JOSÉ LUIS MUÑOZ

Hay cine hindú más allá de Bollywood. Cabe recordar que el país asiático es una de las mayores potencias cinematográficas del mundo. Secretos de un crimen, este thriller de más de dos horas que pasan volando y dirigido por Sandhya Suri, una documentalista británica de origen hindú que se estrena en la ficción con esta película, es buena prueba de ello.

Santosh Saini (Shahana Goswami), la joven viuda de un policía que ha muerto en unos disturbios, tiene la opción de ocupar el puesto de su marido. En un ambiente rural y caótico, en donde reina el machismo, esta joven agente, que nunca lleva pistola, debe desentrañar el caso de la violación y asesinato de una joven cuyo cuerpo aparece en un pozo y será testigo, y hasta partícipe, de las malas praxis policiales de su país que normaliza la tortura para forzar confesiones.

Sandhya Suri conduce al espectador por las siniestras, y sucias, dependencias policiales, le hace partícipe de esa investigación manipulada por la inspectora feminista Geeta Sharma (Sunita Rajwar), un personaje oscuro que parece estar enamorada de la bisoña agente, que la conduce hacia un falso culpable y la coloca ante un dilema moral.

Secretos de un crimen es una denuncia del corrupto sistema policial hindú, en el que el inspector Thakur (Nawal Shukla) desprecia y se ríe de la denuncia de un miembro de una casta inferior intocable cuando le comunica la desaparición de su hija, del ambiente opresivo que reina en los ambientes rurales y de ese sistema de castas que sigue rigiendo la vida en ese inmenso país superpoblado de Asia en donde sigue existiendo una miseria extrema y una desigualdad lacerante. En un momento determinado, la carismática Sharma le dice a su joven discípula que en India existen dos clases de intocables, los que lo son por casta y los que ostentan el poder y no se les puede molestar.

Secretos de un crimen, una coproducción entre India, Francia, Alemania y Reino Unido, habla de una realidad espantosa que son las violaciones sistemáticas que se producen en India y de una justicia aleatoria y ejemplarizante que se cobra vidas inocentes sin que ello parezca importar gran cosa a las autoridades policiales.  Sandhya Suri construye un thriller sólido y envolvente, dotado de una enorme sensualidad (se percibe el caos de la vida cotidiana, hasta se huele; el constante ruido de fondo está siempre presente en cada uno de sus planos, la oscuridad reina en sus planos nocturnos) que no rehúye la violencia, aunque la sitúa siempre fuera de plano (el atroz interrogatorio del joven sospechoso) y que encuentra en los ojos de Shahana Goswami, su joven protagonista, inmensos y siempre bien abiertos, un verdadero ángel interpretativo con el que el espectador empatiza desde el primer momento.

Secretos de un crimen es un thriller bello y sensible, bien resuelto (atentos a la secuencia de ese modesto hospedaje en donde trabaja el sospechoso del asesinato y violación de la joven) que dispara al mismo tiempo contra el sistema de castas (cuando Santosh decide enfrentarse a los verdaderos culpables que se burlan de ella y la tratan con conmiseración), el machismo inherente a la sociedad hindú, los brutales procedimientos policiales y un feminismo revanchista cuyos resultados son tan perniciosos como los crímenes que en teoría dicen perseguir y castigar. Lo importante, dice la inspectora Geeta Sharma a su joven agente, es lanzar el mensaje de que las violaciones serán castigadas con rigor, aunque paguen por ello inocentes.

Una lección de cine excelente que se cierra con el plano desolador de un tren que abandona la estación con Santosh a bordo en señal de derrota.