Michael Peinkofer y "El reino perdido" del legendario Preste Juan
«En cierta llanura, entre el mar de arena y las montañas, se encuentra una fuente de extraño poder curativo; a los cristianos y a aquellos que quieren convertirse en cristianos los libera de todas las dolorosas enfermedades.
Carta del Preste Juan, 142-145.»
Actualidad editorial:
Tras grandes éxitos como Trece runas, La maldición de Thot o La luz de Shambala, el escritor alemán Michael Peinkofer regresa a la novela histórica con El reino perdido (Ediciones B, 2013), una aventura en la que aborda uno de los misterios sin resolver más complejos de la Edad Media: el reino del Preste Juan (legendario sacerdote y rey), que se creía repleto de riqueza y magia; son muchos los mapas que de la Edad Media se conservan, y, sin embargo, parece que nunca existió. Traducido a varios idiomas, Peinkofer es capaz de aunar con tino historia e intriga, consolidándose como uno de los referentes actuales entre los jóvenes autores europeos de novela histórica. “Desde el mismo momento en que conocí la historia del Preste Juan y su legendario reino, supe que algún día escribiría una novela sobre el mismo. Aquella atracción se convirtió en una inquietante aventura, que enmarcada en antecedentes históricos reales, lleva al joven monje Rowan y a su maestro Cuthbert a la búsqueda de ese desconocido lugar”, comenta el autor en su blog.
Más allá de Oriente existe una tierra grande y poderosa: el reino del presbítero Juan, rey de los sacerdotes, que corresponde a la cultura popular medieval y aparece en numerosos textos y canciones de ese período. Se decía que todo aquel que iba en busca de este reino cristiano no regresaba. Cuando los cruzados temen que Jerusalén caiga en manos de las tropas de Saladino, envían a un monje y su aprendiz con la misión de hallar ese lugar legendario. Casandra, una joven que tiene visiones, es la única que puede indicarles el camino. Ni el aprendiz Rowan ni el maestro Cuthbert sospechan que no sólo se están acercando a los límites del mundo conocido, sino también a los de su propia fe.
Con una trama minuciosa, rigurosamente documentada, y que se estructura en capítulos breves, el autor presenta una historia cuya acción se desarrolla a un ritmo realmente trepidante. A través de una gran variedad de personajes, recrea una de las leyenda más enigmáticas que se conocen, la de un reino mítico cristiano que aparece en escritos del siglo XII, un paraíso perdido regido por uno de los descendientes de los Reyes Magos.
«Ella corría cuanto podía. No notaba el frío ni la nieve bajo sus pies desnudos, lo único que sentía era terror. Un terror de muerte. El corazón le latía apresuradamente al tiempo que seguía corriendo cuesta arriba entre los árboles desnudos, sin prestar atención a las ramas que le azotaban el rostro y dejaban verdugones ensangrentados ni al viento gélido que soplaba desde el valle. Sólo quería avanzar y regresar a casa. Se volvió sin dejar de correr: el lobo estaba aún más próximo. Ella vio sus ojos azules fríos como el hielo, los dientes y el morro del que surgía el vapor del aliento de la bestia y su terror se convirtió en pánico. La niña soltó un grito y echó a correr más rápido, con el lobo pisándole los talones. Como si el tiempo se hubiera detenido, pudo ver cada uno de los músculos bajo la piel grisácea del monstruo y creyó percibir su aliento en la nuca. Corriendo para salvar la vida, la niña esforzó su frágil cuerpo al máximo… y de pronto alcanzó el camino hondo que conducía a la aldea. Quizá, con un poco de suerte… La niña cerró los ojos y siguió corriendo a toda prisa a través de la nieve helada, sin prestar atención a las huellas ensangrentadas dejadas por sus pies lastimados. La bestia aún debía de estar persiguiéndola… pero ¿por qué ya no la oía? Echó un rápido vistazo por encima del hombro… ¡el lobo había desaparecido! Incapaz de sentir alivio o de sorprenderse, la niña recorrió el camino hasta el final, desde donde ya se divisaban las casas de la aldea… pero la imagen que apareció ante ella era tan inesperada y aterradora que quedó paralizada.»
Michael Peinkofer nació en 1969, cursó estudios de literatura alemana, historia y ciencias de la comunicación en Múnich. Desde 1995 se dedica a la escritura, el periodismo cinematográfico y la traducción. Con diversos seudónimos ha escrito numerosas novelas de varios géneros. Se dio a conocer con Trece runas, un best seller traducido a siete idiomas. Actualmente vive y trabaja en Algovia, en el sur de Alemania, y es considerado uno de los referentes más sólidos entre los jóvenes autores europeos de novela histórica.
El reino perdido. Michael Peinkofer. Traducción de Irene Saslavsky. Ediciones B, 2013. 552 páginas. 21,00 €
Debido a mi gusto, me decanto siempre por novela histórica, aunque por el ritmo de vida que llevamos, soy la típica persona que dejo la lectura por temporadas y la retomo cuando tengo un poco más de tiempo libre. Con “El Reino Perdido” me ha pasado lo que nunca, no puedo tener un minuto para mí, sin ponerme a leer.
No sé si es la mezcla de historia, misterio e intrigas magistralmente enlazadas, que me tiene enganchada desde el primer día. Además, los capítulos cortos, hacen la lectura mucho más amena y seductora.
En resumen, me está encantando.