La melancolía del humanista
Carlos C. Marcé.– Javier García Gibert, con La tristeza del sabio, nos entrega su segunda novela, magnífica como lo fue la primera, El sacrificio. Ambas son novelas de personaje y con un enfoque claramente psicológico y existencial.
En esta segunda se nos cuenta en tercera persona, con una narración focalizada en el protagonista, Arturo, profesor de lenguas clásicas, que se acaba de jubilar, una serie de hechos luctuosos que le ocurren (la muerte de un posible amor en ciernes, también la de su maestro) y que le llevan a rememorar su historia personal a través de un matrimonio fallido, una profesión extraña a los tiempos que corren, sus amistades y amores varios, siempre con el mar de fondo del desajuste del humanista confeso que es Arturo con el mundo de la banalidad digital actual.
En medio de todo esto el protagonista se esfuerza por llevar a cabo una obra que no acaba de salirle, y que tiene por título La tristeza del sabio. Lo que nunca falta en los escritos de García Gibert es el magistral manejo del lenguaje, que conduce la narración con una fluidez estilística y estructural tan grande que su lectura constituye un auténtico placer. Hacia el final del relato todos los hilos confluyen terminando la novela de manera sorprendente y redonda.