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‘Poco tiempo en cualquier lugar. Cartas 1903-1922’, de Katherine Mansfield

Eduardo Suárez Fernández-Miranda.

Así que he decidido hacer borrón y cuenta nueva de todo lo que fue «superficial» en mi pasado y empezar de nuevo para ver si puedo entrar en esa vida real, simple, veraz y plena que sueño. Quiero aprender algo que los libros no me pueden enseñar y quiero intentar escapar de mi terrible enfermedad. Katherine Mansfield.

Este es un fragmento de una de las cartas que Katherine Mansfield (Wellington, 1888 – Fontainebleau, 1923) envió a uno de sus corresponsales. Durante su corta existencia nunca encontró un lugar al que poder aferrarse. Nacida neozelandesa –su patria siempre le resultó provinciana y sin posibilidades profesionales- su vida en Inglaterra nunca le gustó. La enfermedad fue el motivo de una vida errante en busca de un lugar donde mejorar de su tuberculosis. Francia, Italia y Suiza fueron alguno de sus destinos.

Estas cartas que publica la editorial Páginas de Espuma son una selección de la correspondencia de Katherine Mansfield en un periodo que va desde el año 1903, donde encontramos a una joven Mansfield que “alberga el sueño de ser violoncelista”, hasta diciembre de 1922 pocos días antes del fallecimiento de la escritora. Una vida breve que, sin embargo, fue suficiente para convertirla en una de las escritoras más interesantes del siglo XX. Heredera por afinidad de Chejov, Katherine Mansfield escribió casi un centenar de cuentos con un estilo nítido, y al mismo tiempo poseedores de una profunda reflexión sobre el sentido de la vida.

Tras la muerte de la escritora, su marido y editor, John Middleton Murry, recopiló sus narraciones y las publicó bajo el título de El canto del cisne (1922). Al año siguiente se encargó de que saliera la compilación titulada Algo infantil. Unos años más tarde publicó el Diario de su mujer y en 1928 sus Cartas. Todo el conjunto nos ofrece una visión múltiple y enriquecedora de la personalidad de Katherine Mansfield. Se ha discutido si era adecuado exponer a la opinión pública los diarios y las cartas personales de la escritora. Pero ya publicados, son un instrumento eficaz para adentrarnos en la vida de una mujer “enigmática y compleja, alegre pero de sonrisa oculta, viajera y ensimismada en su propio arte”.

Poco tiempo en cualquier lugar. Cartas 1903-1922 es un libro que nos guía por la propia literatura de Katherine Mansfield; de estas cartas, de sus reflexiones, podemos encontrar la razón de ser de sus cuentos y narraciones. Páginas de Espuma nos ofrece el retrato más íntimo de la autora de La fiesta en el jardín (1922) al igual que hizo este mismo año con la correspondencia de Virginia Woolf: Una carta sin pedirla. Ambas escritoras mantuvieron una amistad no exenta de cierta rivalidad profesional.

Como señala Patricia Díaz Pereda, traductora y autora del prólogo, estas cartas son “un certero testimonio que refleja a una mujer que nunca se rindió en la lucha contra la adversidad y nunca cejó en su búsqueda de horizontes mejores, en la vida y la escritura”.

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