Obras robadas para ser mostradas en Nueva York
Por Luis Cáceres Cantero.
55 Hester St, New York, NY 10002, Estados Unidos
Hasta el 26 de abril.
En Estados Unidos son expertos en hacer realidad lo más insospechado. Sino que se lo digan a Adam Parker Smith, artista norteamericano de 34 años que acaba de abrir una muestra en el Lower East Side de Nueva York, confeccionada a partir de obras sustraídas a 77 artistas, a los que robó sin que éstos lo supieran. La exposición, de la que se hace eco el The New York Times, se titula jocosamente ‘Thanks’ y pone sobre la mesa cuestiones controvertidas actualmente en el panorama del arte como la autoria, la creatividad o la originalidad.
Podría decirse que Adam Parker Smith, con formación como pintor y escultor, y un Máster en Bellas Artes por la Universidad de Temple (Estados Unidos), ha seguido muy de cerca la lección del maestro Marcel Duchamp. Al igual que la mofa y la puesta en entredicho de las estructuras del arte, que el creador francés llevó a cabo con su famoso urinario, expuesto en un Salón de Arte parisino en 1917 bajo la firma inventada de R. Mutt, el artista norteamericano de esta muestra, se ha estado riendo de las convenciones del arte, a la hora de sustraer ideas y objetos de otros, para ganarse con ello un nombre en los circuitos expositivos de Nueva York.
Según el mismo Parker Smith afirma, “Aunque el proyecto tiene el morbo publicitario de que estoy robando a todo el mundo, realmente estoy tratando temas que nos hablan sobre la idea de comunidad y el trabajo colectivo. En este sentido la apropiación y el hurto forman parte de ello”. La exposición que se muestra en la galería Lu Magnus, hace referencia a asuntos ya abordados en los 60, cuando artistas neo-dadás como George Brecht o Robert Filiou, atendiendo a una visión nihilista del arte, pensaban que no era posible crear ya nada nuevo. En opinión de estos artistas, los creadores se habían convertido en simples ensambladores de ideas ya fabricadas por otros, erigiéndose en especies de collagistas, que tomaban de aquí y de allá asuntos y objetos para simplemente re-combinarlos en otras superficies.
La crónica del The New York Times nos narra uno de los modus operandi de este curioso ‘apropiacionista’. En una de las visitas que realizó al Bushwick Studio, para encontrarse con un artista conocido por él, el norteamericano Aaron Williams, Parker Smith tenía la misión durante el encuentro de sustraerle una de sus piezas para su propio proyecto creativo. Tras varias cervezas pagadas por Parker Smith con la finalidad de que Williams se relajara, el primero aprovechó un momento en que Williams se desplazó al baño para introducir en una bolsa que llevaba, una obra de estética pop del segundo, una pieza en la que aparecía un James Dean, pintado con varias rayas de color morado por encima. Esta obra, junto a las restantes, ha aparecido luego en la exposición inaugurada el pasado viernes.
‘Thanks’ incluye pinturas, esculturas, bocetos, piezas de vídeo arte, objetos arquitectónicos, herramientas de artista, o una variopinta botella de un licor de marca italiana, que Parker Smith robó del piso-estudio, propiedad de su casera, Naama Tsabar. Incluso se ha hecho con piezas que pertenecían a su marchante de arte o a su propia novia, la también artista Carolyn Salas. Un coleccionista privado, que es también abogado, ha sido el que ha ofrecido consejo legal a Parker Smith, advirtiéndole de que todo lo sustraído no debía superar la cantidad de 80.000 dólares.
Para salvaguarda del artista, éste, semanas antes de la apertura de la muestra, fue notificando uno por uno a los creadores a los que les había robado, a través de e-mail, acerca de que sus obras estaban en un entorno seguro (guardadas en su propio apartamento de Nueva York), y que su acción formaba parte de un proyecto que trataba de poner de relieve cuestiones como el trabajo en comunidad, o la autoría de las ideas en el arte. Al e-mail, le ha seguido una llamada telefónica personal a cada uno de los creadores, en la que el artista ha expresado su contricción por los hechos llevados a cabo. Los 77 creadores a los que les ha robado piezas, presentes en la muestra, han dado finalmente su consentimiento para que sus obras sean expuestas.
La iniciativa, que se muestra radical en su proceso, deja en el aire múltiples interrogantes. ¿Es ético o no llevar a la práctica una acción ilegal e inmoral para presentar un mensaje?, ¿el fin justifica los medios?, y además pone sobre la mesa un aspecto que es producto también de la globalización. Internet se presenta en este sentido, como un medio inconmensurable en el que ideas e imágenes fluyen sin control y rumbo fijo a través de la Red, dándose una división de opiniones entre los que defienden un acceso total a la información, contraria a los que apuestan por un ejercicio riguroso en el cumplimiento de las leyes, relacionadas con la propiedad intelectual y los derechos de autor.
Que pasada! Esto es arte moderno!