Hoy recordamos: La vida de Brian (1979) de los Monty Python
Por Miguel Ángel Martín Maestro.
“Yo digo que eres el Mesías y de eso entiendo porque he seguido a varios”.
Hay formas de celebrar la navidad y otras de olvidarla, la segunda se hace más llevadera con películas como ésta, y no con tanto cine de santos y huidas a Egipto que es lo que se suele llevar en las televisiones generalistas, el día que alguien proyecte esto en una televisión el día de nochebuena puede que nos hayamos convertido en un país serio y moderno.
Estamos ante una obra colectiva, una de esas películas que o es de todos ellos o no es de nadie, da lo mismo que aparezca dirigida por Terry Jones porque es tanto o más de John Cleese, de Eric Idle, de Terry William, de Michael Tallin o de Graham Chapman, sin la unión de todos ellos es casi seguro que no hubiéramos podido reírnos como este grupo de cómicos británicos lo ha conseguido durante muchos años, y aunque han rodado bastantes más películas, ninguna me fascina y me entretiene tanto como ésta del “romani ite domum”.
La película existe por una de esas casualidades de la vida, inicialmente los derechos estaban comprados por una de las grandes productoras, la EMI se había hecho cargo de la financiación del proyecto confiada en el tirón mediático en la BBC de este grupo de iconoclastas humoristas, irreverentes y sarcásticos. Fiados en ese olfato comercial que tan desarrollado tienen las grandes financieras para solo oler dinero y no buscar problemas, apalabraron el proyecto, pero unos días antes de comenzar el rodaje, los directivos leyeron el guión, y como esa escena del principio de la película en que un rabino es lapidado por nombrar a Jehová en público, retiraron la financiación por el carácter blasfemo de la película. “No permitiré que nadie diga que me burlé del jodido Cristo” atribuyen al directivo que retiró la financiación
En ese momento George Harrison, en plena efervescencia creativa, había decidido diversificar su negocio, e interesado en el mundo del cine y convencido por los entonces sus amigos Michael Tallin y John Cleese, decidió abordar el proyecto del que la EMI se había retirado por falta de sentido del humor, hipotecó su mansión y entregó a los Monty Python el dinero necesario para el rodaje, dinero que se recuperó con creces. Pese a ello, y aun apareciendo como una persona de corte liberal y tolerante en lo religioso, se cuenta que cuando los Monty proyectaron la película al productor Harrison su gesto y sus comentarios fueron de desagrado al desacralizar y ridiculizar el sentimiento religioso.
Pero ¿qué esperaban de los Monty Python? ¿qué esperaban del grupo que se había reido de la inquisición, de la monarquía británica, del ejército, de la banca, de la iglesia anglicana, del fútbol? ¿pensaban que al utilizar los decorados que había usado Franco Zeffirelli para una recreación de la vida de Jesús se iba a dejar embaucar por el espíritu beato y oficial del director italiano? Habría que estar más loco que los cómicos para pensar que su película sería algo serio y no una sucesión de episodios apócrifos de la vida de un judio contemporáneo de Jesús al que podemos confundir continuamente con la figura religiosa.
Los propios Monty Python se autocensuraron al eliminar a Jesús de la historia de la película, según sus palabras sería poco divertido ver a Jesús buscando un restaurante para reservar la última cena, y por ello se crearon un alter ego, Brian, que pudo ser el 13º apóstol que no comparece a la última cena por quedarse en casa discutiendo con su mujer, o no está presente en la detención de Jesús en el huerto de Getsemaní porque confunde el huerto con un club nocturno del mismo nombre, pero al final termina siendo un ciudadano de Jerusalén, dominado por una madre de pelo en pecho, ansioso de emanciparse y, de paso, luchar por la independencia del país expulsando a los romanos.
La película mezcla así la lucha política con el componente religioso y la casual creación de una secta religiosa nacida de la nada, de una zapatilla y una calabaza junto con una frase dicha a medias. “Yo había leido dos veces la Biblia antes del rodaje, dijo Terry Gilliam, después preferí la educación a la religión”, y en su primer año, los 4 millones de dólares de financiación, sólo en el Reino Unido, se transformaron en 20 millones de recaudación, fue prohibida en Irlanda y en Noruega, en Suecia se publicitaba con el slogan de “Es tan divertida que la han prohibido en Noruega”.
La repercusión de la película perdura, nadie que la disfrute puede pensar en que alguien se tome en serio los episodios paródicos que contiene, o si, quien sabe, resulta difícil pensar que un católico se sienta ofendido por comprobar la idea de otras personas a la hora de explicar el origen de una religión que surge de la nada, los italianos no se ofendieron porque los jefes romanos fueran imbéciles, desde el centurión que obliga a copiar en el palacio del gobernador la frase bien escrita en latín a un Brian que cree que va a ser ajusticiado allí mismo, hasta la cohorte que registra la sede del Frente Popular de Judea, no confundir con el Frente Judaico Popular (disidente) o las escenas con Poncio Pilatos, Picus Magnificus e Incontinencia Summa.
Es risible, pero no absurdo, que quien estaba en las últimas filas del sermón de la montaña no oyera a Jesús, que un ermitaño rompa su voto de silencio si alguien le pisa, que unos fanáticos consideren milagroso que un arbusto de bayas cuando es la época y terminen ajusticiando al ermitaño por blasfemo.
“Una limosnita para un ex-leprosoooo- -¿Has dicho EX-leproso? -Sí, vino Jesús y me curó, así, sin pedir permiso; y ¿ahora como me gano la vida?, antes tenía un trabajo fijo”
Brian podría haberse aprovechado de esa confusión colectiva y ese espíritu de simbiosis colectiva que lleva a un pueblo a perseguir a una persona por considerarla el mesías, en tiempos de crudeza es fácil caer en las redes del populismo, la superchería, las banderas y los mensajes llenos de consignas sin contenido, pero como él es el primero que no entiende nada de lo que pasa, sus andanzas en ese Jerusalén rodado en Túnez, se llenan de parodias, de irreverencias y de humor inteligente, aporrea a la izquierda incapaz de unirse ante un enemigo común, aporrea a las clases dirigentes ineptas, aporrea a la ciudadanía, dispuesta a creer a pies juntillas a cualquier líder integrista, aporrea a las religiones, que ofrecen soluciones basadas en dogmas incuestionables so riesgo de perder la vida terrena si es que existe otra después (uy, qué blasfemia).
Usar el humor parar reírse de uno mismo es tan buena solución contra los excluyentes que, si estos no tienen sentido del humor, puedes terminar en la lapidación o en la crucifixión, pero al menos te habrás pasado un buen rato con una película entrañablemente navideña, ya sabemos que los Reyes Magos se equivocaron de portal el 24 de diciembre y llevaban regalos útiles e inútiles, cada vez que uno oye la palabra mirra resulta imposible no reírse recordando la escena ¿para qué sirve la mirra?, llévate la mirra y déjame el oro.
Si nuestra miopía es total hasta puedes ofenderte si tienes un alto sentido nacionalista pensando que como lo tuyo no hay nada más ni mejor, cayendo en el más espantoso de los ridículos propios y ajenos,
“Reg: Bueno, pero aparte del alcantarillado, la sanidad, la enseñanza, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras y los baños públicos, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?
Militante del Frente Popular de Judea: Nos han dado la paz.
Reg: ¿La paz? ¡Que te folle un pez! “
Y en el fondo, no te preocupes, ya sabes que bienaventurados los gansos y los queseros porque ellos heredarán el reino de los cielos, y si el comentario te ha parecido irreverente puedes ir a la tienda de la esquina y comprar una piedra con filo, dos con punta y un saco de gravilla para la próxima lapidación, a mi me pillareis silbando y tarareando
Always look on the bright side of life…
If life seems jolly rotten,
There’s something you’ve forgotten!
And that’s to laugh and smile and dance and sing,
When you’re feeling in the dumps,
Don’t be silly chumps,
Just purse your lips and whistle — that’s the thing!
And… always look on the bright side of life…
For life is quite absurd,
And death’s the final word.
You must always face the curtain with a bow!
Forget about your sin — give the audience a grin,
Enjoy it — it’s the last chance anyhow!
So always look on the bright side of death!
Just before you draw your terminal breath.
Life’s a piece of shit,
When you look at it.
Life’s a laugh and death’s a joke, it’s true,
You’ll see it’s all a show,
Keep ‘em laughing as you go.
Just remember that the last laugh is on you!
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¡Mira siempre el lado bueno de la vida!
si la vida parece de verdad podrida
hay algo que has olvidado
y es la risa, sonreír, bailar, cantar…
Cuando te sientas hundido,
no seas idiota,
¡frunce los labios y silba, eso es todo!
y mira siempre el lado bueno de la vida…
Porque la vida es bastante absurda
y la muerte la última palabra.
Siempre debes mirar el telón con una reverencia
Olvida tu pecado y ofrece una sonrisa al público
¡Disfruta! ¡De todas formas es la última oportunidad!
Así que mira siempre el lado bueno de la muerte.
Justo antes de exhalar tu último aliento.
La vida es una mierda
cuando la miras bien.
La vida es una coña y la muerte es un chiste, es cierto
Verás que es todo un show,
mantenlos riendo cuando te vayas…
¡Recuerda que la última risa es tuya!