Anticipación > Repetición
Por: Daniel Arrébola
“Vamos a llevar esto que eso ganó el año pasado y gusta a Europa”. Y claro, luego Europa te responde que no sólo no le gusta sino que no es tonta. Y si la lees en segunda instancia te responde sutilmente otra cosa, su pócima secreta, lo que sí le gusta o le podría gustar: que no le repitas la misma canción y escenografía que triunfó el pasado año…sino que le sorprendas, que le choques, que le rompas su ritmo. Vamos, que en Eurovisión es mejor la anticipación que la repetición, ¡Que por algo rima y estribilla!
Justo acabamos de conocer a los seis aspirantes que competirán por ser el abanderado nacional en 2016. Equidad de sexos y todos ellos jóvenes. Seguramente el gran público conocerá mucho mejor a María Isabel que al resto. Recordará aquella niña que una década atrás conquistó Eurojunior (la Eurovisión para niños) con una letra y título para mayores “Antes muerta que sencilla” pero con un desparpajo y energía más que suficiente para dibujar la sonrisa al viejo continente. Muchos la recordarán y al verla de nuevo verán que María Isabel ha crecido y madurado más que bien. Pero sería injusto ponernos a valorar si hay acierto o desacierto en ella, Xuso Jones, Maverick, Salvador Beltrán, Electric Nana o Barei antes de conocer los temas que escucharemos y elegiremos en una de esas galas que TVE, esperemos, prepare con más entusiasmo que funcionalidad. Olfateamos mucho pop latino, pero también la electrónica como género y es posible que esta vez sí haya esperanza a la anticipación…confiemos.
Y es que el Chiki Chiki llegó tarde. Rodolfo Chikilicuatre plantó su guitarra de juguete -bendecida por el mismo Papa- en una Europa empachada de la frikimanía más de un lustro después de que Alf Poier bautizara esa bandera con un quinto puesto clasificatorio pero con una victoria moral de rotura absoluta con los cánones eurovisivos. Edurne también llegó tarde. Incluso mucho más tarde que el Chiki Chiki. La suecada sólo la saben hacer…pues eso, los suecos, porque la renuevan con los gramos suficientes de innovación para atraer y seducir al eurofan y nosotros, por mucho que Edurne pase como una diva sueca, tenga un arsenal de encantos imbatible y cante con voz suave y shakirizada, pues no cuela…era y es española y el plumero se veía de Algeciras a Istanbul: repetíamos un artificio pasado de moda que acabó por explotar en nuestras manos con un puesto 21 en lugar de crear e inventar la pirotecnia del éxito. Y tarde en España han llegado tantos y tantos…
Claro, luego llegan las frases “Qué mas da lo que llevemos si siempre quedamos últimos”, llenas de desesperación y lógicas de una amplia mayoría de personas que tan sólo se sumergen en el festival en el día D. Y en el día D los frikis y enfermos que seguimos diariamente los vericuetos de este mundillo, sabemos que el pescado está del todo o casi vendido, acertamos con excelsa precisión el ganador, el top five y el top bottom y aún así tenemos el mérito de seguir disfrutando de la gala y sus votaciones. Y toda esa previsión la sabemos porque vemos meses atrás quién se anticipa y quién repite. Quién es el listo de la clase que va a cautivar y quién es el tonto al que le van a pillar con la chuleta del examen anterior copiando.
Eso es lo que nuestra TVE y todos nosotros hemos de aprender de una eurovisiva vez. La anticipación en Eurovisión te acerca más al éxito que la repetición. Y Bla, Bla, Bla… Perdón, Y La,La,La…