La novela de tu vida: Pablo Gutiérrez
Por Pablo Gutiérrez.
El Cuarteto de Alejandría, de Lawrence Durrell.
Kristof te obligará a escribir sobre niños crueles y tristísimos, Gide llenará tus hojas de levitas y estoques ocultos en bastones, Cortázar lo dejará todo perdido de argentinismos: hay novelas tan contagiosas que debes desprenderte pronto de ellas. El virus fue Lawrence Durrell. Leí El Cuarteto de Alejandría de un sorbo, y en mis relatos aparecieron carreteras a la Corniche, el florecer cursi de algún naranjo, las angustias indefinibles de personajes excesivamente literarios que observan los aparejos de pesca en un muelle; todos los tópicos, todos los lugares comunes y deliciosos de la literatura, los cangrejos de la brasserie, el pastís servido en copa-dedal, el labio leporino de Naruz, el nailon de Justine, el desconcierto de Darley, la locuacidad de Pursewarden, coptos, Afrika Korps, salvoconducto, valija diplomática, exotismo.
Es carnaval en Alejandría, pero nadie se disfraza de duende ni de polichinela sino que, como hermanos cofrades, todos visten el mismo terno negro, un dominó severo que disimula las curvas y los géneros. Como en Eyes Wide Shut, es el infierno burgués, y tú observas, te relames. A los pies de Justine-mantis-religiosa, te inmolarías a cambio de un leve parpadeo de rímel. El Cuarteto de Alejandría es sexo de uniforme colonial, o sexo de lujo nobiliario, o sexo de urgencia en una pensión de escaleras pringosas y portero dormido sobre el mostrador, la cama de hierro, la palangana con agua y moscas, una persiana de caña y, sobre los tejados del barrio viejo, la llamada a la oración. El Cuarteto también es Kavafis, el Poeta nombrado; y la delicadeza, el cinismo francés, los modales británicos; pero antes es sexo, premura, culpabilidad.
Después, Clea: bañador de foto de revista y arpón. Clea comprende cada cosa, Clea es tierna, es luz, es el Mediterráneo y la etimología de plancton, del griego “vagar”. Clea es la necesidad de que vuelen los tres primeros volúmenes para llegar al último que lleva su nombre, y al pasar las primeras páginas la euforia de encontrarla al fin, de conocer todo cuanto se escatimó de ella en los libros anteriores, pero también la certeza de que con Clea se acaba la novela, se extingue la existencia luminosa de un tiempo perdido en Alejandría, cuando los alemanes tomaban el puerto y los ingleses destruían sus propios barcos, y una cabalgata de coptos entra a sangre y fuego en la ciudad mientras dos cuerpos se aman, tiemblan, descubren las primeras páginas del comienzo de la historia, naranjos cursis en flor desde las ventanas de una pensión pringosa, es El Cuarteto de Alejandría.
* Pablo Gutiérrez (Huelva, 1978) es novelista. Seix Barral acaba de publicar Democracia, su última novela.