La novela de tu vida: José Manuel de la Huerga
Por José Manuel de la Huerga.
El festín de Babette o la orgía perpetua de Isaak Dinesen
¿Qué tiene El festín de Babette, esa novelita de la autora de Memorias de África, que me tendrá eternamente cautivo a ella? Por más que vuelvo, que la leo con el detenimiento obsesivo de los ojos ávidos de quien desea pillar el truco magistral del mago, termino rendido a sus pies de prestidigitadora de la precisión y el vuelo poético, de la estructura abierta perfecta que no asume una palabra más (pero parece que podría por permeable, y sin embargo no la necesita), de las apariciones extraordinarios de personajes como si fueran cotidianas y de las cotidianeidades que parecen fiestas por doquier, de la sencillez y la humildad que vapulean a los poderosos de las grandes urbes decisorias, del engranaje perfecto de pensamientos y sentimientos de esos personajes perdidos en una aldea de pescadores escandinava, de la sorpresa y la intriga medidas en cada capítulo, de las previsiones que el lector desea que salten por las nubes, y parece que sí, pero no, no del todo…
Isaak Dinesen no pretendió, estoy seguro, la cuadratura del círculo, pero la consiguió, no sé si concienzudamente o a vuelapluma, o porque le desbordaba. El relato deja siempre algo en el tintero de los personajes, de las acciones, de la búsqueda innecesaria/imprescindible de su felicidad. Encuentran, como en los mejores poemas, la belleza, la eternidad sin pretenderla, sabiendo que tiene fecha de caducidad. A esos personajes herméticos, obsesionados con la ascesis y el cumplimiento de las normas, les es concedido un deseo que no habían formulado. Agasajados por la cocinera Babette, la communard procedente de la pecadora París, se les concede a la mesa del festín «una hora de eternidad», por los caminos más insospechados. Alguien, en los postres, con la barriga llena, le dice: «Esta noche he aprendido, querida hermana, que en este mundo todo es posible.» Que el centro de los poderes decisorios de la vida y del mundo se traslade a las orillas heladas del norte de Europa, a una humilde casa de enajenados viejitos seguidores de un santón puritano y que por allí pase, y se quede un segundo, el vuelo inaudito de la felicidad. Que sea un terremoto interior, que lo parezca para quien se fije, que lo padezca quien paladee su lectura.
* José Manuel de la Huerga es escritor. Su última novela publicada es Apuntes de medicina interna (Menoscuarto)