lugar de lo maravilloso.

La idea es de dos bailarinas de la CND, Agnès López y Elisabet Biosca y les acompañan varios de sus compañeros de la compañía: Antonio de Rosa, Aleix Mañé, Isaac Montllor, Mar Aguiló y Mattia Russo.

Los propios bailarines definen la pieza, Home, como algo indefinido: Home no es una casa. Ni siquiera es un espacio.

 

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Home puede ser una persona. A veces el lugar que pisas por primera vez. Lo que cabe en una maleta o un montón de cosas inservibles en un garaje. Un álbum de recuerdos olvidado en una estantería. O una gran familia alrededor de una mesa una vez al año, incluso si en esa familia no hay un padre, una madre y unos hijos. Cada uno de nosotros somos arquitectos de la nuestra propia. Y hay tantas como personas.

Algunos piensan que es la suma de ladrillos, cemento y algunos muebles, pero eso es sólo una casa.  Home es algo que construyes, es el lugar donde ser.

La pieza comienza en el vestíbulo de la casa. Una intervención corta por parte de Aleix Mañé, algo torpe por las condiciones espaciales y prescindible dentro de un todo bastante notable. El paso a dos de Agnès López e Isaac Montllor va incrementado su tensión conforme las líneas se van ampliando. El solo de Mar Aguiló es inquietante. Con movimientos angulosos, protagoniza el momento más lyncheano de la obra pero realmente cargado de tensión coreográfica. El paso a dos de Antonio de Rosa y Mattia Russo es simplemente extraordinario. Procedente de una de las obras de su compañía Korsia’, los movimientos se sustentan en un collage musical entrecortado.

Otro de los puntos interesantes de esta propuesta de la CND es la proximidad entre el público y los bailarines. No hay distinción, lo que hace que ambos compartan el mismo espacio e incluso que los bailarines toquen a parte del público.

 

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Un montaje muy bien resuelto, de una duración discreta. En resumen, una velada excepcional que acerca la danza a espacios no novedosos, pero sí olvidados, pues sólo hay que recordar que muchas coreografías de la danza posmoderna se fraguaron en espacios muy parecidos. Esta danza que sale de la Compañía Nacional de Danza mucho dista de aquella que los posmodernos hacían, pero tal vez sólo en forma, pues en el fondo la intención recuerda a la de que aquellos coreógrafos y bailarines.

Todos los martes y miércoles de abril en dos sesiones, a las 20 y 22 horas en La Pensión de las Pulgas. No desaprovechen la oportunidad de palpar la danza

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