La magia de James Vincent McMorrow
Por: Marisa Nocea
Si algo ha dejado claro James Vincent McMorrow, es que para llenar un escenario sólo es necesaria una cosa: talento. El cantautor irlandés se plantó ante el público del Teatro Nuevo Apolo acompañado únicamente de sus instrumentos, y nada más hizo falta para crear la magia que vivimos la noches del martes.
La delicadeza del espectáculo no evitó el feedback entre el artista y el público, cuya comunicación recordaba más a una pequeña sala de conciertos que al escenario de un gran teatro madrileño. Algunos asistentes, tremendamente entregados, no dudaron en gritar “thank you!” o “yeah!” al término de alguna canción o incluso gritar algún tema que el irlandés había dejado fuera del set list y no querían marcharse sin escuchar.
James Vincent McMorrow intentó complacer a su público y lo hizo. Agradeció el poder estar en nuestro país y declaró querer volver pronto. Tocó tanto versiones, como temas propios de Early in the Morning y su último trabajo, Post Tropical.
No pudieron faltar temas como Cavalier, que dedicó a su novia; o tras sentarse al teclado, un tema que le ha dado bastante popularidad por ser el elegido para el anuncio de la Lotería de Naviad: Glacier. No quiso pasar la oportunidad de hablar sobre esto, y contó que un periodista le había preguntado acerca de este tema, y cómo él respondió que es algo que le ha parecido bien ya que le ha proporcionado recursos económicos suficientes para seguir con su trabajo.
Anunció el final, y del patio de butacas comenzaron a llegar sugerencias espontáneas de las últimas canciones a tocar. Comenzó a sonar “If I had a boat”, que se saboreó como si fuera la última de la noche. Pero el plato fuerte estaba por llegar, ya que tocaría un tema más: “And If my heart should somehow stop” de su anterior trabajo, y salió de entre las guitarras y el teclado para cantarla sin microfóno.
Una noche mágica en el Teatro Apolo que los asistentes difícilmente