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El Guggenheim se viste de fiesta

Por Julia María Carvajal

Twombly- Nueve discursos sobre Cómodo

El Museo Guggenheim de Bilbao se viste de fiesta para celebrar este año 2015 próximo a finalizar, su mayoría de edad. Se cumplen dieciocho años desde que el Museo abriera sus puertas al público por primera vez, con tal motivo, la pinacoteca presenta las obras más importantes de su colección permanente, en una muestra que se podrá ver hasta Abril de 2016.

Tapies-1989-AmbrosiaLa colección está formada por obras de Arte creadas desde la segunda mitad del siglo veinte hasta nuestros días, alrededor de ciento treinta obras componen este patrimonio, entre ellas algunas consideradas referentes del Arte contemporáneo. Se puede admirar el neoexpresionismo del pintor y escultor alemán Anselm Kiefer, con trabajos inspirados en la religión, la simbología, la mitología como su impresionante y espiritual obra “las célebres órdenes de la noche”, donde el artista se autorretrata como una figura solitaria yacente sobre un suelo reseco y resquebrajado, bajo el inmenso manto de las estrellas. Al artista le fascina el firmamento nocturno y las diferentes interpretaciones que ha tenido a lo largo de la historia, especialmente aquellas que lo describen como un reino divino y misterioso que nos recuerda nuestros orígenes y nuestro destino, piensa que el espíritu debe conectar con un conocimiento más antiguo, e intentar descubrir las razones por las que buscamos el cielo, el cielo como idea, como parte de nosotros mismos, como conocimiento;

Richter-1998-MarinaEl simbolismo romántico de Cy Twombly con “Nueve discursos sobre Cómodo”, esta obra se basa en la crueldad, la locura de Cómodo, y su asesinato final, la serie de pinturas se conciben como las páginas de un libro donde se narra la violencia del reinado del emperador, que propició tras su muerte una guerra civil en Roma, el color rojo empleado se diluye hasta convertirse en una masa retorcida de gotas, manchas y salpicaduras que evocan el derramamiento de sangre que caracterizó el reinado del tirano. Un fondo gris dota de uniformidad a las nueve piezas, estas van cobrando fuerza a medida que los tonos fríos se ven cada vez más impactados por las salpicaduras de pintura y los torbellinos sanguinolentos. Sobre este fondo neutro, quedan plasmadas desde las formas serenas que recuerdan a las nubes, hasta las heridas abiertas, sangrantes, culminando en el último lienzo con una intensidad de inusitada belleza; el expresionismo abstracto en la luz y la aparente sencillez de la espectacular obra del ruso Mark Rothko, que nos envuelve en grandes formatos con rectángulos ocupando el gran lienzo sugiriendo una experiencia mística; la icónica imagen repetida de Oteiza-1958-Caja-vacia-con-gran-aperturaMarilyn Monroe, obra del artífice del Pop Art genuinamente americano Andy Warhol; la posibilidad de imaginar los enormes murales de las estancias de los palacios con la serie del italiano transvanguardista Francesco Clemente “La habitación de la madre”;” Marina” del alemán Gerhard Richter que junto con su compatriota Sigmar Polke representado por una obra hecha de telas cosidas y serigrafías de publicidad, se encuadra dentro del movimiento “realismo capitalista”; el lienzo inmensamente azul e intensamente verde del expresionista neerlandés Willem de Kooning “Villa Borghese”; La “barcaza” de otro integrante americano del Pop Art como Robert Rauschenberg; Robert Moderwwell, destacado representante de la New York School, con su obra “Iberia”; Jean Michel Basquiat artista inclasificable que partiendo del graffiti llega a la abstracción gestual y la figuración post-pop, considerado un mito por su muerte a los veintisiete años, entre cuyas obras se puede ver “El hombre de Nápoles”, obra clave en su producción donde la ironía y el primitivismo definen la pintura; el neoexpresionista alemán Georg Baselitz, con varias obras, entre ellas la irreverente “Paul Mac en el Vaticano se sienta en el banco con Lenin y una concertina da las gracias”… Julian Schnabel, Enzo Cucchi, Clyfford Still, Yves Klein, son otros de los artistas que forman parte de la colección.

Kooning-1960-Villa-BorgheseEn cuanto a los artistas españoles, Antoni Tapiés comparte sala con Motherwwell, Rothko y Still con su inmensa obra, “Ambrosía”, una de sus pinturas matericas, que refleja un muro deteriorado por el paso del tiempo y la intervención humana. Miquel Barceló representa un tema apocalíptico en “El diluvio”, un paisaje gris que consigue un efecto melancólico, empleando materiales como plomo y ceniza, y mediante la ejecución de cortes en el lienzo.

Capítulo aparte merecen los escultores vascos más internacionales, Eduardo Chillida y Jorge Oteiza. Aunque sus inicios fueron distintos, ambos coincidieron en importantes proyectos artísticos, como la Basílica de Aránzazu o la fundación del grupo Gaur, que formó parte del Movimiento de la Escuela Vasca.

La obra de Oteiza es difícil de explicar, transciende la creación artística, la escultura convencional, pues es el resultado de un proceso creativo e histórico, que el artista relaciona con los crómlech microlíticos del País Vasco, al que dedicó su vida sobre el estudio del espacio y la masa. El resultado se concreta en “Obras conclusivas”, a las que pertenecen ”Cajas vacias” y “Cajas metafísicas”, adquiridas por el Museo y presentes en esta colección.

Kiefer- Las-celebres-ordenes-de-la-nocheEduardo Chillida también se sintió atraído por las construcciones antiguas precursoras de la escultura, pero le preocupa más la luz para la que busca caminos que pueda recorrer, y el espacio como limite dentro de la obra, “Espacio para el espiritú” es una delicada obra de granito rosa que luce en todo su esplendor en la sala en la que puede contemplarse.

Un Museo se construye día a día, cada año se hace balance, la colección permanente, las nuevas adquisiciones, las exposiciones temporales, el público visitante, la gestión realizada, el Guggenheim de Bilbao fue más que un Museo desde que era apenas un proyecto, se imaginó como un potente revitalizador no solo del Arte, sino de la ciudad que lo alberga, del país que lo acoge, y no ha defraudado las expectativas que se depositaron en él hace dieciocho años, la colección es magnífica, las exposiciones temporales de muy alto nivel, los visitantes aumentan sin cesar, la gestión es impecable, en cuanto al efecto dinamizador de Bilbao en particular y del País Vasco en general, ni sus iniciales detractores lo ponen ya en duda.

 Barcelo-1990-El diluvio

 

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