Cuestionario literario: Maria Zaragoza

 

Ver la fecha de nacimiento de María Zaragoza (1982) y luego repasar su trayectoria literaria despierta, irremediablemente, asombro y admiración. La juventud de esta autora es, por paradójico que parezca, veteranía literaria, una veteranía que no sólo se manifiesta en los títulos publicados, sino en la calidad de los mismos. En pocos años, Zaragoza ha conseguido situarse en el mapa literario español como un referente del género negro y, sobre todo y en estos más recientes años, del género fantástico de tintes góticos. Este año, Maria Zaragoza ha regresado con nueva novela, Avenida de la luz, una obra que combina los dos géneros preferidos por la autora y en la que se narra la misteriosa desaparición (en 1855) y posterior reaparición (diez años después) de Hermenegildo Pla en la avenida de la luz, un proyecto arquitectónico en el subsuelo de Barcelona. En esa Avenida, un día llena de tiendas y de luces, en un intento de emular los bulevares parisinos, el tiempo se detiene y Hermenegildo, desaparecido durante diez años, regresa a la superficie con el mismo aspecto con el que desapareció: el tiempo no ha pasado por él, pues en esa avenida subterránea, un mundo paralelo de difícil acceso, el tiempo y la historia parecen haberse detenido. Una exploración urbana – magistral la reconstrucción arquitectónica y urbana que realiza Zaragoza-, la investigación del misterio y ese halo fantástico que envuelve un mundo aparentemente idílico que sobrevive precisamente fuera del mundo son los elementos que configuran, entremezclándose con naturalidad, sin estridencias, como un puzle en la que cada pieza encaja a la perfección, Avenida de la luz. Sería injusto detener aquí la presentación, pues como se ha dicho –y no es de más volver a remarcar- la trayectoria de María Zaragoza es literal y literariamente amplia; a destacar Dicen que estás muerta, novela negra con la que la autora ganó en 2010 el Premio Ateneo Joven de Sevilla. En Dicen que estás muerta, Zaragoza reflexiona acerca de la maldad intrínseca en el individuo, explora la naturaleza humana poniendo de relieve lo contradictorio que hay en ella y, sobre todo, lo oscuro e, incluso, lo violento que late en todo ser humano. Se trata de una reflexión que gravita en toda la narrativa de la autora, una reflexión que permite convertir las narraciones fantásticas, siempre impregnadas de violencia o de oscurantismo, en narraciones terriblemente verosímiles con respecto al ser humano. ¿Qué queda por tanto en lo fantástico, en lo aparentemente irreal o surreal? Queda el poso de una humanidad que María Zaragoza no duda en cuestionar. Lo hace en sus novelas y lo hace en sus relatos, a destacar aquellos publicados junto al grupo, capitaneado por Fernando Marías, Hijos de Mary Shelley: en la última obra publicada por este colectivo, Wollstonecraft, Hijas del horizonte, la relectura y reescritura de la tradición gótica y del género desde sus orígenes convive con una reivindicación de la figura de Mary Wollstonecraft, figura ensombrecida por la relevancia de su hija Mary Shelley, pero madre, biológica y literaria de un género y una tradición que llega hasta nuestros días. Tradición, experimentación, juegos genéricos, reflexión y compromiso, todos estos elementos definen la obra de Maria Zaragoza, una autora que, si bien ha recorrido ya largas millas, todavía tiene mucho que recorrer en este panorama literario del que ya forma parte de forma ineludible

 

¿Cuál es su idea de felicidad perfecta?

Hay muchas cosas que me hacen sentir relámpagos de felicidad perfecta: mi pareja, la nochevieja con mi familia, una buena película, ver cómo un proyecto que ha costado mucho sale adelante… Soy una persona fácil en ese sentido, lo que no creo que exista es la felicidad perfecta continuada.

¿Cuál es su gran miedo?

Perder la cabeza.

¿Cuál considera que es la virtud más sobrevalorada?

La paciencia.

¿En qué ocasiones recurre a la mentira? (en el caso que confiese mentir)

Supongo que todos mentimos, incluso nos mentimos a nosotros mismos cuando consideramos que así salvamos el culo. Pero mentir para hacer sentir bien a otra persona me hace sentir menos miserable, así que optaré por esa respuesta.

¿Se muerde la lengua antes de expresar determinadas opiniones por temor al qué dirán?

Por el temor del qué dirán no. Creo que se ha perdido la perspectiva y que se confunde ser honesto con ser maleducado. No todas nuestras opiniones son tan fundamentales para la humanidad que deban ser pronunciadas en voz alta, y mucho menos impuestas. No me importa el qué dirán, me importa ser educada y si tengo que dar mi opinión intento no ser invasiva. No creo que mi opinión sea mejor que la de otros.

¿Cuándo fue la última vez que tuiteó o publicó algún comentario en las redes sociales con plena libertad?

Siempre.

¿Qué es para usted la libertad?

Vivir con pocas reglas y que sean las mismas siempre.

¿Siente el ser una persona reconocida públicamente le resta libertad con respecto a la persona anónima?

No creo que sea una persona reconocida públicamente, pero sí es verdad que a menudo hablo con prensa y que hay gente que me conoce porque me ha leído, lo que hace que busquen tener una opinión de mí. La suerte es que he aprendido que uno no puede hacer nada por influir en esa opinión de forma positiva. Si han decidido que eres de una determinada manera lo seguirán pensando hagas lo que hagas. Llegar a esa conclusión da mucha tranquilidad e incluso libertad, ¿por qué no?

¿Hablar y expresar públicamente opiniones políticas o silenciarlas?

Creo que se puede hablar de todo con respeto. Lo que no puedes hacer es aplastar al vecino con tu criterio. Si vas a ser respetuoso puedes exigir respeto y expresar lo que te plazca. Si vas a comportarte como una mala bestia, soy de la opinión de que calladito estás más guapo.

¿Activismo público o compromiso privado?

Ambas. Me parece que son complementarias y que en unos temas funciona mejor una cosa y en otras la otra. Dar ejemplo siempre ha sido el mejor método de influencia.

¿Informarse o ser informado?

Informarse es más efectivo. Por desear, desearía que me informasen bien, claro.

¿Qué es para usted y qué valor tiene la información?

La información, como la cultura, te ayuda a crear pensamiento, a tener criterio propio, por eso me parece fundamental. Por supuesto, a mucha gente le interesa tener más información que la gente de a pie, por eso la información se está convirtiendo en un método para crear riqueza. Las profesiones que se están tratando mal están relacionadas con la cultura, el pensamiento, la enseñanza y la información, ¿por qué será?

La cultura, ¿cuestión de esnobismo o conocimiento transversal?

Conocimiento transversal, al menos lo básico. Basta ya de enorgullecerse de la ignorancia y de plantarnos delante ejemplos triunfadores de una evidente mediocridad.

¿Todo es cultura? O, mejor dicho, ¿qué no es cultura para usted?

Para mí no es cultura, por ejemplo, un puñado de gente maleducada gritándose por televisión barbaridades. Sí, eso vale para los debates del corazón y los políticos, que cada día se parecen más. ¿Por qué? Porque entre tanto grito uno no se entera de nada. “Desinformación programada” me gusta llamarla.

¿Sus referentes culturales son literarios, musicales, artísticos, cinematográficos…?

De todo tipo. Me apasiona aprender de la expresión artística de los demás, puede ser lo que más me guste. Si está se manifiesta en forma de representación teatral de Las Troyanas o en cómic de Batman no es asunto mío mientras me aporte algo.

¿Un autor para releer?

Víctor Hugo.

¿Un autor recién descubierto?

Sara Morante, la conocía como ilustradora, pero he disfrutado mucho su “La vida de las paredes”

¿Una película, una obra de teatro o un espectáculo recientemente visto y que no olvidará?

Sé que es antigua, pero no la había visto hasta ahora: ¿Quién puede matar a un niño?.

La creación, ¿un arte, una pasión o un ofició que se puede aprender?

Me parece que hay un poco de las tres cosas. A crear algo se puede aprender, pero nunca será lo bastante bueno si careces de un germen artístico previo o si no te apasiona. Del mismo modo, por muy brillante que sea el arte que lleves dentro, sin pasión y sin trabajo no se llega a ningún sitio.

¿Todos podemos escribir un libro?

Por supuesto. Uno bueno es otro tema.

¿Todos podemos publicar?

Como poder, claro que se puede, incluso siendo malo habrá gente que lo lea.

¿Todos podemos ser artistas?

Eso sí que no lo creo. Me parece que con mucho esfuerzo y trabajo alguien sin talento puede convertirse en un maravilloso artesano que puede merecer todo el éxito del mundo, pero artista se es o no se es. Ese ha sido siempre el “algo inexplicable” que no se puede fabricar en serie por suerte.

El éxito, ¿personal o profesional?

Si pueden ser los dos me apunto. Sin embargo me dedico a algo que no todo el mundo comprende, ni siquiera siendo mi pareja, y me he encontrado que han sido incompatibles más a menudo de lo que me gustaría. Supongo que salen conmigo esperando que un día baje los pies al suelo. Elijo mi creación si tengo que elegir.

El éxito, ¿fama, dinero, reconocimiento o no necesariamente?

Creo que el éxito es poder dedicarte a algo que amas con libertad, sin que tenga que importarte el dinero, el reconocimiento o la fama. Por desgracia, para que esto suceda, al menos tiene que acompañarte alguna de las tres cosas. Y no nos engañemos, el reconocimiento sienta de maravilla.

¿Cuál considera que es su gran logro?

Vivir de lo que amo. Pero cuidado, no porque tenga mucho sino porque necesito muy poco.

¿Cuál es su lema?

¿Sirve “La fama cuesta y aquí vais a empezar a pagar con sudor”?