“Un buen día”: modélica función con falso culpable de abuso sexual a su hija
Por Horacio Otheguy Riveira
Un nombre para retener: Bruno Ciordia, un actor con buenos trabajos que ahora se arriesga en una producción para una sola voz, pero no un monólogo al uso. Algo superior.
Soy un espectador bastante fatigado de los monólogos; comprendo que hay tantos porque es un gran recurso ante la crisis económica, pero la verdad es que procuro evitar a la mayoría… harto ya de ver a un solo intérprete lidiando con textos destartalados o presuntamente divertidos, rara vez resultado de una sólida estructura teatral, es decir, de una obra de teatro efectiva, en la que las cosas que suceden y se dicen irrumpen en una serie de situaciones interesantes que avanzan hacia alguna parte, y cuando llegan a buen puerto, el público ha hecho un viaje gratificante. Y en ningún momento uno echa de menos a más actores…
Por eso es una gratísima sorpresa que un actor muy dúctil con brillantes intervenciones en el teatro clásico (Fuenteovejuna, Enrique VIII, El castigo sin venganza…) y recientemente en el fabuloso Montenegro que montó Ernesto Caballero sobre las comedias bárbaras de Valle Inclán, como Bruno Ciordia se comprometa con el director Mariano de Paco Serrano (Hombres de 40, El caballero de Olmedo, Carlota…) en esta aventura en cuatro cuadros estupendamente desarrollados como una obra teatral con varios personajes, aunque sólo esté en escena el padre de familia.
Y lo que trasunta, a través de la brillante ingeniería teatral del autor, el profesor británico, Dennis Lumborg, es el drama mechado de humor y/o la comedia mechada de drama, de padres que quieren desligarse de la pésima educación sexual que recibieron demostrando a sus hijos lo mejor posible que el amor desnudo de papi-mami es algo alegre y muy satisfactorio, sin culpa alguna, y por lo tanto algo maravilloso que ya desarrollarán ellos cuando crezcan.
El abuso sexual a los niños en múltiples hogares e instituciones de diferentes culturas y ambientes está llegando a implacables juicios de valores públicos e imprescindibles represiones. La cuestión que aquí plantea este autor —que es un docente alarmado por la inclemente obsesión sobre este tema en los colegios británicos— es poner adecuados límites para que la vida familiar pueda circular con la mayor libertad posible.
La trama es sencilla, y se desarrolla con un lenguaje teatral de rica precisión, en la que nada falta, todo resulta ágil, divertido e inquietante por su buena dosis de intriga policiaca, y emociones muy bien reguladas:
Eddie es un trabajador metalúrgico que vive alegremente en una urbanización a las afueras de Liverpool con su esposa Jennie y sus pequeños hijos Katie y Billy. Su filosofía es la honestidad y la franqueza y siempre ha creído, junto con su esposa, que deberían ser abiertos y sinceros sobre el sexo con sus hijos, para evitar la falta absoluta de educación sexual que su generación recibió, aquí bien representada por el recuerdo del “horror” a las cuestiones sexuales por parte de la madre de Eddie.
Un día, la niña entra en el dormitorio mientras Eddie hace el amor con su esposa. El episodio no genera conflicto alguno en la pequeña hasta que días después lo cuenta a sus compañeros con lujo de detalles y es escuchada por los profesores. Entre malos entendidos y decisiones precipitadas, Eddie será investigado con dureza por los servicios sociales.
El resultado escénico resulta óptimo, ya que el terrible drama del falso culpable acorralado por una sociedad que lo da por condenado, en cuanto resulta sospechoso, se plantea con tan buena dinámica que se sigue con plena identificación la peripecia del protagonista.
El joven e ilusionado padre goza de su condición con una inocencia característica de quienes aman a sus hijos y se contagian de su divertida e ingeniosa mirada de cada día, y sufre lo suyo en el doloroso proceso, hasta que llega a consolidar un renovado Buen día final con un epílogo muy gratificante, una vez superadas aquellas terribles jornadas en que
Lo peor no es que llegues a ir a prisión y te humillen y te separen de tus hijos. Lo peor es que nadie te crea…
Un buen día
Autor: Dennis Lumborg
Director: Mariano de Paco Serrano
Intérprete: Bruno Ciordia
Escenografía: Almudena López Villalba
Vestuario: Gema Rabasco
Iluminación: José Manuel Guerra
Producción: Javier Ortiz Arráiza
Lugar: Teatro El Sol de York
Fechas: Del 27 de marzo al 13 de abril