El Señor de Choquekillka
Por Arturo Bullard
Con motivo del matrimonio de mi buen amigo Juan Francisco Berastain, partimos un fin de semana al poblado de Ollantaytambo, hermoso pueblo cuzqueño insertado en un extremo del famoso Valle Sagrado de los Incas.
Este pintoresco pueblo andino, adornado por una imponente andenería y sus famosos restos arqueológicos, se viste de gala a mediados del mes de junio, cuando miles de fieles seguidores del Señor de Choquekillka llegan a Ollantaytambo para peregrinar y seguir esta imagen, considerada, desde el año 2007, como Patrimonio Cultural de la Nación.Tuvimos la suerte de toparnos con esta colorida fiesta los dos días que pasamos en Ollantaytambo. El Señor de Choquekillka salió a las calles acompañado por 15 agrupaciones folclóricas y numerosos seguidores.
Los danzantes de las distintas comparsas exhiben llamativos atuendos, bordados con aplicaciones de espejos, piedras y telares multicolores que agitan a la vez que demuestran una gran destreza para el baile, mientras interpretan diversos paisajes de la historia y de la vida cotidiana de los pobladores de los Andes. En su mayoría las danzas han sido preparadas especialmente para la ocasión.
Además de sus sofisticados trajes, cada comparsa se presenta portando máscaras que personifican las distintas culturas y razas que han sido protagonistas de diferentes etapas de nuestra historia. Españoles, esclavos, indios, entre otros hacen de esta fiesta un espectáculo muy atractivo y especial.
Gente de los poblados y ciudades aledañas, además de cientos de turistas de diversas partes del mundo, acuden a Ollantaytambo a presenciar esta atractiva celebración. En cada calle del pueblo los mayordomos ofrecen platos típicos y alcohol a los visitantes, para después, a partir de las tres de la tarde participar en una tradicional corrida de toros.
Al termino de los ocho días de fiesta, la venerada imagen del Señor de Choquekillka se traslada sobre los hombros de sus fieles seguidores hasta la localidad de Huayrocoyopampa, ubicada a unos dos kilómetros de Ollantaytambo, en medio de cánticos y alabanzas, donde esperará un año más para salir nuevamente a recorrer las calles del pueblo.
Tuve el privilegio de vivir unas horas esta fiesta y disfruté mucho de los bailes, cánticos y de la amable gente de Ollantaytambo.Lamentablemente, me tocó partir antes de que la fiesta terminase, pero me quedó grabado en la retina la alegría y el entusiasmo que derrocharon los miles de devotos del Señor de Choquekillka, una de las tantas fiestas religiosas que nos regala cada año mi atractivo y multicultural país,Perú.