Marilyn Monroe, lectora de James Joyce: una imagen en palabras
Marilyn Monroe siempre fue retratada como un ícono sexy: una imagen del arquetipo femenino para la segunda mitad del siglo XX, probablemente la causante (entre otras divas, como Bridgitte Bardott o Greta Garbo) de la divinización de los íconos de Hollywood. Sin embargo, Norma Jean Baker no pasaba todo su tiempo frente a las cámaras.
La fotoperiodista Eve Arnold logró captar a la diva en algunos de sus momentos más privados –en nuestros días, eso sería sinónimo de haberle hecho retratos desnuda, pero la foto que nos ocupa tiene más que ver con los intereses privados de la Monroe que con su escultural figura. En 1955, Arnold retrató a Marilyn Monroe leyendo una vieja copia de Ulysses, la no menos icónica novela del escritor irlandés James Joyce.
El catálogo de la copiosa librería de Monroe hace suponer que se trataba de una lectora ávida, si no voraz. Arnold develó al menos el misterio detrás de la estrella del cine en su faceta de lectora de uno de los libros tradicionalmente considerados más demandantes imaginativa e intelectualmente como es Ulysses:
Trabajamos en una playa de Long Island. Ella visitaba al poeta Norman Rosten… Le pregunté qué leía cuando pasé a recogerla (trataba de hacerme una idea de cómo ocupaba su tiempo.) Dijo que guardaba Ulysses en su auto y que lo había estado leyendo por un tiempo. Dijo que amaba su sonido y que se lo leía en voz alta para tratar de entenderlo –pero lo encontró complicado. No podia leerlo consecutivamente. Cuando nos detuvimos en un parque de juegos local para fotografiarla, sacó su libro y comenzó a leer mientras yo cargaba la película. Así que, claro, la fotografié. Fue siempre un esfuerzo colaborativo entre fotógrafo y sujeto, cuando se trataba de ella –pero por lo regular con sus ideas.
Tal vez lo importante de este retrato no es ver solamente a la más famosa diva del cine leyendo uno de los libros fundamentales de la literatura universal, sino simplemente observar el gesto de concentración y asombro de una lectora encontrándose con un hallazgo entre sus propias manos.