Haz lo que te digo, Miriam Reyes

Haz lo que te digo

Miriam Reyes

Bartleby, 2015

Por Alberto García-Teresa

Miriam Reyes continúa, como ya ha llevado a cabo en un tramo importante de su obra poética, la subversión de los esquemas patriarcales hasta el punto de invertirlos. Haz lo que te digo, en la propia formulación de su título, rompe de nuevo la posición pasiva del sujeto femenino, quien toma la iniciativa en los versos de esta autora y da la vuelta, finalmente, a esa relación desigual. No en vano, todo este intenso poemario gira y se construye con y alrededor de la relación amorosa entre una mujer y un varón.

La relación sexual, muy presente en el casi medio centenar de poemas (generalmente breves) que componen el volumen, también pone de manifiesto ese cambio de perspectiva: “lo que yo quiero es hacerme / una cueva en tu cuerpo”. La escritora ahonda en el concepto clásico de fusión pero le otorga un enfoque nuevo, donde se resalta la incidencia en lo físico, en lo corporal. En ese sentido, la poeta despliega un notable número de metáforas con el campo semántico de la Geología al respecto, en una constante alusión a minerales, rocas, montañas… Por un lado, este léxico acrecienta el tono seco y tajante, áspero en muchas ocasiones, de los textos, aunque se va suavizando conforme se suceden las páginas. Por otro, vincula el cuerpo humano con procesos elementales, llevando más allá su perspectiva renaturalizadora (que rompe con la construcción de tabúes sociales alrededor del sexo).

A su vez, Reyes explora el deseo como reivindicación de libertad, en la línea de otras mujeres poetas. En ese sentido, partiendo de que resulta esa relación de algo “hermoso / que ya no funciona”, exhorta a mantener esa pulsión a pesar del tiempo y de la costumbre. Así, proclama la persistencia, la no claudicación ante la evidencia de un fracaso.

Sin embargo, al mismo tiempo, Reyes advierte de la dependencia excesiva y alerta sobre la falsa ilusión de la salvación por el amor. Se trata de un discurso que debe interpretarse como respuesta a la educación femenina y a la construcción subyugante de la mujer, todo ello dentro de un contexto de mujer que aspira sólo a ser cónyuge y madre como realización vital: “No es aconsejable depositar toda esperanza en otro cuerpo / pero sucede”.