Adaptación, retos y desafíos
Por Fco. Javier Clavero Champsaur.
“Los retos hacen que la vida sea interesante. Superarlos es lo que hace que la vida tenga sentido”
Ralph Waldo Emerson
En el momento que unimos adaptación con motivación o crecimiento personal, rápidamente hay a quien la mente se le va a la palabra conformismo y nada más lejos de la realidad. Conforme viene a decirnos, asumir lo que nos ocurre en cuanto a situación y circunstancias, no haciendo nada ni por cambiarlo ni remediarlo –por ejemplo: no tengo tiempo de escribir— Puede haber quien llegue a sentirse cómodo e incluso satisfecho. Genial, eso en realidad sería una perfecta situación de adaptación. Más quienes tratamos de superarnos tanto en lo personal como en lo profesional, la adaptación es una capacidad que nos ayuda a reconocer la realidad que nos rodea y a partir de ella empezar a construir un futuro, pero sobre todo un presente a nuestra medida.
De todos es sabido que quienes sobreviven y triunfan son aquellos, que ocurra lo que ocurra logran adaptarse con la premisa de que en realidad, nunca sabemos si lo que ha sucedido es para bien o para mal. Pensemos como decíamos en aquellos que como no tienen tiempo para escribir no lo hacen; frente a los que se programan tal vez diez, veinte-treinta minutos al día y el sábado o domingo se reservan tres horas –esto es un ejemplo y tan solo eso, un ejemplo—. Los unos morirán diciendo: Yo quise escribir un libro. Los otros se irán confirmando, que escribieron uno o una docena de libros, vaya usted a saber.
Para adaptarse lo que hay que tener meridianamente claro son los objetivos, saber lo que queremos es determinante para poner el foco de nuestra atención e interés en ello; no es lo mismo pretender escribir un género que otro, relato corto que novela histórica documentada y con páginas de cuatro cifras. Tendremos que ser coherentes con nuestras capacidades, tiempos y cómo no el esfuerzo, sacrificio y dedicación que vamos a poner en ello. Y lo digo desde la parte del entusiasmo, incluso el divertimento, que nada hay que hacer de forma tediosa, aburrida u obligada. Pongamos pues el foco en el sueño que deseamos convertir en realidad y trabajamos para que se produzca una serie de reflexiones escritas, un libro o una enciclopedia… ¿Y por qué no?
¿Cómo conseguimos que nuestras metas no se diluyan en el proceloso mundo del día a día? Propongo que las convirtamos en auténticos retos y desafíos que no solo nos saquen de la zona de confort, sino que nos impulsen a luchar por ellos, por vivirlos. Cuando uno asume un reto de forma consciente –pongamos por caso escribir un libro— todo su ser: cuerpo, mente y alma se ponen a remar en la misma dirección y parece que te cruzas con situaciones y personas que se convierten en aliados para materializar tu sueño. Los desafíos, si uno lo decide así, pueden sacar lo mejor de nosotros, demostrarnos la materia prima de la que estamos hechos.
Los retos nos impulsan a asumir riesgos y estos pueden entenderse como prepararse más y mejor, organizarse más y mejor, trabajar más y…, en definitiva “hacer-acción”. Cuando arriesgas te sientes vivo tienes la emoción del vértigo y te das cuenta de cuan necesarias son capacidades como la disciplina, la perseverancia, la actitud positiva entre otras, para llevar tu empresa adelante y convertir unas páginas escritas –con mucho cariño— en un libro y que los demás lo vean como una realidad. Los desafíos atemperan nuestro carácter; por una parte nos hacen más valientes, por otra instauran la prudencia y por otra, y más importante nos empujan a caer, a levantarnos como una lección para seguir persiguiendo nuestros sueños.
Este caer y levantarse es de los mejores aprendizajes por los que podemos pasar, sacan la semilla que realmente tenemos en nuestro interior. Nos permite chequear lo que hacemos y cómo lo hacemos para perseverar o realizar los cambios oportunos que nos vuelvan a poner en la dirección que hemos decidido sea nuestro objetivo. Por último y más importante: nunca posponer la felicidad, la satisfacción a la consecución de un logro, se feliz desde ahora mismo sabiendo que estás haciendo lo que quieres y debes hacer: ¡Escribir!