Sergio Vargas.

Michael Connelly, fue el responsable de dar vida al mítico detective Harry Bosch, solo por ello tenemos que hacerle sitio en nuestras bibliotecas. Tiene mucho mérito que el escritor angelino siga manteniendo fresca dicha serie, talento no le falta. Ahora nos recibe con “La espera”(AdN), un caso donde Bosch es ayudado por la detective Renée Ballard , ya que como sabemos los que seguimos sus aventuras, el detective amante del jazz se encuentra jubilado, además se unirá a la patrulla Maddie su hija, que ya es una policía con todos sus derechos.

Ellos tendrán que seguir los pasos de un feroz violador en serie; recordemos que la última vez que Ballard fue protagonista con Connelly hay que situarse en el año 2022 con su novela “Estrella del desierto”. A la vez, se conectaran dos casos más donde las cosas no son lo que parecen y que empezarán a mezclarse entre sí: el robo de la placa de Ballard y su arma y la recuperación de los archivos del famoso suceso de La Dalia negra.

El autor pisa cada vez más el acelerador, lo que conlleva una conclusión impactante, que sin duda demuestra que todavía a sus personajes les queda cuerda para rato.

Lo mejor del escritor es, que se nota que empatiza mucho con sus personajes y da a los lectores lo que piden. Además sigue involucrado en sus historias al bueno de Harry Bosch dotándole de partes memorables de la novela, pero no siendo tan protagonista como en secuelas anteriores, el testigo va pasando a manos de la agente Ballard, una especie de súper policía echa así misma que tiene muchas de las cualidades de su mentor Bosch, incluso rezan al mismo Dios, si es que existiera.

Tampoco hay que olvidarse de Maddie, especialista en robar escenas a la protagonista claramente por ser su padre quien es y que creo que tendrá todavía más presencia en futuros libros. Eso sí, lo que no permito que pase, es que en futuras entregas el papel del Sr Bosch se vaya diluyendo, ya que es el personaje más querido por los fans y personaje fetiche del autor de “El camino de la resurrección”. Lo que queda claro es que Connelly no muestra signos de “parar la pata” y que sus novelas siguen siendo adictivas y mejor si las lees por la noche.