Kioto :desde el Palacio Imperial hasta el templo Kamigamo Shrine
Por José Calleja
15/05/2012
Cuando preparábamos el viaje en casa, Valle (que lleva la agenda cultural del mismo), vio en internet que hoy,15 de mayo, en Kioto tenía lugar una gran fiesta, el día del “Aoi Matsuri”, uno de los mayores festivales de los que se celebran en Japón. Se trata de una gran procesión en la que participan más de 500 personas ataviadas con trajes tradicionales, además de carrozas, caballos y bueyes. Todos juntos desfilan desde el Palacio Imperial hasta el templo Kamigamo Shrine.
Como estamos durmiendo en Osaka, tan sólo tenemos que coger un tren para ir hasta Kioto. Desde la estación de Osaka cogemos la “Kyoto line”, una línea local, puesto que el Shinkansen no tenía salida a esa hora. El tren, que en poco más de 45 minutos nos deja en la imponente estación de Kioto, iba hasta los topes.
En la estación de Kioto cogemos la “Keihan line” hasta la estación de Demachiyanagi, donde vimos en internet que tiene una parada la procesión. Como en ese punto resulta estar todo abarrotado de gente nos vamos a buscar un sitio para poder contemplar el paso de la procesión y hacer algunas fotos. Después de dar unas vueltas y preguntar un par de veces, nos situamos en un cruce por donde pasará toda la comitiva. A su paso nos hinchamos a hacer fotos, porque la verdad es que los trajes que llevan son dignos de ver, todo para nosotros resulta espectacular.
Desde allí, decidimos acercarnos hasta los cercanos jardines del Palacio Imperial a dar una vuelta. La entrada al interior del recinto del Palacio está restringida y sólo se permite mediante reserva, por lo que esperaremos a los días que pasaremos en Kioto para ver si al final entramos a visitarlo o no.
Estando descansando en los jardines del Palacio coincidimos con Roberto y José, dos simpáticos españoles, de Valladolid y León respectivamente, que con sus bicis están haciendo la ruta Hiroshima-Tokio, más de 900 kilómetros que recorrerán en tres semanas. Tenemos una animada conversación intercambiando experiencias de tan diferentes viajes y nos despedimos deseándonos suerte en nuestras respectivas aventuras.
Como teníamos previsto salir esa noche a tomar unas copas por Osaka, no alargamos más nuestra estancia en Kioto y nos vamos hasta la estación con la intención de coger un tren con destino a Osaka. Esta vez sí que tenemos suerte y pillamos un Shinkansen justo cuando salía, y la verdad es que no tiene punto de comparación con el de la línea regular, ya que en 14 minutos justitos nos deja en la estación de Shin Osaka. Desde allí hasta nuestro hotel sólo tenemos que coger la “Loop line”.
Esa noche cenamos en un restaurante de esos temáticos del animado barrio de Dotomburi y acabamos alargando la noche hasta las 6 de la mañana al compás del hip hop que suena en la discoteca “Pure Osaka”, una de las más famosas de la ciudad. La entrada a la discoteca vale 4000 yenes, lo cual nos parece una barbaridad, pero no resulta tanto cuando nos enteramos que incluye la barra libre toda la noche. La única condición es no perder el vaso que te entregan cuando pagas la entrada, y que te rellenarán en la barra cuantas veces quieras.
16/05/2012
Hoy el día lo comenzamos tarde, puesto la noche anterior nos habíamos pasado con el hip-hop. Queríamos conocer el barrio de Dotomburi a la luz del día, así que para allá que nos dirigimos. Comimos algo y nos dimos una vuelta por las galerías comerciales de la calle Sennichi-Mae, especializadas en menaje y artículos de cocina. Aquí se pueden encontrar todas esas réplicas de los platos de comida realizados en cera que inundan los escaparates de los restaurantes.
Por la tarde nos sentamos en un local de Dotomburi a descansar y tomar un refrigerio. Cuando llevamos un rato sentados, Patri se pone a hablar con dos chavalas japonesas que estaban en la mesa de al lado. Enseguida hacen migas y al rato nos unimos Valle y yo al grupo. Como ya he citado anteriormente, los japoneses son muy abiertos y extrovertidos, y aunque no suelen hablar inglés (como es el caso de nuestras nuevas amigas), hacen lo posible por entender y hacerse entender. Tanto llegamos a conectar con ellas que quedamos para cenar en un par de días.
Esa noche, después de cenar algo en el hotel nos vamos a la cama derrotados, que el fin de semana había sido de aúpa.
17/05/2012
Hoy es día de traslado, y es que aunque no sean muchos kilómetros, nos vamos a Kioto, donde pasaremos las próximas 4 noches. En la estación de Shin-Osaka cogemos un cómodo Shinkansen y menos de un cuarto de hora, estamos ya en Kioto, la verdad es que así da gusto viajar.
Al llegar a Kioto nos encontramos otra vez en una ciudad distinta, lo que conlleva nueva búsqueda del hostel y descubrimiento de la ciudad, la verdad es que es como si fueran unos cuantos viajes en uno. Para Patri es su primera experiencia “viajera” de verdad y lo cierto es que empieza a metérsele ese gusanillo en las venas. Nosotros ya le avisamos de que como todo esto le pique de verdad, no se lo podrá quitar de encima jamás.
Salimos de la estación por la puerta principal siguiendo las instrucciones que el hostel Ks’House Kyoto da en su web, y en menos de 10 minutos estamos en las puertas del mismo. Hacemos el check-in y nos dicen que hasta las 15:00 horas no podemos subir a la habitación, por lo que dejamos las maletas en la consigna del hostel y nos vamos a pasar la mañana por ahí. Sobre la marcha decidimos ir a Fushimi-Inari, dada su cercanía con la ciudad. Comentar que este hostel nos ha salido a 20 euros por barba la noche, y que está muy muy bien, ya quisieran muchos hoteles tener las instalaciones que tiene el Ks’house Kyoto.
Fushimi-Inari es un santuario dedicado a los dioses del arroz y del sake, situado en la ladera de una montaña, siendo uno de los más conocidos de Japón, El complejo está formado por cinco santuarios que se extienden por las boscosas laderas del monte Inariyama. Un sendero recorre 4 kilómetros por la montaña flanqueado por miles de toriis de color naranja, lo que da al lugar un aspecto espectacular. En este templo se rodaron escenas de la película “Memorias de una Geisha”. Para llegar hasta allí basta con coger en la estación de Kioto la “Nara line”, operada por JR y bajarse en la segunda parada “Inari”. El santuario tiene la entrada justo enfrente de la estación.
Tras la visita al templo, la cual se hace dura por el continuo subir y bajar escalones, nos volvemos a Kioto de nuevo con la “Nara line”.
Al llegar a Kioto, y puesto que los principales templos ya habían cerrado, nos dedicamos a dar una vuelta por el barrio de Gion, unos de los más bonitos de la ciudad, con sus estrechas calles y sus edificios de madera, haciendo especial hincapié en la zona del callejón de Pontocho, lugar por donde aún es posible ver alguna geisha o maiko (aprendiz de geisha). Y la verdad es que tuvimos mucha suerte, puesto que cuando ya nos volvíamos hacia el hostel, Patri dio la voz de alarma: Mirad!!! y efectivamente, en cuestión de segundos cruzó delante de nosotros una de esas mujeres de cuello blanco, caminando velozmente sobre sus sandalias de madera. Nos quedamos atónitos antes su presencia y pudimos a duras penas sacar la cámara y hacerle una foto.
Después de esta nueva y excitante experiencia, nos fuimos al hostel, donde después de una refrescante ducha y una cenita en la zona común del mismo, nos fuimos a la cama. Esta noche tocaba soñar con geishas.
Continuará…
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