Por César Bakken Tristán

 

 

Hable con ella ( Pedro Almodóvar. 2002) narra la historia de dos hombres (Javier Cámara y Darío Grandinetti) unidos afectivamente a dos mujeres (Leonor Watling y Rosarito) que se encuentran en coma e ingresadas en el mismo hospital. Surgirá una amistad entre los dos hombres que se verá truncada por el fallecimiento del personaje de Rosarito, que era la novia de Darío. Posteriormente retomarán la amistad cuando Benigno (Cámara) es ingresado en prisión por violar a Watling cuando estaba en coma, pues logra salir de él y aunque él estaba enamorado de ella y quería que se casaran, ella ni lo sabía.

El género de Hable con ella  es indefinible. Algunos la catalogan de melodrama y otros de drama. Yo prefiero decir que es un “comedrama grosero”, algo así como una tragicomedia pero sin tragedia ni comedia. Aborda un tema muy serio y lo trata como comedia (aunque el director pretende hacerlo como drama), pero sin los requisitos de la comedia, que son situaciones cómicas y personajes cómicos. Estos personajes suelen ser planos en la comedia, pues ahí reside parte de la gracia, en comportamientos fuera de lugar en situaciones a cada cual más diferente. Pero en Hable con ella las situaciones son dramáticas y ahí los personajes no pueden ser planos. Por ejemplo, Cámara  actúa igual en el hospital, robando en casa del padre de la del coma, en la cárcel… y el resto de personajes ídem.

hable con ella

Hable con ella

Almodóvar es el director que mejor ejemplifica la frase “Hacer lo que me sale de los huevos”, pero en su caso hace lo que le sale del esfínter cercano a los mismos.  El mejor ejemplo de esto que hay en la peli (de los muchísimos que hay) es la secretaria del psiquiatra (patética actriz, por cierto) diciendo sin venir a cuento: “Acabo de echar una mierda como un celemín, chica”.

Ahí queda eso.

Por mí que cada uno, con su dinero, haga las imbecilidades que quiera… pero con el de nuestros impuestos… no,no,no.

En esta película Almodóvar hace cumbre en cuanto a mal gusto, ordinariez, sensiblería, chabacanería y de más adjetivos característicos de su cine. Tratar un asunto tan serio como el coma de la manera que él lo hace es propio de un enano mental con carta blanca. La trama es más simple que el mecanismo de una botella de agua mineral. Esto es característico del drama, donde la fuerza reside en los diálogos y en las situaciones irrelevantes que se crean pero muy relevantes en cuanto a contenido para desarrollar el concepto dramático.

En Hable con ella nos presentan a un tarado total (Cámara)  haciendo de espía psicópata y enfermero de una chica bailarina que, estando en coma, nos enseña las tetas cada 7 minutos y que para llevar 4 años comatosa está tremendísima. Una novillera (porque lo que torea su irrisorio doble son novillos, no toros, aunque los llamen así. Por cierto, asqueroso que muestren cómo masacran a un novillo en primeros planos) que es nada más y nada menos que Rosarito y un periodista argentino (Darío) que es más tétrico y oscuro que el gran Peter Lorre  en M.  Imaginaos qué puede salir con estos personajes y este elenco, con este reparto (o más bien “meparto”). Cámara haciendo un personaje nauseabundo e interpretado casi igual que el que hace en Torrente. Nos lo presentan como el bueno de la película y es un psicópata que se tiraba a la tremenda chica en coma y la llega a dejar embarazada. Watling en el mejor papel de su vida, porque el 90% de las veces aparece inerte y enseñando cuerpazo. Rosarito ¿qué hace falta decir de su calidad interpretativa y de que su personaje sea una novillera? Darío sin ningún registro interpretativo, siempre con la misma cara de haba ante cualquier situación y con ese acento tan irritante y tan imprescindible en las películas de Almodóvar.

Los cameos son de órdago: Martirio, Marisa Paredes, Cecilia Roht, Caetano Veloso

Los secundarios, y sobre todo sus personajes, tremendos: Loles León,“Aida” y Chus Lampreave diciendo barbaridades “almodovarianas”: pollas, maricones y esas palabras tan de su estilo. Geraldine Chaplin haciendo, una vez más, el peor papel de su vida. Esta mujer no levantó cabeza desde la mítica Dr. Zhivago (eso le pasa por casarse con Saura). Si la viera su genial (y pedófilo, todo sea dicho) padre la hubiera desheredado.

 

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Hable con ella

 

Almodóvar vuelve a redundar en dos de sus obsesiones típicas: Religión y sexo (sobre todo homosexual). La religión encarnada en la novillera (ese tétrico altar que le montan en la habitación del hospital…) y la boda de la ex del argentino.  El sexo, en casi todo: Cámara diciendo que le habían preguntado si era maricón y diciendo “bollo”, “bestialismo”, “coprofagia”. La secuencia ¿homenaje al cine mudo? de Paz Vega y Fele en la que él escala sus tetas y se mete en su coño…

No puedo acabar la crítica sin comentar el enojante fallo de continuidad narrativa en el encuentro de Cámara y Watling: él la espía desde la ventana, a ella se le cae el monedero y él “súperBenigno” en 3 segundos ya está a su lado devolviéndole el monedero. Y, como no, la introducción del embarazo de la comatosa, con el argentino mirándola las tetas, Benigno diciéndole: “te he pillado mirándola el pecho”. Él replicado: “es inevitable, cada día tiene más” y después la enfermera: “No le ha bajado la regla”. Igualito que el genial Bergman, vaya.

Y la secuencia inicial en el teatro, con la chica del exorcista 40 y 60 años después respectivamente (porque son dos las momias que ¿bailan?).

Y esas secuencias del argentino yendo en Taxi desde Madrid a Segovia, en lugar de alquilar un coche. Esa verosimilitud y hasta credibilidad en este caso, por favor. Que alguien le enseñe a “Juan Palomo” Almodóvar de qué va esto del cine.

Lo mejor es la guitarra de Vicente Amigo en los créditos finales.

Lo segundo mejor, también en estos créditos, ver que la foto de Manolete está colgada en el Hotel de Córdoba en el que rodaron una secuencia. Qué hacha Almodóvar, como improvisa… ¿y por que metió esa foto en la peli? Pues por lo que dije al principio de que tiene carta blanca para que su esfínter trasero cree lo que quiera. Lástima que no tire de la cadena al hacerlo.