
Foto: Ángel Olgoso
Marina Tapia (Valparaíso, Chile. 1975). Es poeta, artista plástica y divulgadora cultural. Desde el año 2000 reside en España y desde 2013 en Granada. Ha publicado los libros 50 Mujeres desnudas (Amargord), El relámpago en la habitación (Nazarí), Marjales de interior (Aguaclara), Jardín imposible (Ayto. de Baena), El deleite (Ayto. Vélez Málaga), Corteza (El Envés), Un kilim de palabras (El sastre de Apollinaire), Bosque y silencio (Ayto. Aguilar de Campoo), Islario (Amargord) y Piedra que mengua (Ayto. de Lodosa). Ha coordinado El pájaro azul. Homenaje a Rubén Darío (Artificios). Sus poemas han sido incluidos en una treintena de antologías.
Entre sus premios y reconocimientos destacan: Voces Nuevas de la editorial Torremozas; Arte Joven La Latina de la Comunidad de Madrid; Paco Mollá; Ciudad de Baena; Joaquín Lobato; Águila de Poesía; 8 de marzo por la Igualdad de La Zubia (en la categoría Cultura); Residencia Literaria en Óbidos, Portugal, Granada Ciudad de Literatura UNESCO; Ángel Martínez Baigorri.
Ha coordinado Compartir poesía de la Fundación Entredós de Madrid. Actualmente imparte talleres literarios para los Ayuntamientos de La Zubia y Huétor Vega.
Ha formado parte del catálogo de Animación a la Lectura de la Diputación de Granada y del Programa María Moliner del Área de Igualdad y Juventud. Pertenece al Institutum Pataphysicum Granatensis, a la Ronda Andaluza del Libro, a la Asociación de mujeres poetas Genialogías y a Poetas por el Clima. Hoy pasa por nuestra sección para darnos su Primera Impresión sobre su último libro publicado, Piedra que mengua.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Marina Tapia: Este libro completa un camino de búsquedas que he ido recorriendo, muchas de ellas enfocadas a la mirada del ser humano, a su entorno: en especial al natural, al que está al margen de las prioridades y decisiones de la actualidad. Y con este acercamiento a la piedra, al magma y a lo primigenio he dado otro paso más en este periplo sensitivo por el paisaje.
¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
La verdad es que nació tras varias noches de desvelo. Una intensa necesidad de escribir −la mano parecía que volaba e iba sola− me llevó a desarrollar un largo poema unitario que posteriormente fui dividiendo según las pausas y los cambios de registro que tenía el texto. Se ve que dentro de mí se fueron acumulando estratos de percepciones, reflexiones y “apuntes” que iba tomando inconscientemente y que, como una válvula de olla exprés, lanzó su silbido de versos cuando ya hervía.
Este poemario nació de una forma diferente a los anteriores
¿Cómo fue el proceso de escritura? ¿Ha cambiado tu forma de trabajar con respecto a otros?
Como siempre, leí y releí el texto, dejé que reposara, pulí pequeñas aristas, y luego lo compartí con mi pareja y con dos amigas que siempre se prestan a leer mi trabajo y darme su opinión. La verdad es que este poemario nació de una forma diferente a los anteriores: por lo general, una idea me atrapa y la voy desarrollando poco a poco (el silencio, el erotismo, la identidad femenina, las cuatro estaciones, los viajes, etc.). En esta ocasión, diría que fue un rapto de tres noches de insomnio. Un rapto propiciado quizá por un escrito en forma de “recado” de Gabriela Mistral en el que decía: «La piedra forma el respaldo de la chilenidad; ella y no un tapiz de hierba sostiene nuestros pies»”. De hecho, este fragmento lo he utilizado como cita inicial del libro. Me llamó la atención que nuestra Nobel hiciera hincapié en la montañas que vertebran el país y no el océano que lo recorre entero de norte a sur. Ella relacionaba este elemento pétreo incluso con nuestra personalidad. O, tal como declaró el artista chileno Francisco Gazitúa, «la sagrada cordillera, ese paisaje absolutamente desmedido, místico, impresionante» marca toda nuestra historia.
Hay un trabajo de intertextualidad que me parece da mucho juego al conjunto
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a los posibles lectores?
Me gustaría que se dejaran acunar por la musicalidad de los versos, que navegaran por los símbolos y las referencias de este libro, que no trataran de entender, sino más bien de sentir esa ruta que he intentado componer, esa senda de la humanidad a través de los siglos, ese camino del planeta que, siempre, es nuestro propio camino.
Hay un trabajo de intertextualidad que me parece da mucho juego al conjunto. Los lectores podrán encontrar citas incorporadas a los poemas, fusionadas por entero con ellos y que los completan y abren hacia nuevas posibilidades de interpretación. Pienso que es gustoso ver el diálogo establecido con Sor Juana Inés de la Cruz, Clara Janés, Antonio Machado, Mariluz Escribano Pueo, Gabriela Mistral, Chantal Maillard, Rosario Castellanos, María Ángeles Pérez López, Mada Carreño, san Juan de la Cruz, César Vallejo, José Ángel Valente, Juan Carlos Friebe y Octavio Paz. Incluirlos es mi forma de mostrar gratitud por su poesía viva que tanto me nutre.
Todos somos esa pizarra, esa amonita, esa obsidiana que se desgasta y mengua
¿Qué efecto esperas que tenga en ellos?
Desearía que estuviera en sus mesillas de noche, que mis versos los acompañaran. Y que trajeran sensaciones de unión con la tierra, con las diversas comunidades que la habitan y con todo lo vivo que nos rodea y que debemos preservar. Desearía que despierte una suerte de eco-misticismo, una mirada interna nueva, que volvieran a sentir que el centro del universo no es el hombre. Me encantaría propiciar un estado de emoción interior. De alguna manera, todos somos esa pizarra, esa amonita, esa obsidiana que se desgasta y mengua, todos formamos parte de una fuerza volcánica que se solidificó. Me encantan los versos de Atahualpa Yupanqui que hablan de las ‘pircas’: «De pirca son los corrales. / Piedras plomizas y blancas. / Solitas, nada parecen. / Pero juntas, cuánto aguantan».
¿Qué papel desempeña la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?
Siento que los poemas van proponiendo una andadura. Que van adentrándose además en el núcleo central del libro, quizá el poema 22, una reinterpretación propia del Padrenuestro. Creo que hay una voz dialogante con una especie de amado o amada, al modo del Cántico Espiritual de san Juan de la Cruz. Esto transmite cercanía y todo el colorido de un lenguaje delicado y amoroso. Quizá estas palabras de Petra Kelly, fundadora del partido Los Verdes en Alemania, apresen este sentir:«Entiendo el concepto de ternura en sentido amplio. Este concepto, para mí, también político, incluye una relación tierna con los animales y las plantas, con la Naturaleza, con las ideas, con el arte, con la Lengua, con la tierra (un planeta sin salida de emergencia). Y, por supuesto, la relación con los humanos».
Siento que hay un equilibrio entre lo velado y lo próximo
¿En qué medida veremos en él —o no— a la Marina Tapia de tus anteriores obras?
Este es un libro más complejo, más profundo y que requiere una inmersión más honda por parte de los lectores. Cada poema puede tener varias capas de lectura. Las palabras están más empapadas de sutiles referencias, ya que he intentado recoger las tradiciones y ritos de varias culturas. Ha resultado un poemario más filosófico, pero siento que hay un equilibrio entre lo velado y lo próximo, que puede llegar a los que se acerquen a él.
Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Piedra que mengua, ¿cuáles serían?
Elegiría el poema número 12 “Abecé de mi canto”, el 8 “Habitaré la casa del ascenso” y el 22 “Madre piedra que estás en la tierra”. Es curioso porque en este libro me he inventado una fórmula −que quizá sea un precedente− en la que el título está en medio del poema señalado en letras negritas. Esta idea luego se refuerza con el índice, así se sabe que ese verso es el título elegido.
El primer texto elegido lo escojo por una razón sentimental: en él canto al paisaje de la Cordillera de los Andes. El segundo porque me siento situada en ese momento vital que describe el poema: eso maravilloso que sucede cuando nada se espera. Y mi tercera elección es claramente una declaración de principios de los valores ecológicos y vitales que me mueven.
En los últimos tiempos, vas a premio por libro (y van ya unos cuantos). Cuéntanos el secreto de tu éxito [risas]. No, ya hablando en serio, ¿qué suponen para ti estos reconocimientos?
[Risas] Pienso que es una suerte haber tenido, por casualidad absoluta, jurados que han valorado mi amor por el lenguaje, una actitud abierta a experimentar con los formatos y a tocar diversos temas desde ángulos no tan comunes. Javier, es sólo una lotería que me ha tocado, podría haber sido de otra manera. Pero doy gracias que se hayan fijado en mi trabajo y siempre suponen una alegría y un estímulo.
Aconsejo regresar a ese espíritu inquieto y curioso de la infancia
Desde la perspectiva que te ofrece tu labor impartiendo talleres de escritura creativa y poesía. ¿Qué consejo les darías a los poetas jóvenes que están empezando a publicar?
Siempre digo que más importante que escribir es leer. Y leer poesía, no sólo novela, acercarse a diferentes voces, no quedarse en lecturas digestivas y animarse con creaciones complejas. También aconsejo regresar a ese espíritu inquieto y curioso de la infancia, donde la observación y el deslumbramiento eran gestos habituales. A los alumnos los invito a ser conscientes del acto poético como comunicación. Además, el texto se debe pulir preservando su esencia, pero no hacerlo en caliente, hay que esperar cuando uno ya ha tomado distancia con lo escrito.
Por último, como lectora, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?
Me gustaría que muchísimo que Juan Carlos Friebe, nuestra querida Carla, dialogara contigo acerca de su última publicación «La esteva» (Hiperión, 2024). Estaría genial saber un poquito más acerca de esta antología personal.
***
Tres poemas de Piedra que mengua
8
Sucedió cuando nada esperaba.
Sucedió en la frontera,
en esquinas sin giro.
Cuando falta el empuje
pero un signo te lleva.
Era tarde, muy tarde,
ya no ardían las llamas
en el templo que ayer fue mi hogar.
Sucedió cuando puede visitarnos lo bello:
en la sombra, a resguardo, sin testigos ni teas,
sobre tenues rescoldos de amor.
Ocurrió en mi vejez el prodigio,
el milagro de ser
otra cosa −y yo misma−
¡un doblez luminoso!
12
Cordilleras,
salientes emotivas,
locura de racimos para el vuelo.
Sois hálito ascendente,
o dedos de las diosas que, dormidas,
levantan sus pulgares y acarician
la pulpa de las nubes.
Exhausta buscaré vuestros pinares,
la quena de los vientos,
el silencio.
Afán sin dilación.
En vosotras me sé pequeña eternamente,
me nutro de nostalgia,
de vuestra maternal fosforescencia.
Soy esa bestia libre
que nunca ha de cazar la humanidad.
Sueño de piedra que soñamos,
piedras del mundo pastoreadas.
Abecé de mi canto,
que en cada roquedal se enreda.
Moldeadas del color de lo sencillo,
sois mesa de la casa,
sois cama,
sois tejado,
y aquel brazo fantasma que me lleva.
Mis sísmicas amantes,
no me dejéis
sin cuna de la infancia,
sin lápida que bese vuestro suelo.
No hay belleza más alta que los Andes.
No hay aridez más dulce que Atacama.
Y no hay dolor más hondo que Pisagua.
22
Madre Piedra que estás en la tierra,
santificada sea tu estirpe.
Vuelva a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad,
así en el magma como en el cosmos.
El agua nuestra de cada día
dánosla hoy
para lavar el cuerpo,
para lavar el alma.
Y perdona nuestras ofensas,
nuestra extracción voraz de tu materia,
ese eterno saqueo.
No nos dejes caer en la codicia.
Y líbranos de nosotros,
Piedra Madre.
11
fui
magma
endurecido,
esfinge, león asirio,
gema etrusca, Stonehenge,
estela rúnica, columna romana,
obelisco, castillo, Machu Picchu,
muro de Buraq, Kaaba, zigurat,
sarcófago íbero, estela rúnica,
Valle de Piedras Encimadas,
dolmen de Antequera
Petra y Altamira,
crátera
Por los siglos seré
amor indestructible,
inamovible roca
enamorada y alta.
ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.