El show de Samsa

Posthumanismo weird: más allá de la Nueva Carne

PARÁSITOS PERFECTOS, LUIS CARLOS BARRAGÁNPARÁSITOS PERFECTOS - Caja Negra

Hombres y bichos

La narrativa de ciencia ficción se caracteriza por incluir elementos anticipatorios, que muestran, con más o menos fortuna, cómo será nuestro futuro. En ocasiones los avances tecnológicos, científicos o biológicos que se proponen en estas ficciones se acoplan, con el tiempo, a la realidad. Este tipo de literatura de anticipación tiene una larga tradición, desde las profecías autocumplidas de Jules Verne hasta el futurismo realista (o realismo futurista) de la serie Black Mirror. Sin embargo también existen otras poéticas cienciaficcionales que se alejan de un realismo futurible y apuestan por lo fantástico y lo raro. Este es el caso de los relatos reunidos en Parásitos perfectos (Caja Negra, 2024), de Luis Carlos Barragán.

Aquí, el escritor colombiano despliega en sus cuentos el horizonte de un futuro distópico, casi siempre ubicado en Bogotá (o lo que será/sería Bogotá) en el que el humano, las máquinas y los parásitos conviven en “perfecta” simbiosis. La asociación del hombre y las criaturas microscópicas tiene lugar de diversas formas, en su mayoría propiciadas por nosotros para mejorarnos, para superar nuestra condición humana o para acelerar la evolución. Una evolución que no solo es física sino también espiritual. De hecho en algunos de los relatos la comunión con otras especies de reinos no humanos (bacterias, hongos, virus…) culmina en una iluminación, en la superación de lo humano o en el encuentro de un estado de consciencia superior. Una suerte de Posthumanismo New Age. En “Túneles” un virus es capaz de crear excrecencias cancerígenas en la piel que convierte los cuerpos de los afectados en pasajes multidimensionales. En ocasiones, esta hibridación entre lo humano y lo no humano adquiere un carácter sexual o fetichista, incluso monstruoso, haciendo que lo raro y la otredad constituyan fuentes de placer y de autorrealización (el protagonista de “Parásitos perfectos” se enamora de Batu al ver sus coloniales parasitarias). O de trascendencia política o social, como sucede en el cuento “La cara”, en el que un injerto de rostro dota al paciente de una facultad de expresión facial tan elevada que es capaz de manipular a las masas. De manipulación también trata “Teología de los campos de fuerza”, una sugerente historia situada en un futuro en el que la religión se ha convertido en una forma de poder para subsistir en un mundo postapocalíptico y derruido. O como ocurre en “Amor de Gulgrumbo”, una sátira en la que unos virus de aspecto amistoso hacen a las personas aparentemente más felices, productivas y eficientes en sus vidas laborales. Pero en realidad esconden una trampa que parece metaforizar el siniestro fantasma del capitalismo más abyecto. De hecho, y a pesar de la estética fantástica de todos los relatos, también podemos extraer lecturas políticas, sociológicas y antropológicas, pero no tenemos aquí el suficiente espacio para un análisis tan profundo.

La nueva Nueva Carne

En cualquier caso se podrían ubicar estas historias, todas diferentes pero que comparten temas, tonos, espacios, tiempos y monstruosidades, en un futuro en el que el capitalismo ha comenzado a mostrar sus fallas, el antropoceno desfallece y da paso al Chthuluceno, según el término acuñado por Donna Haraway. Un mundo en el que la inteligencia humana ha sido descentralizada y se tienen en cuenta las inteligencias de otros sistemas, de otras formas de vida y de materiales, como igualmente sugiere Laura Tripaldi en su fascinante ensayo Mentes paralelas, también editado por Caja Negra. En esta misma dirección apunta la historia “Om-Phalos9” en la que Barragán imagina un futuro en el que las naves espaciales son conectadas a sus pilotos por vía prostática para desarrollar una capacidad telepática que permita expandir la consciencia y controlar el espacio navegado con más solvencia. El aeronauta se enlaza sexual y espiritualmente con su nave y logra alcanzar una suerte de éxtasis seudorreligioso. Esta nueva sensibilidad, propiciada por la asociación biomaquínica, hace que dos pilotos solitarios encuentren el amor, a través de su erótica fusión con las naves espaciales, lo que deviene en una relación maquínico-sexual que lleva la Nueva Carne cronenbergiana de Crash un paso más allá. Hacia el futuro, hacia la galaxia, hacia la colisión y el orgasmo total del desastre cósmico. También se congregan el amor, las máquinas y lo humano en “Carretera negra”, una road story de venganza y superación personal en la que los automóviles son biomáquinas con aspecto de insectos, que comen carne y son entrenadas para cazar. Una historia con ecos de la película “Titane” en la que nuevamente lo humano y lo no-humano establecen conexiones que suponen la superación de las dicotomías tradicionales interespecies, intersexos y entre materia viva y materia inerte.Titane - Espinof

Memorias artificiales

Otro de los temas que aborda Barragán es la memoria como artefacto que contiene nuestra identidad. “Simbiosis” es un technothriller en el que se trafica y se roban paquetes de recuerdos. El protagonista, privado de su identidad, se convierte en un “vagabundo psíquico” que busca su memoria en una historia repleta de giros argumentales. También trata de editar su memoria la protagonista de “Centípode azul”. A través de un módem/ciempiés se consiguen injertar recuerdos falsos. Pero el experimento acabará en un viaje alucinado y extravagante por los pasillos de la mente, los recuerdos falsos y la fantasía más delirante.

 

Un extraño no muy lejano futuro

En estos cuentos Luis Carlos Barragán exhibe una imaginación prodigiosa y una capacidad insuperable para construir artefactos narrativos originales con los mimbres de lo weird, la ciencia ficción y el horror cósmico. Traspone algunas preocupaciones de la actualidad (avances médicos, precariedad laboral, fanatismo político y religioso, control y poder, delincuencia, relaciones sociales, sexualidad) en un futuro no muy lejano cronológicamente pero que conceptualmente diverge de nuestra realidad. Un porvenir distópico y extraño que se constituye como un mundo independiente, con resonancias de Cronenberg (tanto del padre como del hijo), de Carlton Mellick III y de la literatura fantástica latinoamericana del siglo XX.

Parásitos perfectos es un libro extremadamente original, bien escrito y atiborrado de ideas tan delirantes y complejas como verosímiles. Porque a pesar de la extrañeza y de la multiplicidad de agentes que participan en estos relatos, llenos de seres, monstruos, virus, teorías y bioespectros eléctricos, la prosa es convincente y el lector acaba por entrar de lleno en este universo weird latinoamericano.

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