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Volver a Jenaro Talens

Por Pedro García Cueto.

   La obra de Jenaro Talens está llena de significados, de luz que va deslumbrando en los versos, desde los primeros poemas escritos en 1960 como “Autorretrato” o “Nana para dormir tu muerte”, poema que fue escrito en recuerdo a su hermano Juan Carlos que murió muy pronto. Jenaro Talens hace del verso un pentagrama donde anidan los significados, porque en su paisaje emocional viven muchos recuerdos pero también preguntas y a veces respuestas.

   La editorial Cátedra vuelve a su poesía en la antología recién publicada y titulada El azar nunca deja cabos sueltos que comprende poemas escritos en sesenta años, desde 1960 al 2020, cuando Talens escribe versos sobre la pandemia, consciente del vacío que ha dejado en nosotros, del eco desolador que lleva en la mirada un año de dolor.

   De la antología previa Cenizas de sentido que comprende poemas escritos entre 1962 a 1975 nos llega el titulado “La mirada del poeta”, dedicado a Vicente Aleixandre cuando dice:

Nunca fue el pensamiento
sino un fiel servidor de la mirada.
Vana expresión de un mundo alucinado
la realidad se alza sin amor. No esperes
comprender el misterio.

   La vida como hilo que se teje sin que entendamos sus puntadas, ya que en cada tiempo se repite el monótono suceder de ilusiones que se van, efímeras. Considera el poeta en otro verso que el ayer, el mañana, el hoy, son todo presentes, porque lo fugaz lo envuelve todo, somos seres en derrota que vamos abandonando la partida lentamente.

   En El largo aprendizaje (1975-1991) vemos a un poeta que sabe que todo es extraño, vagamos por el mundo con un transitar que nos es ajeno, nos descubrimos sin vernos, nos miramos sin reconocernos. Dice en el poema “Vértigo del desplazamiento”:

vengo de un lejano lugar donde existe la lluvia
tanta extrañeza aún sobre mis hombros
tú resplandor sin alas
hablas con la apariencia de una cierta voz
de una oquedad que el sueño no presiente.

  De nuevo el vacío, la oquedad, de nuevo esa voz que es extraña porque viene de nosotros pero no sabemos si realmente es nuestra. Hay en la poesía de Jenaro Talens un juego de espejos, somos y no somos, nos vemos y ya desaparecemos. Es una constante en su poesía que busca el tránsito del tiempo pero que se va borrando como si nuestros pasos apenas fueran reales. La voz poética es poderosa y nos deja huella, su eco nos ilumina, pero en un camino de sombras.

   En “Obscenidad de los paisajes” de nuevo retoma, ahora en prosa la idea del ensimismamiento, del esta y no estar, del verse y ya no contemplarse. Dice: “Ah, pronunciar el aura del viaje, sentir un poco cuando el sol lo pida, decirte soy como lo escucho, y escuchar lo que digo y descubrirme ahí”.

   Como si se desdoblase el ser se mira e intuye que toda permanencia es espejismo y a la vez se siente vivo, pero con levedad, como si fuese un sueño.

   Hay en Talens siempre un abrazo no dado, pero deseado, un cuerpo que acaricia pero que se fragmenta, un sol que ilumina pero que se tiñe de oscuridad.

  De Viaje al fin del invierno nos seduce el poema “Erika” que es una ventana a la luz, un deseo de estar para quedarse, como si el mar lo iluminase o un cuerpo de mujer cuyo brillo resplandece:

Cansado, al fin, del frío de mi invierno
he salido contigo a ver el mar.
Hemos andado junto a la escollera,
como quienes caminan al calor de la noche
para escapar de sí, y henos aquí, vestidos
con la luz de una tarde que no muere.

   El deseo de ser, de tocar un cuerpo, de enamorarse late en este libro, donde ese otro yo parece dibujarse con claridad, como si existiese y permaneciese. Hay en Talens una búsqueda de lo corpóreo para fundamentar su existencia, dar textura a lo que se evade, a lo que se disipa con el tiempo.

   Emocionantes poemas dedicados a César Simón en su muerte, o a su amigo Vicente Granados, también al que fue compañero de aventura literaria en la colección Hontanar de poesía, Pedro de la Peña.

   Pero llegamos al final, a los poemas escritos durante la pandemia, recojo para concluir el que se titula “Pandemia (II), En plena noche, en una casa oscura”:

“No hay nada duradero que no termine con la muerte. Sin embargo, el camino, aunque parezca largo y tortuoso, siempre invita a vivir. Son los presentes quienes se suceden, no el constante espejismo de la fugacidad”.

   Sin duda alguna, en Talens vive el espejo donde la vida pierde su nitidez, pero en un afán de dar forma a lo que se evapora, también anida el deseo de ser y de seguir vivo, pese al dolor y la dimensión del drama en un año terrible para el mundo.

   Esta antología refuerza la idea de hallarnos ante un poeta que tiene voz y eco, como decía Antonio Carvajal, Talens es “uno de los poetas contemporáneos más ricos de aventura, más precisos de dicción, más inquietantes de intimidad”.

   Yo me quedo con lo íntimo de su obra, porque es un decir a todos desde uno mismo y ese otro yo que siempre está presente, donde el lenguaje también está reflejando su anverso, esas palabras que no se dicen y que son silencio, donde el lector, apasionado de la poesía, construye un mundo. Una antología necesaria de un poeta siempre apasionante.

EL AZAR NUNCA DEJA CABOS SUELTOS- ANTOLOGÍA (1960-2020)
JENARO TALENS
PRÓLOGO DE JOSÉ FRANCISCO RUIZ CASANOVA
CÁTEDRA, LETRAS HISPÁNICAS

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