Por Mariano Velasco /
Se siente uno muy a gusto cuando escucha cantar a Alba Reche. Aunque el calendario marque día 13, aunque esté lloviendo de lo lindo sobre el asfalto de Madrid y la tarde se presente tristona, aunque tu atleti acabe de ser eliminado de la champions por el dichoso penalti aquel, aunque te sientas solo, te duela el alma y te hayan roto el corazón… No hay mucho más que explicar sobre el éxito de Alba Reche: te sientes a gusto y como en casa escuchándola… aunque no seas tú su hombre.
Ese es, No soy tu hombre, el peculiar y muy sugerente título del nuevo disco de Alba Reche con el que ha iniciado gira recalando en una llenita a rebosar Sala But de Madrid la lluviosa noche del pasado 13 de marzo, un concierto que alcanzó su momento más íntimo y acogedor cuando Alba va y se arrodilla, extiende el vuelo de su falda a ras del suelo y desde ahí abajo nos ofrece el precioso tema que abre el disco, Mi casa, haciéndonos sentir como si estuviéramos junto a ella en la intimidad de su hogar: “Voy a hacer de este jardín mi casa, de estas manos mi hogar, llenar el aire de agua. Voy a estar a la altura de mi adentro, a perdonarme por los hechos que nunca pasarán”.
Discurría ya por entonces cerca de la primera media hora de un intensísimo concierto que había arrancado on fire, envuelto de un rojo apasionado con el estribillo de No soy tu hombre proyectado sobre las pantallas, “No soy tu hombre, no soy lo que me escondes, soy algo peor desde entonces”, y con una Alba Reche que inundaba el escenario deslumbrante, luciendo corsé rojo y falda blanca de vuelo para cantar a continuación “tú tan guapa como siempre, yo siempre tan confundida” (Tan guapa), cuando la que estaba guapísima era ella y los confundidos, si acaso nosotros por su despampanante puesta en escena.
Se me antoja que estamos ante un disco, el cuarto trabajo de Alba Reche, concebido sin darle la espalda al riesgo y que ha debido de resultar complejo llevar al directo, habiendo logrado sin embargo un resultado excelente y conmovedor. Son los temas de No soy tu hombre canciones repletas de intensidad emocional expresada casi siempre con versos infinitos pero preciosos y precisos:
“Aparece con el rabo entre los cuernos y en silencio,
bandera blanca será mi castigo por todo esto.
Imagina lo difícil que es luchar con lo que hemos vivido,
como último acto de mi amor te entregaré al olvido”
Se trata de Última guerra, una verdadera joya de canción que no pasó para nada desapercibida entre los diez temas nuevos de Alba, y a la que se refirió como “mi favorita del disco” (estoy con ella). La voz de Alba luce aquí con todo su encanto sabiendo poner sordina a la intensidad del drama, mientras la batería de Saray Sáez imprime al tema un ritmo de una elegancia conmovedora. Un verdadero desahogo emocional.
Además de su especialísima voz, que sabe como nadie interpretar la tristeza con dulzura, uno de los puntos fuertes de la producción de este disco y de su directo es la percusión, que logra verdaderas maravillas en esta canción y en otras muchas, en una búsqueda no solo de la elegancia, sino también, si hace falta, de la rabia y el puro cabreo (“le dejé un poco mejorado pero la mierda no se barre sola, no quiero ser maleducada pero la maldad no se va aunque la escondas”, cantará contundente en Tal para cual a golpe de bombo y platillos). Pues si queríamos percusión, toma dos tazas. La propia Alba se quiso sumar a la fiesta – no sé si hay algún gallego por aquí, preguntó antes – golpeando las conchas y dejándose llevar por el embrujo de Diamante, el tema que compuso con Baiuca y que no suele faltar en sus conciertos:
“Tengo a mano todo lo que un día te hizo grande,
confundo la luz con un pequeño y pobre diamante”
A estas alturas ya habíamos entrado hasta la cocina en la casa de Alba Reche acompañados de la generosa melancolía de Creí en ti (“dejé que me engañaras, que pisaras lo que te di, también dejé que me borraras, que el tiempo ya hablará por mí”), bailado con el contagioso ritmo de La dosis (“la dosis más pequeña de ti, me convierte en la mejor actriz, lo que afuera no se puede decir te lo digo si me quedo a dormir”) y refugiándonos de lo que caía afuera con el paraguas de La mitad (“la lluvia moja solo a solos y a los enamorados”). Pero la fiesta no había hecho más que empezar y aún nos quedaban fuertes emociones por vivir entre las cuatro paredes de su hogar.
Me alegró observar en la Sala But un mayor número de público masculino que en anteriores conciertos de Alba. ¡No sabíamos lo que nos estábamos perdiendo, chicos! Porque la esencia de Alba Reche está muy por encima de cualquier distinción de género, ella nos habla de amor (“viene del amor todo lo que conozco”), de respeto (“tuve miedo de mirarnos, perdóname la cobardía”), de ternura (“a veces me parece tan mentira que no me despiertas y me dices “qué bonita”), de empatía (“aun así, siempre creí en ti”), también de sufrimiento y de vulnerabilidad (“depende del día soy fuerte o cobarde”), pero enfocándolo siempre hacía la superación y la autoafirmación (“mejor mirar la vida así de frente, que la conciencia no moleste”). Un discurso muy válido y muy necesario para todos, todas y todes. “Todos los hombres que hay aquí esta noche sois bienvenidos porque estáis aquí y os sabéis nuestras canciones, y si no os las sabéis…. ¡pues amor!”, bromeó Alba antes de acometer uno de los temas más celebrados: “la culpa es mía que no quise darme cuenta de que no sabes querer” Mi pequeño saco de boxeo, así definió ella esa maravilla que es La culpa.
Con Diddy Stain al teclado, aquello tomó aroma de vuelta al principio cuando comenzaron a sonar las primeras notas de Caronte (“para qué bailaba, para quién cantaba, para tus sucios trapos, pa’ tus mentiras claras”) y enseguida se vino uno de los grandes momentos de la tarde/noche cuando sacaron sillas para todas y Alba se sentó junto a su banda – ella no dice “mi banda”, dice “mis amigas”- para interpretar una preciosa versión de la incombustible Quimera. Ellas son Diddy Stain, guitarra y teclado; Greta Ch’aska, bajo; y Saray Sáez, batería y aquí, cajón. Y nosotros, como si estuviéramos ya acomodados en el saloncito de casa: “para ti, pa quién si no”.
Estuvo Alba una vez más – nada nuevo para quienes ya la conocemos – encantadora, graciosa y simpatiquísima sobre el escenario, bromeando incluso hasta con un pequeño lapsus que tuvo con la letra de Escúchala (os juro que me la sé, se disculpó guasona), y que aun así sonó como la preciosísima y sentida canción que ha sido, es y será toda la vida de Dios: “escúchala, escúchala, mami, escucha por favor, que a mí me duele ver que you’re not available”.
Aún quedaba insistir un pelín más en esa dulce melancolía tan de la Reche con la sobredosis que supuso El desarme (“quédate, no quiero que te vayas, te di todas mis armas”) antes de dejar unos segundos nomás a sus tres amigas solitas sobre el escenario – “yo me salgo a la terraza, estáis en vuestra casa, hay cerveza fría en la nevera”, le faltó decir – para volver rearmada y enfrentar la segunda parte del concierto con falda corta y negra y nada menos que con Digna de ti, una soberbia canción que arranca entre dudas y reproches para sin darte cuenta acabar con toda la furia y el desahogo de ese “despertarás, me culparás, y entenderás que ella nunca será yo”, subrayando en rojo los “rás” y cantado con más fuerza que nunca, como si fuera a dar comienzo de nuevo el concierto.
Había tomado aire la Reche, si es que alguna vez le faltó, con aquella salida al exterior, para junto a las mencionadas Última guerra y Tal para cual, enamorarnos con la dulce melodía de la liberadora Enemigo (“días después contaré las cosas que me pasan por la cabeza y me parecerán tan tan tan insignificantes”). A partir de ahí no quiero saber lo que pensarían los vecinos de Villa Reche, porque Alba y su banda pusieron a temblar los cimientos del local con dos de las imprescindibles: La posada y sus incontestables imperativos (bésame, cógeme, tócame, jódeme…) y un Como si no importara que sigue siendo lo más espectacular habido y por haber en sus directos, haciendo Alba canción de las dos palabras que conforman uno de sus tatuajes: “ternura” para empezar, “radical” para terminar.
Dejó Alba para el final el tema cuya letra mejor define el sentido de este diario personal e íntimo que es No soy tu hombre: “viene del amor todo lo que conozco”. Mejor colofón imposible para un concierto intenso, mágico, emocionante, sensible y sobre todo acogedor como el que habíamos vivido. “Mejor sentirlo todo así tan fuerte”, nos recuerda nuestra anfitriona en el momento de la despedida, una Alba Reche a la que dejamos ya en la intimidad de su casa con sus gatitas Luisa y Queen y su perrita Gilda, tan monas ellas, llevándonos, entre miles de sensaciones y emociones, una última lección muy bien aprendida: que “para ser feliz hay que tener menos miedo” (Mi casa).
Alba Reche. No soy tu hombre Tour 2025
- Próximos conciertos:
- 21 de marzo, Vigo, Sala Rouge
- 22 de marzo, La Coruña, Inn Club
- 27 de marzo, Valencia, Sala Moon
- 28 de marzo, Sevilla, Sala Custom
- 29 de marzo, Granada, Sala Aliatar
- 26 de abril, Ciudad de México, Foro Indierocks
- Entradas: https://albxreche.com/pages/gira-no-soy-tu-hombre-2025
Fotografías: Carmen Hinojosa