A mi perra
A MI PERRA
Este es tu único reino:
Es mi mano que desciende y orea el universo entero
Siempre en presente de indicativo
Coloca ahora tu cabecita de lápiz
Sobre la mano
Y oblígame a que trepe
Por tu cuello
Y Rasque tus orejas.
Es un velo mi mano
¿No? Para ti es soberana
Inmortal. Perpetuo cordón umbilical
¡Ya te rasco! ¡Ya te rasco!
Y tanto que sabes de mi mano
¿Qué sabes de ti?
¿No sabías, duendecillo,
niña peluda,
Que tu corazón
Nació sólo para amar?
Me escuchas. ¿Me entiendes?
¿Y ahora qué haces? ¿Te acuestas?
De pronto naces en mi pecho
Pertinaz, me absorbes.
De pronto vuelas como el pájaro
Persigues su libertad. Espíritu de pirueta.
De pronto duermes y sueñas que corres.
Rompes el frío
De pronto abres un ojo
Y buscas de nuevo mi mano: el universo.
(Para Lola, la amiga incondicional, que se me fue a pesar de que yo traté de retenerla entre mis brazos, la madrugada del cuatro de julio de dos mil doce a las cinco y cuarto)
La bella Lola. Lo siento mucho. A pesar de su pequeña talla, te llenaba mucho, y ahora sientes ese vacío. Pero, como siempre, te quedan los hermosos recuerdos.
Qué hermoso poema de amor. Adiós, Lola. No te vas del todo porque te quedas por aquí, entre las palabras que te escribió tu Isabel, para que los demás te recordemos y recordemos lo que fue tu vida.
Me ha emocionado. Me siento muy identificada con lo que sientes, yo también lo siento por Olimpia y antes por Pepa. Nuestras perras son un regalo siempre. Y se quedan contigo dentro, no solo están ya en el cielo corriendo y pidiendo que alguien le rasque las orejas ….