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Isabel Marina: «La vida sola no basta»

Isabel Marina (Avilés, 1968), es periodista y dirige desde 2019 la revista de poesía Ítaca, que se edita en papel y se distribuye por suscripción en toda España. Creadora y presentadora del programa de entrevistas “Poeta del mes”, que se celebra en la Asociación Culturias de Avilés y promueve encuentros mensuales con poetas destacados. Es autora de los poemarios titulados Acero en los Labios (Ediciones Camelot, 2016), Un piano entre la nieve (primera edición de Ediciones BajAmar, 2018, 2ª edición enriquecida de El sastre de Apollinaire, 2022), Un árbol que tiembla (El sastre de Apollinaire, 2022), Donde siempre es de día (El sastre de Apollinaire, 2024). Participa en el libro homenaje a José Hierro Tiempo mío sin mí (Septentrión Ediciones, 2022), en la antología Disidencias, (El sastre de Apollinaire, 2023), en la antología poética Haz Versos (Ediciones Nieva, 2018), Lluvia de palabras (Ediciones Nieva, 2014), así como en el volumen colectivo Mina de palabras, (AEA, 2015). Participa con nueve poemas en el volumen “Voces de mujer”, editado en 2024 por la Asociación Culturias. 

Su libro Un piano entre la nieve fue objeto de un exhaustivo estudio, publicado en 2022, del profesor y filólogo Eduardo Castaño Rodríguez-Narín: Análisis científico del libro Un piano entre la nieve, de Isabel Marina (El sastre de los libros, 2022). Poemas suyos aparecen en las revistas Cuadernos de Humo, Anáfora, Maremagnum, Areté, Estación poesía, 142 revista de cultura, Zenda libros, etc. Es colaboradora habitual de las revistas Anáfora y Clarín. Participó en 2017 en los encuentros poéticos del Monasterio de Valdediós, y sus poemas fueron publicados en el libro Festina Lente.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y máster de Radio Nacional de España, fue directora de comunicación de la Universidad Carlos III de Madrid y redactora jefe de su revista institucional (1992-2010) y asesora personal de prensa de Gregorio Peces-Barba Martínez. Para darnos su Primera Impresión acerca de Donde siempre es de día, es el motivo por el que hoy nos acompaña.

 

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Isabel Marina: Cada cierto tiempo, normalmente dos o tres años, siento que tengo un libro nuevo, una obra nueva. La revisión de los poemas que escribo a lo largo del tiempo, la meditación sobre ellos, me llevan a la gestación y maduración de un nuevo libro. Es el acto de reflexionar y revisar lo que he escrito durante años lo que me conduce a la sensación de que hay algo nuevo que decir, que hay un nuevo libro que se identifica plenamente con los aconteceres de mi vida, con mis lecturas, con mis viajes, etc.

Vivo escribiendo.

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

Vivo escribiendo. Escribir es para mí un acto diario, cotidiano, necesario como el respirar. Escribiendo levanto acta de mi vida, de mis pensamientos, de mis emociones, de lo que veo, de mis lecturas, de la música que escucho, etc. En esta ocasión, este libro contiene tres años de mi poesía, pero en realidad yo he escrito mucho más. Publico sólo un cinco por ciento de lo que escribo, aquellos poemas que, tras muchos meses de reflexión, considero dignos de ser publicados, dignos de que otras personas puedan recibir una emoción al leerlos.

Considero a la poesía más un arte que un género literario.

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a los posibles lectores?

Jesús Cárdenas, en una reciente reseña publicada en “República de las Letras”, acierta en el título: “Significación trascendente de lo íntimo”, y también en lo que destaca de mi libro. Lo considera un abrazo a la vida apoyada en el arte, en la mirada contemplativa y en la poesía como herramienta para un autoconocimiento profundo. Suscribo cada una de estas palabras y creo que reflejan fielmente lo que he intentado transmitir en “Donde siempre es de día”.

La reflexión acerca de la vida, tanto la mía como la del ser humano y la sociedad que nos rodea, es uno de los pilares del libro. La consolación por la belleza, algo que también destaca en una reseña la poeta Ángeles Carbajal, es también una clave de esta obra. La vida sola no basta. Por eso necesitamos poesía, música, arte, tres aspectos que encontrarán los lectores en esta obra, junto a la reflexión sobre ella. Menciono a pintores, como Gaspar David Friedrich, a escultores como Giacometti, a compositoras como Hildegard von Bingen, a poetas como Resalía de Castro. Todo este arte (yo considero a la poesía más un arte que un género literario) nutren mi poesía, nutren mi vida y me hacen escribir.

También podrán encontrar en mi libro muchas reflexiones acerca del sentido íntimo de la poesía y de su necesidad como ayuda para vivir, esto es, para gestionar y comprender nuestras emociones, nuestros pensamientos y sentimientos.

¿Qué efecto esperas que tenga en ellos?

Hay lectores que me han dicho que se emocionan leyendo mis poemas. Creo que ese es el fin de cualquier poeta, conseguir conmover. Recuerdo una lectora que me dijo sentirse muy identificada con un poema que la emocionó: “El pañuelo de mi madre”, poema que escribí tras su fallecimiento. Era algo de mi vida que yo escribí y decidí publicar porque pensé humildemente que pedía llegar a otra persona distinta de yo misma. Si lo he conseguido es más que suficiente.

Mis libros siempre son orgánicos.

¿Qué importancia tiene la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?

Mis libros siempre son orgánicos, tienen un camino, un sentido, es decir, no coloco simplemente un poema junto a otro. La estructura y la disposición de los poemas me llegan como una revelación, una vez que de forma casi “física” he vislumbrado cómo será el libro. Es magia, revelación, intuición, no sé explicarlo más.

La escritura y la lectura son el lugar donde siempre es de día.

¿En qué medida veremos en él —o no— a la Isabel Marina de tus anteriores obras?

Creo que la Isabel Marina anterior está presente, pero evolucionando, como hace la propia vida. En este libro aparece de forma nítida la importancia de la poesía (y del arte y la música). La escritura y la lectura son el lugar donde siempre es de día, el lugar donde ser feliz por encima de las contingencias inevitables de la vida. Esa es una conquista, yo la siento como una conquista, como un lugar al que he llegado después de un viaje accidentado, como el de la vida de todos.

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de ‘Donde siempre es de día’, ¿cuáles serían?

Tal vez, los poemas “Si pudiera”, “Aprendizaje” y “Escuchando a Hildegard von Bingen”.

¿Hasta qué punto, cuando escribes, influye la periodista en la poeta y viceversa?

Creo que ambas facetas están mezcladas. Los poetas comunican, los periodistas comunican, cada uno con sus lenguajes, sus objetivos y su forma de expresión.

La lectura de poesía en papel favorece más la reflexión.

Diriges desde 2019 la revista —en papel— de poesía Ítaca, que a lo largo de estos años ha conseguido hacerse un hueco en el panorama poético nacional. ¿Es difícil sobrevivir en este mundo digital? ¿Cuál es el balance del primer lustro de vida de la revista?

El balance es muy positivo. Ha tenido una buena acogida entre los lectores y los suscriptores no han parado de aumentar. He querido publicar una revista en papel porque considero que la lectura de poesía en papel favorece más la reflexión, y también para unir mis dos vocaciones: el periodismo y la poesía. Aunque suene utópico, creo que pueden hacerse muchas cosas desde el periodismo para que la gente conozca y disfrute de la poesía. Ítaca es una de ellas. Otras son, por ejemplo, espacios como “Poeta del mes”, que realizo desde la asociación Culturias de Avilés. Suelo entrevistar a un poeta destacado, dejando siempre tiempo para que podamos escuchar su poesía. Es para mí una alegría ver que este acto suele llenarse y acuden personas que no son poetas en su mayoría.

Por último, como lectora, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?

Me gustaría conocer la Primera Impresión de la poeta Ángeles Carbajal.

 

***

Tres poemas de Donde siempre es de día

SI PUDIERA

Si pudiera volver a empezar,

a abrir las cajas de mi vida,

lo haría muy despacio,

sabiendo que todo ha sido

como una humareda que se esparce,

y esos árboles desnudos

en el viejo balneario.

Si pudiera volver a empezar,

situarme, por ejemplo,

junto a la noria de mi infancia,

o en los prados que devoró

la ampliación de la ciudad,

tal vez procuraría

lanzar bien lejos esas piedras,

estar atenta a la sordina

de esa música, mar adentro,

entre mis huesos.

Procuraría convencerme 

de que sólo se vive una vez,

de que nada de lo que pueda perder

es peor que perderme a mí misma.

 

 

APRENDIZAJE

Ellos ya no respiran

el mismo aire que yo.

Ya no pueden ver las cosas que yo veo.

Ya no pueden reírse ni hablar.

Por eso, es urgente

tomar otra perspectiva de la vida,

considerar estos años

solo un viaje breve, alucinante.

Para que cuando caiga

la lluvia de cenizas sobre mi cuerpo,

sepa yo aceptar mi destino

con dignidad, con mesura, sin lamentos.

 

ESCUCHANDO A HILDEGARD VON BINGEN

Escucho el canto

de Hildegard von Bingen.

La imagino con cabellos rubios

y una mirada desafiante, diciendo:

Muerte, 

antes de que me lleves,

escucha esto”.

Su mensaje llega hasta mí

a través de los siglos.

Más allá 

del claroscuro que habito,

intuyo su equilibrio.

Y pienso que, si su música

ha logrado permanecer,

el vacío debe de tener, seguro,

un punto de escape, un imprevisto,

un lugar por donde evadirnos.


ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.

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