Por: Walter Gonzalves
La justicia, como ideal humano, ha sido representada a lo largo de la historia por diferentes deidades que encarnan los principios de equilibrio, rectitud y castigo moral. Desde el Olimpo hasta los tribunales modernos, el concepto de justicia ha evolucionado, pero su esencia continúa resonando en la literatura y en las discusiones filosóficas contemporáneas. En este ensayo, exploraremos cómo distintas culturas han concebido a sus dioses de la justicia y cómo su influencia persiste en la narrativa literaria y en los dilemas del presente.
Deidades de la justicia en la historia
En la mitología griega, Temis y Dice representaban la justicia en su forma más pura. Temis, madre de Dice, era la personificación de la justicia divina y el orden universal, mientras que Dice encarnaba la justicia humana y la equidad en la sociedad. Estas figuras no solo establecían las normas del cosmos, sino que también eran invocadas en los tribunales y las deliberaciones políticas.
En el mundo romano, la diosa Iustitia heredó el simbolismo de Temis, pero con un añadido fundamental: la venda en los ojos, representando la imparcialidad. Su imagen es el antecedente directo de la representación moderna de la justicia, con la balanza y la espada.
Fuera de la tradición grecolatina, el dios egipcio Maat representaba el orden cósmico y la verdad. Su pluma pesaba los corazones de los difuntos en el juicio de Osiris, estableciendo el principio de que la justicia no solo es terrenal, sino también trascendental.
En la tradición nórdica, Forseti era el dios del juicio y la reconciliación, destacando una visión de la justicia basada en el diálogo y la mediación. Mientras tanto, en la mitología hindú, Yama, el juez de los muertos, determinaba el destino de las almas según sus acciones en vida, estableciendo un vínculo entre justicia y karma.
La justicia en la literatura
Desde las epopeyas clásicas hasta la literatura contemporánea, la justicia ha sido un tema recurrente. En la «Ilíada» y la «Odisea», la justicia es a menudo representada como una fuerza divina que castiga la arrogancia y la impiedad. En la «Divina Comedia» de Dante, la justicia adquiere un carácter teológico y moral, donde las almas enfrentan las consecuencias de sus actos en los distintos círculos del Infierno y el Purgatorio.
El teatro isabelino, particularmente en Shakespeare, explora la fragilidad de la justicia humana frente a la corrupción y el poder. «Hamlet» y «El mercader de Venecia» son ejemplos en los que la justicia se convierte en un dilema moral más que en un principio absoluto. En esta última obra Shakespeare trasluce el instituto del «abuso del derecho» y el peso de la justicia en estado puro o rigurso, recordemos aquel pasaje en donde Porcia se expresa respecto a la Clemencia y la Justicia «… La clemencia es atributo divino, y el poder humano se acerca al de Dios cuando modera con la piedad la justicia. Hebreo, ya que pides no más que justicia, piensa que si sólo justicia hubiera, no se salvaría ninguno de nosotros. Todos los días en la oración, pedimos clemencia, pero la misma oración nos enseña a perdonar como deseamos que nos perdonen…» y para luego recordar Porcia que «Verás tú mismo el texto; pues, ya que pides justicia, ten por seguro que la obtendrás, más de lo que deseas.»
En la literatura moderna, la justicia es cuestionada desde perspectivas más críticas. Obras como «Crimen y castigo» de Dostoievski analizan el peso de la culpa y la moralidad, mientras que «Los Miserables» de Victor Hugo presenta un sistema legal riguroso, representado por el inspector Javert, que no siempre se alinea con la justicia verdadera y el intento de redención por parte de Jean Valjean al cometer el crimen de robar pan para que su familia no mueriera de hambre.
Justicia y tiempos actuales
Hoy en día, el concepto de justicia sigue en constante debate. La literatura y el cine han continuado explorando estos temas en narrativas distópicas como «1984» de Orwell o «El cuento de la criada» de Margaret Atwood, donde los sistemas judiciales se transforman en herramientas de opresión. Al mismo tiempo, en la realidad, el acceso desigual a la justicia y la corrupción legal siguen siendo desafíos vigentes.
Las deidades de la justicia nos recuerdan que, aunque los sistemas legales evolucionen, la aspiración humana por la equidad y la verdad permanece. En un mundo donde las redes sociales y la opinión pública tienen cada vez más peso en los juicios mediáticos, surge la pregunta: ¿estamos presenciando una nueva forma de justicia, donde la moral colectiva reemplaza a los tribunales tradicionales? La literatura, como reflejo de la sociedad, continuará explorando esta cuestión, al igual que lo hicieron los mitos en su tiempo.
Es importante recordar el presagio que expreso la serie «Black Mirror» en donde la justicia se desvirtúa cuando la tecnología se convierte en un instrumento de castigo desproporcionado y vigilancia extrema. La serie nos recuerda que el derecho debe evolucionar junto con la tecnología, garantizando siempre la dignidad humana, el debido proceso y la proporcionalidad de las penas. Desde una perspectiva jurídica, Black Mirror sirve como advertencia sobre los riesgos de un sistema judicial automatizado, deshumanizado y guiado por la venganza social en lugar de la equidad que se desentienda del candor pasional de la venganza.
En definitiva, los dioses de la justicia, aunque relegados al ámbito mitológico, siguen presentes en nuestras discusiones y preocupaciones actuales. Ya sea en los textos sagrados, en los tribunales, en las páginas de un libro o en la red, la búsqueda de justicia sigue siendo un pilar fundamental de la condición humana.
¡Hasta el próximo fin de semana!
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