Por Jorge de Arco.
Devolver a la luz los instantes vividos y redescubrir la figura y el quehacer de un excelente poeta, ha sido la oportuna y necesaria tarea que Àngels Gregori Parra y Mario Obrero han llevado a cabo en esta antología bilingüe de Vicent Andrés Estellés (1924-1993). Poeta y periodista, está considerado uno de los autores más importantes de la literatura en valenciano del pasado siglo. El grueso de su obra -lírica, narrativa y teatral-, es deudora de una época de represión lingüística y vital. Por fortuna, su labor se vio reconocida con muy distintos galardones y reconocimientos: Premio de Honor de la Letras Catalanas (1978), Creu de Sant Jordi (1982), Premio de Honor de las Letras Valencianas (1984) y Medalla de Oro de las Bellas Artes del Ministerio de Cultura (1994).
Ambos compiladores, dan fe en su prólogo de algunas de las principales claves literarias de Estellés e, inciden, en que encontró en la poesía “el instrumento más útil (y bello) para evadirse y denunciar una sociedad hostil, de guerra y hambre y tantas muertes cercanas. Quizá porque tuvo que negociar con tanto dolor en sus días, apostó firmemente en su obra por la vida, reivindicando por encima de todo, el derecho a la alegría”.
Su compromiso, pues, fue siempre fiel al amparo de los derechos y a la repulsa por las injusticias. Además, batalló con firmeza por la lengua catalana y “su defensa territorial e identitaria se resuelve en el poema como una universal invitación a la dignidad”. Advierten los antólogos de que se ha optado por no atender a un orden cronológico y, ello, permite una lectura unitaria y lineal, que alienta, a su vez, distintas inferencias lectoras.
El decir de Vicent Andrés Estellés está marcado por la trascendente, lo espiritual, lo presentido, lo intolerable, lo familiar…, en una suerte de poesía de honda expresividad que mantiene vigente una voz plural y comprometida:
Soy un hombre que no tiene más remedio que escribir,
y no tiene más remedio que escribir ciertas cosas.(…)
Escribiendo me sé libre. Absolutamente libre.
(Reconozco que es una amarga y discutible libertad,
todas las libertades en realidad lo son.
El espléndido autor luso Miguel Torga, dejó escrito que “lo universal es lo local sin paredes”. Y, en ese afán, por vindicar y difundir lo autóctono, Vicent Andrés Estellés quiso ser testigo de su época, compartirla y hacerla entender desde las más íntimas entrañas de su pueblo de nacimiento, Burjassot:
Lenta y dolorosamente edifico
este canto, que es un canto, más que de amor, de rabia,
de una rabia que funda dinastías bíblicas,
de una rabia que crea, más que los versos, los pueblos.
Es la rabia de un pueblo o unos pueblos
cruzados de punta a punta por la señal de la guerra.(…)
Hombres de orden vigilan de reojo lo que escribes.
Su discurso fue siempre inmediato y sincero, capaz de generar una conexión directa con el lector. En su verbo se adivina un reflejo de la humanidad, una lucha con sus propias contradicciones, que busca la satisfacción, pero también que intuye la felicidad como una construcción cultural y, por tanto, efímera. Incluso, a veces, su semántica roce lo vulgar como búsqueda de la perfección, invitando a ver la belleza en lo común y lo imperfecto.
En suma, esta antología, respira en las fronteras entre lo sublime y lo mundano, lo personal y lo social, y plantea preguntas complejas sobre la autenticidad de las emociones y la búsqueda de significado en un mundo que debe ocuparse más por la sustancia que por la apariencia:
Amigo, hermano, no se quién eres,
pero a ti dedico mis cantos,
unos cantos humildes, pobres y errantes,
hechos de cualquier manera.
Construidos, eso sí, con el afán concreto
de ahuyentar a las gigantes penas;
hechos, amigo, a prueba de espanto,
a prueba de cuchillos.
Bajo una piedra los deja aquí,
tal y como los escribió
el hombre solitario, y después se va.
El hombre sigue su camino
y se hace la ilusión de que es libre
y que nunca se canta en vano.
Este comentario captura de manera brillante la esencia y la relevancia de Vicent Andrés Estellés, destacando su compromiso con la lengua, la justicia y la dignidad.