El Festival de los Faroles en Taiwán
Por Mariano Velasco Escudero
Ciudades y pueblos de la isla asiática se llenan de luces y llamativas figuras la primera noche de luna llena del Año Nuevo Lunar
En Taiwán, como en gran parte de Asia, las celebraciones por la llegada del recién iniciado Año Nuevo Lunar tienen su punto final con el tradicional Festival de los Faroles. Se trata de una celebración muy popular que se celebra el 15º día del primer mes según el calendario lunar, es decir, la primera noche de luna llena (este año el 5 de marzo, aunque las actividades se prolongan durante más de una semana). Hablamos sin duda de un acontecimiento menos conocido fuera de Asia que la propia festividad de Año Nuevo, pero tan llamativo o más que aquella para la mirada de turistas y visitantes. A la luz de la luna, los taiwanesas escriben sus mejores deseos en farolillos que después dejan escapar hacia el firmamento, las familias se reúnen a comer yuan xiao, o bolitas de arroz glutinoso, y las calles se llena de luces de faroles y sonidos de petardos y cohetes.
En la plaza principal de las ciudades, se erige y decora con muchas luces un gigantesco farol con la forma de un animal: es el protagonista del zodiaco chino durante el nuevo año, y en esta ocasión se trata de la cabra. El ciclo de doce años del zodiaco chino está compuesto por los doce animales que, según cuenta una de las muchas leyendas sobre su origen, fueron los que se presentaron ante Buda en su lecho de muerte para escuchar el testimonio de su última voluntad.
Es costumbre que durante el Festival, la imagen del animal esté iluminada por potentes rayos láser, conformando así una lograda conjunción de tradición y nuevas tecnologías que atrae año tras año la atención de miles de espectadores.
Otra costumbre consiste en lanzar petardos frente a imágenes religiosas como la de Han Dan, uno de los dioses de la Riqueza, o ante la imagen del Dios de la Tierra. Los comerciantes en particular celebran esta costumbre frente a sus tiendas para atraer la buena suerte a sus negocios.
Se cuenta que la tradición de soltar faroles al cielo proviene de las tácticas militares utilizadas hace casi dos mil años para enviar información en clave durante las batallas, o para advertir de la llegada de bandidos. Ya posteriormente, y al comprobar que los farolillos eran capaces de ascender a más de tres mil metros, a la gente se le ocurrido la idea de escribir en ellos mensajes destinados a las deidades.
Incluso hubo un momento en que se hizo popular su uso entre los recién casados y parejas sin niños, porque “faroles celestiales” en dialecto taiwanés se pronuncia tiang-ding, que suena igual que “tener un bebé varón”, un deseo muy habitual en la sociedad antigua, cuando escaseaba la mano de obra y la riqueza y el estatus de una familia dependía en gran medida de que en ella hubiera varones.
El Festival de los Faroles se ha convertido hoy en una de las fiestas que más visitantes atrae a Taiwán y que más interés despierta en medios de comunicación de todo el mundo. Es una clara muestra de cómo la sociedad de la isla ha sabido mantener los tradiciones más antiguas y combinarlas con las manifestaciones artísticas más modernas. Una manera muy peculiar de dar fin a las celebraciones de Año Nuevo y anunciar al mismo tiempo la inminente llegada de la primavera.
Información para viajar a Taiwán: http://spanish.taiwan.net.tw/
Fotografías: Cortesía de la Oficina de Turismo de la República de China (Taiwán)