Premios Goya 2013

Por Juan Carlos Vinuesa

Ha llovido mucho desde aquel lejano 17 de marzo de 1987, y en el Teatro Lope de Vega se entregaron por primera vez los Goya que premiaban las mejores películas del espectro cinematográfico español. En aquella edición la película más galardonada fue la interpretada y dirigida por Fernando Fernán Gómez, El viaje a ninguna parte, con tres bustos del genial aragonés, que premiaban a Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guion. Luego en posteriores galas estos tres Goyas se quedarán cortos ante películas como Ay, Carmela que sostuvo el  record de Premios (13) durante  14 años, cuando en el 2004 Mar adentro obtuvo 14 Goyas, listón que parecía inalcanzable… Pero nunca se sabe.

En estos veintisiete años y convocatoria tras convocatoria, han consolidado un prestigio que puede emular a los César franceses y a los David de Donatello italianos o los BAFTA británicos. La profesionalización del evento se ha hecho patente años tras año, además de la esponsorización de diversas marcas y firmas comerciales que a través de su compromiso han ido aportando más dinamismo, dando lugar a una cobertura en los medios nacionales e internacionales,  de la que los miembros de la Academia se pueden sentir orgullosos…  También tiene suma importancia la repercusión fuera de los circuitos cinematográficos nacionales de un grupo de actores, actrices y directores,  que son conocidos fuera de nuestras fronteras, compartiendo cartel y reparto en los créditos con estrellas de primer orden mundial.

La gala, significada por parte de algunos, como una mala copia de los Oscar´s de Hollywood, ha enraizado dentro de la sociedad actual española. Es necesario reseñar la convulsión que supuso el compromiso de un grupo de profesionales que mostraron su claro compromiso en la entrega de los Goya del 2003 contra la política de intervención del Gobierno del presidente Aznar en la guerra de Irak. Ese mismo año el film más premiado fue la excelente película de Icíar Bollaín Te doy mis ojos,que narraba con pulso la lacra de la violencia de género. El año siguiente fue el del aséptico documental de Julio Medem La piel contra la tambor, que supuso una respuesta airada por parte de la AVT. No sólo los hechos políticos y sociales han suscitado controversia en la entrega de los Goya. También la discutida Ley Sinde levantó ampollas entre los actores, directores y otros sectores de la industria del cine español, que provocaron consecuencias como la dimisión del entonces presidente de la Academia, el director Álex de la Iglesia.

En una Gala de más de tres horas de duración, la triunfadora de la noche ha sido  la película del bilbaíno Pablo Berger, Blancanieves. Para ella han sido los premios de Mejor Película, Mejor actriz para una magnífica Maribel Verdú, Guión Original, Mejor Fotografía, Música y Canción original, Vestuario, Dirección Artística, Maquillaje y Peluquería, que han premiado el esfuerzo creativo de una película muda rodada en blanco y negro, y con transfondo taurino. La mitad de los Goya obtenidos por Blancanieves son los conseguidos por la película de Juan Antonio Bayona, que ha podido abrazar el Goya a la Mejor Dirección, en una decisión salómonica de la Academia, que ni el mismo Bayona se esperaba. Siempre he considerado que película y director tienen que ir de la mano, Los otros Goyas que Lo imposible se ha llevado son al Mejor Montaje, el merecido y esperado a los Mejores Efectos Especiales, Dirección de Producción. La otra gran triunfadora de la noche fue la película de animación Las aventuras de Tadeo Jones, que recogió el de Dirección Novel, superando así las expectativas que suele tener una película de animación. De esta forma la Academia premia a dos buenas películas que han supuesto que el cine español viva momentos de euforia a pesar de la caída de espectadores en las salas. Así la Academia premia  el cine de riesgo y de autor, al tiempo que hace un necesario guiño al cine comercial.

Las otras favoritas de la noche, Grupo 7 y El artista y la modelo se fueron a casa con dos y ningún Goya respectivamente. El thriller ambientado en la Sevilla pre-Expo se fue con el Goya a Mejor Actor Revelación para Joaquín Nuñez y el de Mejor Actor de Reparto para Julián Villagrán. Y El artista y la modelo, de Fernando Trueba, que no recogió ninguno de los 12 Goyas por los que competía, fue la perdedora de la noche.

La noche estuvo reivindicativa. Los tambores de guerra no sonaron, pero la libertad de expresión y el cine fueron  las referencias de una gala amena que empezó con retraso, con Eva Hache dominando el escenario del Auditorio Príncipe Felipe, cuyas cuchillas pudieron verse que estaban afiladas desde el principio. Los comentarios sobre la subida del IVA, que afecta directamente a las entradas del cine, se sucedieron: desde Paco Delgado, que recogió su premio a Mejor Vestuario por Blancanieves, a Enrique González Macho, que con un Wert cabizbajo, hizo un discurso que abrió calificando el último año de “crítico y duro”, y reclamando al Gobierno que recule, como hicieron Portugal y Francia, y que restablezca un IVA reducido para la cultura. La piratería, la supresión del canon por copia privada y los recortes en TVE fueron otros de los puntos calientes que tocó Macho, reclamando el cine como “una cuestión de estado” y confirmando la independencia del cine al afirmar que “el cine no es propiedad ni de la ceja, ni de ningún bigote, ni de ninguna barba.”

Por lo tanto, con una película muda y con unas reivindicaciones voz en alto que muestran el estado de la cinematografía española y la situación social del país, se llegó hasta la 1 de la madrugada. El año que viene seguiremos hablando de cine. De nada más, espero.

PALMARÉS

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