En el bosque, bajo los cerezos en flor de Ango Sakaguchi
Ango Sakaguchi fue uno de los autores más destacados de la posguerra nipona debido en parte a sus contestatarios escritos criticando el nacionalismo y reflexionando sobre la decadencia japonesa. Su actitud rebelde y de abierta crítica atrajo la atención sobre su producción literaria, en la que llevaba trabajando desde los primeros años 20, convirtiéndole así en un autor señalado dentro del género fantástico.
Y en dicho género se engloban los tres relatos que se recogen en En el bosque, bajo los cerezos en flor, en los que Ango demuestra su talento para convertir lo cotidiano —incluso lo hermoso, como un bosque de cerezos florecidos o una bella joven— en una realidad deformada que alberga la pesadilla. En estos cuentos aparecen diablos, espíritus, bandidos y juegos macabros y, aunque pueden relacionarse con la tradición de la literatura fantástica, beben indiscutiblemente del riquísimo folclore japonés.
En “En el bosque, bajo los cerezos en flor”, el relato que da nombre al volumen, un terrible bandido siente un miedo cerval a atravesar un bosque de cerezos floridos; el tiempo le acabará demostrando que en las cosas bellas muchas veces se esconde el horror. Algo parecido sucede en “La princesa Yonaga y Mimio”, relato que puede entenderse como una fábula sobre las exigencias inhumanas que la creación impone al artista. Por último, en “El Gran Consejero Murasaki”, un hombre libidinoso encuentra un objeto mágico del que espera horas de felicidad, pero que solo le traerá sinsabores.
Las tres historias de Ango Sakaguchi son un excelente ejemplo de esa literatura donde, sin querer, los protagonistas cruzan un umbral por el que se adentran en un mundo donde lo real deja paso a lo fantasmagórico. Evidentemente, esa experiencia debe pagarse, y se paga siempre con la razón o con la vida. Sin embargo, pese a pagar ese peaje de rigor, el final es sin duda el punto débil de los relatos recogidos en En el bosque, bajo los cerezos en flor. La historia se desvanece como un sueño, lo que sin duda contribuye a reforzar su aire onírico, pero no concluye taxativamente, dejando algo perplejo al lector.
Pero la prosa de Ango Sakaguchi viene a compensar el demérito (si puede ternerse por tal) de los finales evanescentes. Límpida, descriptiva, con la fuerza de las narraciones orales, encandila por su sencillez. Ango se aleja de toda afectación pero, precisamente así, logra atraer sobre la voz de sus narradores toda la atención.
Todo lo que el mundo mágico de la tradición japonesa puede dar de sí respira en los tres relatos reunidos en En el bosque, bajo los cerezos en flor, que gustarán igualmente a los amantes de lo nipón como a los amantes de lo fantástico.
EN EL BOSQUE BAJO LOS CEREZOS EN FLOR
SAKAGUCHI,ANGO
Editorial SATORI
Coleccion: SATORI FICCION