Tomo prestado para el título el libro Decadencia y caída del Imperio romano, de Edward Gibbon.
Me resulta complicado encontrar a alguien en el metro o en sitios públicos leyendo un periódico o revista en papel, aunque todavía hay «románticos» que leen libros físicos.
En los últimos años se ha observado un constante descenso en la venta de periódicos y revistas en papel.
Como se ha comentado en otras entradas, la paulatina implantación de las redes sociales y la popularidad de los dispositivos móviles ha provocado una migración de los lectores a «Internet».
La constante actualización de las noticias y la comodidad de acceso a muchos medios diferentes ha contribuido a que los medios tradicionales se han ido pasando a las versiones digitales.
Desde hace más de 2 décadas hay medios puramente digitales, que han obligado a adaptarse a los de papel, manteniendo los más importantes ediciones en papel con su versión digital.
Mientras que los periódicos de tirada nacional han ido resistiendo, otros de carácter local o regional han desaparecido o han dejado de publicarse en papel.
La mayoría de las editoriales en todo el mundo han ideado métodos alternativos de pago, que ofrecen a los lectores «muros», ediciones especiales, suplementos temáticos o incluso la asistencia a eventos patrocinados.
Este cambio en la sociedad también ha implicado una adaptación de las editoriales que, por el aumento de costes o la competencia, han cerrado revistas especializadas (Interviú o Tiempo) o han migrado a ediciones únicamente digitales.