Horacio Otheguy Riveira.

Esta noche, gran velada: Kid Peña contra Alarcón por el título europeo (1983) se estrenó en Madrid con Santiago Ramos y Jesús Puente, entre otros, dirigida por Manuel Collado, joven aún y con mucha experiencia en textos de Antonio Gala, Buero Vallejo… y Chejov.

Aquí y ahora, admirable labor de equipo con ajustada dirección

Cuarenta y dos años después, se nos presenta una pieza realista dueña de una vigorosa capacidad de seducción, fresca en su discurso, rica en simbolismos y potente en la creación de personajes. Una empresa difícil por las connotaciones de una dramaturgia que ya no se emplea en España, más dada a las veleidades o talentos -de todo hay- de los directores, dados a versionar muy libremente cualquier texto.

Pilar Valenciano no lo ha hecho. Por el contrario, ha dirigido con rigor de orfebre la sucesión de situaciones de dos en dos, a la antigua usanza, enriqueciendo el enfoque general, acentuando su panorámica social, con una constante -propia del gran teatro del siglo XX- en el rescate del hombre diezmado, acorralado, que lucha contra todas las trampas… en busca de su propia voz, aunque pueda ser finalmente destruido: una lucha cargada de luz, de inocencia, de inesperado amor por sí mismo.

Si en El perro del teniente, logró plasmar una dura sesión de serie negra, aquí sorprende la precisión con que aprovecha los talentos de su equipo, de tal manera que desde las video-escenas a la actuación del personaje más secundario, o los detalles de la escenografía -del humo de las duchas que no vemos a la gran tormenta final- y los matices de la iluminación, el concepto de puesta en escena avanza afinado por las líneas maestras de la obra de Cabal.

Esta noche, gran velada: Kid Peña contra Alarcón cuenta la historia de un boxeador que se encuentra ante una decisión crucial en su vida: pelear para ganar el título europeo o amañar el combate con el que lleva soñando toda su vida. Una obra en la que los rivales que se enfrentan realmente en escena son la conciencia de la libertad individual frente a la falta de escrúpulos de la codicia colectiva.

Daniel Ortiz interpreta al entrenador que prepara los músculos de un hombre que va directo a un mal sueño. Una labor de entrega singular, distanciado del corrupto meollo comercial, con una escena final de ovación.

 

El cuerpo está listo, el alma se encrespa. A la izquierda de Kid (Francisco Ortiz), el implacable manager pujando por una derrota que lo haga rico (Chema Ruiz) y a la derecha, Sony (Mario Alonso): un muchacho ingenuo con hipnótica vitalidad.

 

Una larga escena de seducción y perversión entre Kid (Francisco Ortiz) y Marina (Marta Guerras), la amante del manager. Dos creaciones que crean un clímax de creciente suspense y erotismo en busca de otras obsesiones.

 

Un reparto formidable en el que cada uno compone con maestría los dramáticos o humorísticos rasgos de los personajes. Cuando llega el saludo final, todos ríen, relajados, ya sin máscara que defender, excelentes comediantes con el trabajo cumplido.

 

Dirección Pilar Valenciano
Escenografía Lua Quiroga
Vestuario Tania Tajadura
Iluminación Rodrigo Ortega
Sonido Luis Miguel Cobo
Video escena Elvira Ruiz/Álvaro Luna
Ayudante de dirección Cristina Hermida

Reparto

Kid Peña Francisco Ortiz
Marcel Esparza Daniel Ortiz
Ángel Mateos Chema Ruiz
Marina Marín Marta Guerras
Achúcarro Jesús Calvo
Sony Soplillo Mario Alonso

TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU. HASTA EL 25 DE MAYO 2025