Un cerdo en Gaza (2011), de Sylvain Estibal

 

Por Javier Elba

 

Un musulmán y un cerdo conviviendo en la franja de Gaza. Dicho así, bien podría tratarse de una broma de mal gusto o del colmo de los colmos, pero en “Le cochon de Gaza” el pescador Jafaar es el desafortunado mahometano que un día, sin comerlo ni beberlo, captura en su gran red  un gorrino vietnamita.

La situación en su casa tampoco es agradable: dos soldados israelíes controlan desde su azotea todo lo que acontece en los alrededores. Además, su mujer Fátima le comunica a diario que su casero pregunta insistentemente por el dinero que le deben y que, de no dárselo lo antes posible, se verá obligado a echarlos de su morada. Tal y como se presenta la situación, Jafaar se encuentra entre la espada y la pared.

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Un cerdo en Gaza (2011), de Sylvain Estibal

Ante la incapacidad de éste por deshacerse del animalito – aunque, los más observadores, se percatarán de que se trata de una hembra -, el protagonista tomará la decisión de hacer negocio con él. No obstante, no todo es tan fácil como aparenta. Al ser un animal impuro, no puede pisar suelo islámico y tampoco ha de ser visto por los demás. ¿Conseguirá Jafaar desprenderse del omnívoro?

La primera película del director franco-uruguayo Sylvain Estibal llega a nuestras pantallas dos años después del término de su rodaje, igual que otras cintas como “Diablo” y “The Cabin in the Woods”. Esta ganadora del Premio César a la mejor ópera prima consiste en una sátira en forma de denuncia social del conflicto árabe-israelí.

Sasson Gabai (Rambo III, Bikur Ha-Tizmoret) ofrece una interpretación bastante creíble y, por momentos, graciosa y amena. Muchos de los tópicos que se muestran están caricaturizados en exceso, lo que ha podido dar lugar a que las críticas de este film sean dispares.

A grandes rasgos, y como venimos diciendo, es un material que pretende entretener pero que también deja alguna señal de protesta. Y es, precisamente, por querer combinar ambos elementos por lo que el sarcasmo pasa la línea de lo cómico y se adentra en el ámbito moral. Pero, bromas y sentimentalismos aparte, el largometraje consigue arrancar más de una sonrisa en los espectadores.

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Un cerdo en Gaza (2011), de Sylvain Estibal

Estibal ha optado por un tema delicado, aunque tampoco ha querido profundizar demasiado para no decantarse por un lado u otro. Es más, por lo que deja ver su idea es tratar de permanecer neutral a ambos bandos. Según una entrevista realizada por Begoña Piña para el diario Público, el director argumenta:

“Quería hacer algo que pudiera ser aceptado por los dos lados (Israel y Palestina)” […] “Yo sé que la película no va a cambiar la situación, pero creo que es muy importante abrir ventanas”. […] “Descubrieron que sus vidas eran parecidas y creo que eso cambió algo sobre la percepción de su enemigo”. […] “La comedia, el humor, es una buena manera de dar un mensaje. Quería hacer algo que pudiera ser aceptado por los dos lados. La película no es ni pro Palestina ni pro Israel”.

Considero una apuesta bastante valiente la que este director ha realizado al llevar la comedia a un territorio en el que el drama está muy presente, pero sin entrar en la burla o el chiste fácil. 

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