Entrevista a Virginia Gasull por “In vino veritas”, su debut narrativo

«El terroir es el diálogo de la vid, la tierra y la naturaleza con el hombre. Es el que genera la diversidad de los vinos y les da su razón de ser. Es el diálogo del viticultor con el medio natural que le rodea».

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In vino veritas, de Virginia Gasull.

A Virginia Gasull su afición por la cultura del vino le lleva a realizar diferentes cursos de enología y cata, así como visitas a bodegas en las principales zonas vinícolas de Europa. En uno de esos recorridos, concretamente por la región de Burdeos, entra en contacto con una historia impactante, la de los viticultores franceses durante la ocupación nazi. Tras años de escribir relatos cortos, en 2013 se sumerge de lleno en la investigación y elaboración de In vino veritas, una novela en la que aúna el mundo del vino, el periodo histórico de la Segunda Guerra Mundial y los misterios en la historia del arte. Tras ser autopublicada en Amazon por su autora, la novela obtuvo un gran éxito tanto en número de descargas como en críticas.

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In vino veritas. Virginia Gasull. Editorial Suma de Letras, 2015. 424 páginas. 18,00 €

En el vino no solo está la verdad, sino la solución a un misterio que durante años se ha mantenido silenciado. Todo comienza cuando la inspectora Anne Oteiza, de la Brigada de Patrimonio Artístico, se le marca como asunto prioritario el robo de unas valiosas botellas de vino, de determinadas añadas anteriores a la Segunda Guerra Mundial, que iban a ser expuestas. Dicho suceso parece formar parte de una cadena de hurtos que se están realizando entre diferentes bodegas y museos franceses. El curso de las pesquisas llevará a Oteiza hasta un experto enólogo, Édouard DeauVille, viticultor en la campiña francesa. Será allí, y en coordinación con la policía francesa, donde la agente inicie una ronda de inspecciones e interrogatorios por las bodegas y los diferentes châteaux que han sido asaltados. Durante ese proceso descubrirá el pasado histórico de los viticultores franceses, su épica lucha por defenderse del expolio nazi y su aún más tenaz resistencia a la ocupación. Al mismo tiempo despertará su pasión por el vino, la extraña química que le une a DeauVille y pondrá en evidencia la existencia de importantes obras de arte ocultas durante años.

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P.- ¿Cómo se siente una autora al pasar de Amazon a una consolidada editorial como es Suma de Letras?

Las primeras palabras que vienen a mi mente son “vértigo excitante”. Publicar en Amazon fue una experiencia fantástica; pude dar a conocer mi novela y obtener una muy buena respuesta de los lectores, pero publicar en el sector editorial “tradicional” con Suma de Letras está siendo también una experiencia muy gratificante. Ver la novela en todas las librerías, llegar a nuevos lectores… Y trabajar con el excepcional equipo de Suma de Letras, que han apostado por el libro, lo han mimado, y están apoyando mucho su promoción… está haciendo que “el salto” se haya convertido en una nueva aventura excitante.

P.- ¿Cómo llega Virginia Gasull a la literatura tras haber pasado por la arquitectura, Internet y las charlas sobre sexualidad?

Mi inquietud por aprender cosas nuevas me ha llevado al estudio de muchas materias, y mi perfeccionismo a la profesionalización en alguna de ellas, y mientras, siempre ha estado presente la necesidad de escribir. Pero durante años he satisfecho esa necesidad con pequeños relatos, pequeños momentos inspirados por la vida diaria, por lo que ves a tu alrededor; una chica que mira triste por la ventana del tren camino al trabajo, una conversación que escuchas… Creo que los escritores somos muy voyeurs. Vemos más allá, imaginamos, queremos explorar ese universo inventado y luego queremos contarlo. Y cuando pasan los años, y vas cargando la mochila con tu propia experiencia vital, llega un momento en que te dices, voy a escribir algo más, estoy preparada para iniciar la locura que es escribir una novela.

P.- El amor por el vino como eje central de un thriller que entretiene y atrapa al lector hasta la última página. Enhorabuena. ¿Qué fue primero la historia real de los viticultores franceses o sus ansias por escribir?

Gracias. Es muy gratificante saber que la trama ha conseguido tener ese “ritmo” que atrape al lector.

Las ansias de escribir siempre han estado ahí, latentes, expectantes. Igual que mi afición por el mundo del vino, por el arte, por la novela negra y policiaca. Sólo faltaba encontrar la historia adecuada, y cuando empecé a conocer las historias de los viticultores franceses durante la ocupación alemana en la Segunda Guerra Mundial, vi que era la oportunidad de poder fusionar todo en un mismo proyecto, y que podía quedar algo interesante.

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Virginia Gasull. Foto © Mitxelena.

P.- Anne Oteiza, inspectora en la Brigada de Patrimonio Artístico, es todo un descubrimiento. ¿Se inspiró para dibujarla en algún personaje real o ficticio? ¿Cuánto tiene de V. Gasull?

Oteiza y yo somos muy diferentes. Pero sí que tiene ciertas cosas de mí, al igual que de muchas mujeres que conozco. En lo bueno y en lo malo. He intentado hacer un trabajo muy introspectivo en el personaje de Anne. Quería que el lector empatizase con ella, llegase a conocerla, pudiese ver a través de las ranuras de ese muro que ha construido alrededor suyo. Y eso lo he trabajado intentando, primero, meterme a tope dentro del personaje, haciendo un poco como en el método Stanislavsky del teatro (replicando en mi vida actividades que ella hace: saliendo a correr por los escenarios que ella corre, haciendo en moto los recorridos que ella hace camino al trabajo, pasando horas en su barrio madrileño, visitando todos los lugares donde se desarrolla la trama…) y después, utilizando la voz de la segunda persona en diversos capítulos de la narración. No es fácil escribir en esta segunda persona, pero es una herramienta excelente para convertir al lector en el protagonista, y que comprenda la carga psicológica y emocional de dicho protagonista.

P.- Siguiendo con Anne, ¿ha llegado para quedarse? ¿Tendremos más noticias de ellas, quizás nuevos casos?

Aún nos queda mucho por saber de Oteiza. En esta novela derriba parte de su muro, pero aún tiene camino por recorrer en su lucha interna. Queda mucho por saber de su pasado, y por ver cómo afronta el nuevo futuro que se le presenta.

P.- El expolio nazi y una importante obra de arte en paradero desconocido… Imagino una importante labor de documentación.

Mucho. Ha sido más tiempo de documentación que de escritura. Soy muy minuciosa en el trabajo de investigación. Si habéis entrado en blog que escribí mientras investigaba para In Vino Veritas (si no lo habéis hecho os invito a hacerlo, http://www.virginiagasull.com/blog) he realizado un largo camino. Muchas horas de bibliotecas, viajes a los Chateaux de Burdeos, entrevistas con los responsables del Chateau en el que está basado Chateau DeauVille, horas recorriendo e investigando la base de Submarinos de Burdeos, las calles del propio Burdeos… incluso he ido a Gante a ver el Retablo de la Adoración del Cordero Místico y sus trabajos de restauración. Y claro, mientras, viviendo en un estado de enajenación mental transitoria, que sólo entienden personas muy cercanas a mí y que me conocen bien. Mi pareja, amigos íntimos… Solo ellos son capaces de perdonar la obsesión en que se convirtió esta novela, y compartirla conmigo. Pero, como una vez dijo John Waters… “La vida no vale nada si no tienes una obsesión”.

P.- DeauVille es el contrapunto perfecto a Anne, pero también podría serlo el inspector Bertrand. ¿El amor mueve quizás más castillos que montañas (de papeleo)?

El amor aparece cuando menos te lo esperas y de la manera mas inesperada, y da igual que tenga un castillo o un pequeño apartamento en los suburbios. A veces lo encontramos en un ambiente que tiene que ver con nuestra vida diaria (como en el trabajo), pero a veces aparece sin previo aviso, donde menos te lo esperabas, y entonces te sacude y lo remueve todo de una manera brutal. Lo hace con el muro de Anne: ese muro con el que no deja que nadie se le acerque realmente. Y si alguien lo consigue, inicia el camino de huída. Bertrand no había conseguido (o no había tenido la oportunidad adecuada) para hacerlo, y DeauVille aparece en el momento justo para trastocar todas las defensas de Anne. Y le ayuda a progresar.

P.- El libro va aportando también magistrales clases sobre la cultura del vino y su historia. ¿De Burdeos a La Rioja, por ejemplo? ¿Se lo ha planteado para otra posible novela?

Por supuesto, ya he estado visitando varias bodegas de La Rioja, de otros lugares de España y de Europa. Y hay muchas grandes pequeñas historias que merecen ser contadas.

P.- Intriga, historia, arte, vino, amor, pasión y un pasado que pesa demasiado… Ingredientes que bien combinados conducen al best-seller. ¿Esperaba el éxito de su novela?

Bueno, aún es un poco pronto para hablar de “éxito”. Pero si estoy contenta con lo que poco a poco se ha ido consiguiendo: la buena aceptación en Amazon, el paso a Suma de Letras, las buenas críticas que está obteniendo… Sí que he intentado, desde un inicio, mezclar ingredientes que llegasen a un amplio público lector. Que fuesen además temas poco fusionados con anterioridad y que dicha fusión fuese atractiva, con una trama con ritmo, que emocione al lector, le haga olvidar sus problemas, le atrape, le agarre de la mano y le lleve por un viaje muy entretenido, pero, a la vez, didáctico.

P.- Latour, Pommery, Petrus… Buenos vinos y jugosa novela. En un momento de crisis como el que vivimos podría ser una buena forma de incitar a la lectura: unir paladar e imaginación.

Siempre es un buen momento para abrir una buena botella de vino, ya sea como complemento para una lectura apasionante o para disfrutarlo en buena compañía. Pero si es cierto que estamos en una situación en la que tenemos que encontrar formas diferentes de disfrutar, crear momentos, y vivirlos al máximo. En España tenemos muy buenos vinos y la cosecha de escritores noveles tampoco está nada mal. ¿Qué mejor que unir una gran historia y una buena botella de vino para viajar sin salir de casa y sentir todos lo que el escritor nos quiere transmitir a través de sus letras?

11.- Como buena sommelier y escritora que es, dígame qué vino combinaría con su lectura preferida. ¿Y qué otros libros o autores han influido en su escritura?

En el caso de In Vino Veritas, recomendaría acompañar su lectura con vinos basados en las variedades cultivadas en Burdeos: Cabernet Sauvignon, Merlot… Por trasladar a nuestro paladar las mismas experiencias sensoriales que viven los protagonistas. Pero no hace falta invertir en grandes vinos de Burdeos; hay vinos más económicos y nacionales que también pueden ser excelentes para acompañar la lectura.

En cuanto a otros libros o autores que hayan influido en mi escritura… Ojalá hayan influido en algo. La lectura siempre ha estado presente en mi vida. He leído todo lo que caía en mis manos. Desde clásicos franceses como Baudelaire, Dumas o Flaubert (el hecho de nacer cerca de la frontera y haber vivido en Francia varios años… ha influido sin duda), pasando por Bukowski y John Fante que marcaron mi adolescencia, por Paul Auster, Murakami, y la poesía de Wisława Szymborska. También he sido muy lectora de Matilde Asensi y Perez Reverte.

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Por Benito Garrido (@benitogarridog).

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