Daniel Huerta Goya.
Hasta no hace muchos años, cualquier aficionado a la novela de misterio (utilizo esta expresión, procedente del inglés mystery novel, pues me parece más adecuada al tipo de obras de las que aquí se hablará que otras como “novela policiaca” o la aún más desafortunada “novela negra”) que quisiera acceder a determinados autores más o menos clásicos se veía obligado a escudriñar las librerías de lance en busca de viejas y amarillentas ediciones en tapa blanda o colecciones de quiosco, unas y otras tan admirables como irritantes. Entre aquellas pienso, cómo no, en la mítica Editorial Molino, de Barcelona, que en los años 50 puso en marcha su colección “Selecciones de Biblioteca Oro”, en la que publicaron a Agatha Christie o S.S. Van Dine; o en la Editorial Aguilar, que a principios de los 60 puso en marcha su colección “El Lince Astuto”, en cada uno de cuyos volúmenes, con guardas ilustradas, papel biblia y sucinta introducción a cargo generalmente de Salvador Bordoy Luque, se ofrecía un conjunto de novelas escogidas de gente como Ellery Queen, Patrick Quentin, William Irish, John Dickson Carr o las hoy más desconocidas Ann Hocking y Mignon Eberhart. Por su parte, de entre las colecciones de quiosco que proliferaron sobre todo en los años 80 es imposible no mencionar la estupenda “Grandes Maestros del Crimen y Misterio”, de Editorial Orbis, con sus tres novelas por volumen, sus cubiertas negras y su letra menuda, casi sin márgenes, sin duda de difícil pero placentera lectura, donde pudimos disfrutar de Poe, Ruth Rendell, Rex Stout, Julian Symons o Erle Stanley Gardner, al igual que de varios representantes de la corriente hard-boiled como Raymond Chandler, Ross McDonald o Chester Himes. A Agatha Christie, Arthur Conan Doyle y Georges Simenon, debido a su popularidad entre los lectores, se les dedicaron colecciones propias, con las cubiertas respectivamente en color verde, marrón o rojo y un retrato silueteado en portada de miss Marple, Sherlock Holmes o el inspector Maigret.
Por fortuna, el panorama ha cambiado radicalmente en las últimas dos décadas, en las que prestigiosos sellos han apostado por rescatar o publicar por primera vez en nuestra lengua a numerosos autores del género, tanto grandes figuras indiscutibles como interesantes segundos espadas. Y no solo procedentes de las escuelas anglosajona o francesa, pues con gran acierto se está explotando también la veta japonesa. Lumen (Anthony Berkeley, Dorothy Sayers), Impedimenta (Edmund Crispin, Margery Allingham), Acantilado (Simenon), Hoja de Lata (Helen McCloy, Josephine Tey), Libros del Asteroide (Seicho Matsumoto), Quaterni (Seichi Yokomizo, Kyotaro Nishimura, Yukito Ayatsuji), Reino de Cordelia (Van Dine), Alba Editorial (Richard Hull, Anne Meredith), Salamandra (Akimitsu Takagi) o Duomo Ediciones (John Bude, Mary Kelly) son solo algunos ejemplos. Novelas de hermosa factura, en excelentes traducciones (todas ellas, salvo alguna, directas del original) y con diseños atractivos y elegantes, que sin duda dignifican por fin una literatura que desde sus orígenes pareció condenada a cierta marginalidad.
Mención aparte merece una editorial dedicada en exclusiva a la novela-enigma. Who Editorial es un proyecto surgido en Valencia en 2022 de los esfuerzos del tándem formado por Manuel Navarro y Noemí Calabuig, autores también de notables novelas con el seudónimo Calabuig&Navarro. Como se indica en su página web, “Who Editorial reivindica una época y un estilo”. Ese estilo es el del whodunit, la trama milimétricamente urdida, el rompecabezas en el que las pesquisas y las deducciones priman siempre sobre la acción. Un tipo de relato que, aunque en ocasiones recurra a la trampa, supone una vindicación de la inteligencia y el ingenio que nunca, y menos en estos tiempos, está de más.
El catálogo de Who Editorial consta, hoy por hoy, de dos colecciones, “Who Contemporánea” y “Who Golden Age”, ambas con una presentación impecable, con originales portadas de ilustradores como Patricia Bolinches, Marta Ponce, Esther Latorre, Adrià Ferrer Marqués, Fidel Martínez o Sr López. Las traducciones, a menudo magníficas, corren a cargo de los propios editores; y los volúmenes se enriquecen con un correcto y nada fatigoso aparato de notas a pie de página e interesantes introducciones de diversos especialistas.
“Who Contemporánea” reúne a escritores vivos que bien entrado el siglo XXI, época en que parece haber una clara preferencia por la novela negra de tintes violentos y connotaciones sociales y políticas, continúan cultivando una narrativa deudora de modelos clásicos, aunque obviamente evolucionada. Además de las novelas de Calabuig&Navarro (Vera, Valle en sombras y El misterio del Electra, protagonizadas por la inspectora Cayetana Garcés y que se encuentran, junto a J.M. Guelbenzu, entre los mejor que la mystery novel pura y dura ha producido en España), han recuperado al inglés Peter Lovesey con Carrera hacia la muerte, la primera aventura del sargento Cribb, ambientada en el siempre apetecible Londres victoriano. Y, sobre todo, han publicado a dos buenísimos escritores inéditos en español: el inglés Martin Edwards, novelista, ensayista (imprescindible su The Golden Age of Murder) y actual presidente del Detection Club, autor de All the Lonely People, su debut literario, sólida y realista historia, amedio camino entre la novela-enigma y la novela negra, ambientada en una Liverpool nocturna y turbia; y el genial y Paul Halter, francés, especialista en locked-room mysteries, digno heredero de Dickson Carr, que plantea enrevesados puzles tan artificiales como entretenidos (La cuarta puerta, prologada por Fernando Savater, o La séptima hipótesis).
“Who Golden Age” es una colección más nutrida, pues cuenta ya con alrededor de quince títulos. Desde reediciones de consagrados como Michael Innes (La torre y la muerte, una de las novelas predilectas de Borges), Anthony Berkeley (la inolvidable El caso de los bombones envenenados) o Christianna Brand (La muerte de Jezabel) a rarezas como El príncipe Zaleski, de M.P. Shiel o La llave maestra, de Bernard Capes, u obras más conocidas por sus famosas adaptaciones cinematográficas: La escalera de caracol, de Ethel Lina White, sobre la que Robert Siodmak rodó un magnífico film protagonizado por Ethel Barrymore y Dorothy McGuire; Sospecha, de Francis Iles (seudónimo que usó Anthony Berkeley para sus novelas de suspense psicológico), adaptada por Alfred Hitchcock; o La casa del Dr. Edwardes, de Francis Beeding, base de la también hitchcockiana -y freudiana- Recuerda, con Ingrid Bergman, Gregory Peck y la memorable escena del sueño ideada por Salvador Dalí.
Especial cariño está poniendo Who Editorial en la recuperación de dos prolíficos autores, de los más sobresalientes en la historia del género. Me refiero por un lado a John Dickson Carr, el maestro de los crímenes de habitación cerrada y por el que Manuel Navarro confiesa tener enorme admiración, de quien han sacado hasta la fecha varias novelas, todas ellas salpicadas de ese toque macabro tan característico, entre ellas la insuperable El hombre hueco, protagonizada por el doctor Gideon Fell, personaje inspirado en el polígrafo Gilbert Keith Chesterton. Y, por otro, a Ellery Queen, cuya obra considerada en su conjunto constituye desde mi punto de vista la cumbre más alta de la novela-enigma.
Como muchos sabrán, Ellery Queen es tanto el seudónimo bajo el que se amparaban Frederick Dannay y Manfred Lee como el nombre del protagonista de la mayor parte de sus obras, un joven inteligente y cultivado, a veces un poco pedante, que ocupa su mucho tiempo libre en ayudar a su padre, inspector de policía de Nueva York, a resolver casos y en escribir novelas policiacas en las que relata esos mismos casos en los que participa. Muy inspirado, sobre todo al principio, en Philo Vance, el detective amateur creado por S.S. Van Dine, Ellery es una extraordinaria invención literaria a través de la cual Dannay y Lee juegan con los límites entre la realidad y la ficción e ironizan sobre el género, a la vez que proponen algunos de los más intrincados misterios jamás escritos.
La obra de Ellery Queen se puede dividir en diferentes ciclos. En el primero de ellos, llamado “Ciclo de Nueva York” o “Ciclo de los Misterios” (por la peculiar y recurrente estructura de los títulos), se encuadran las dos novelas que de momento nos ha servido Who Editorial, El misterio de los hermanos siameses (The Siamese Twin Mystery) y El misterio del sombrero de copa (The Roman Hat Mystery). Esta última, recientemente aparecida en el catálogo del sello valenciano con portada de Fidel Martínez e introducción de quien esto firma, vio la luz en 1929 y supuso la primera aparición del personaje de Queen. Un tipo muere envenenado en su butaca durante el estreno de una obra de teatro. Varios indicios, entre ellos la desaparición de su sombrero, son inquietantes. Hay muchos sospechosos, muchas pistas que seguir y no menos preguntas por hacer. Al final, por supuesto, Ellery aclarará las cosas, después de que los autores hayan retado al lector en el célebre “Challenge to the Reader”, que en adelante se convertiría en uno de los elementos definitorios de la producción de Dannay y Lee. La literatura, en definitiva, como desafío para el intelecto. El crimen convertido en pasatiempo. El asesinato como diversión. Todo ello nos ofrece la obra de Ellery Queen y, por extensión, el catálogo completo de Who Editorial.