Eduardo Laporte presenta "Habana 2009"
Actualidad editorial: El escritor y periodista navarro Eduardo Laporte acaba de publicar su último trabajo, Habana 2009 (Sub-Urbano Ediciones, 2013). En palabras de su autor, “un viaje de la ingenuidad a la experiencia”, una aventura literaria que recrea su toma de contacto con una isla que parece haber quedado anclada en el tiempo, en los años cincuenta. “Cabe pensar que los dirigentes de ese peculiar país sufren del mal de la nostalgia infinita, y que se han quedado atascados en un imaginario sentimental y estético del que no quieren salir… pero el mundo avanza…”
El tiempo comunista no es que sea un tiempo detenido, es imposible detener el tiempo, pero es un tiempo desordenado, que tiene su propio ritmo. Nadie sabe si se avanza, si se progresa, si va hacia adelante, hacia atrás, o a dónde coño se va. Es un jaleo de importantes proporciones.
Habana 2009 describe un viaje desde la ingenuidad a la experiencia. Una inmersión en el corazón de la Cuba que celebra —¿o llora?— los cincuenta años de Revolución castrista y que servirá al autor para conocer de primera mano esa compleja realidad. Laporte se mezcla con la sociedad, desde jineteras, habaneros ociosos o líderes de la disidencia, para comprobar si el sistema se cae a pedazos o por el contrario es un alternativa sostenible como contrapeso a un capitalismo occidental cada vez más depredador. De todo ello da cuenta en estas páginas vivas y llenas de asombros, en un texto híbrido entre la crónica de viajes y el diario íntimo.
Hay precariedad en Cuba, pero todos los bares conservan, aunque se caigan a pedazos, una suerte de dignidad y elegancia que aguanta tenaz. Como los camareros, los vendedores de helados y refrescos, con su uniforme impregnado de valores martianos, que hablan de respeto al público, al otro.
“El país llora la revolución castrista. Es un lloro tapado. Un lloro discreto, un lloro resignado”, comenta el autor. “Cuba avanza a un ritmo caótico, hacia delante, hacia atrás, como un cangrejo mareado. La llegada de Raúl Castro a la presidencia ha endurecido algunas leyes (como las trabajo) pero también ha abierto un poco la mano. Por ejemplo, en lo tocante a entradas y salidas de la isla.” Laporte destaca que “lo mejor de la isla, ese modo de vida que te hace pensar en el pasado, en cuanto a las relaciones estrechas de la gente. Y lo peor, que no les quedan más huevos que pensar a todas horas en un jodido dinero que no tienen. Ven el mundo ‘exterior’ con envidia constante.” Explica que descubrió que Cuba es una gran empresa, una empresa en decadencia, que no paga a sus trabajadores, que hace agua por todas partes y que su gente ni siquiera tiene fuerzas para hacer otra revolución, la revolución a la revolución. “Me llevé unas conclusiones algo tristes”. En cuanto al mundillo cultural, una decepción total, “en el libro cuento como acudí a la unión de escritores y artistas y en el tablón de anuncios solo había un taller de clown para niños.”
“Yo creo que no hay nada, ni tan siquiera el crimen, más opuesto a la poesía, a la filosofía, a la vida misma, que este incesante trabajar”, dijo Henry David Thoreau (1817-1862). Pero para no trabajar hay que tener el pan ganado, y eso no pasa en Cuba.
Eduardo Laporte (Pamplona, España, 1979) es licenciado en Comunicación Audiovisual y máster en Periodismo Multimedia. Desde 2007, colabora en los principales suplementos culturales españoles. Hasta la fecha, ha publicado Postales del naufrago digital y Luz de noviembre, por la tarde. En primavera de 2013 editará un diario íntimo con Barataria y participará en una antología de relatos coordinada por la editorial Demipage, junto autores como A. Muñoz Molina o Luis Landero.
Habana 2009. Eduardo Laporte. Sub-Urbano Ediciones, 2013. E-book 3,05 €.