Latinoamérica

Anacristina Rossi: “La justicia debe enfocarse en lo social y ambiental, priorizando el bien común sobre la propiedad privada, para garantizar nuestra supervivencia.»

Por: Mauricio A. Rodríguez Hernández.

En el vasto océano de la literatura costarricense, donde el eco de las luchas sociales y ecológicas resuena con fuerza, Anacristina Rossi emerge como una voz que no solo cuenta historias, sino que advierte sobre las grietas del presente y el oscuro horizonte del futuro. Su obra, impregnada de una conciencia crítica y profunda, desafía al lector a mirar más allá de la superficie de la realidad y a reflexionar sobre las consecuencias de la inacción ante las crisis que asolan nuestro planeta. En esta entrevista, la autora nos guía a través de sus dos mundos literarios: La loca de Gandoca, una denuncia mordaz del capitalismo y su devastadora relación con la naturaleza, y Lalia, una novela que transita de la ciencia ficción a la más aterradora de las advertencias. La vida de sus personajes y sus reflexiones sobre la preservación del medio ambiente se entrelazan con una crítica a la irresponsabilidad global, abriendo un espacio para la reflexión ética, política y social. En las palabras de Rossi, se revela una literatura que va más allá del eco literario: es un llamado urgente a la acción, una «literatura profética» que no solo ilumina el camino hacia la destrucción, sino que nos exige reconsiderar nuestras decisiones, antes de que sea demasiado tarde.

Mauricio A. Rodríguez Hernández: ¿De qué manera Lalia refleja las consecuencias de la inacción ante la crisis climática, y cómo contrasta esta visión con la lucha ambiental más localizada presentada en la loca de Gandoca?

Ana Cristina Rossi: Bueno, tengo que decir que yo no había escrito nunca ciencia ficción, La Loca de Gandoca es una denuncia con un poquito de ficción, y le debo a Iván Molina, que me invitó a formar parte de una antología que él estaba editando, el descubrir que yo podía escribir ciencia ficción. Dicho esto, cuando empecé a escribir Lalia, era ciencia ficción, cuando iba por la mitad era ciencia posible y cuando la terminé resultó una advertencia sobre lo que nos espera. Digamos que La Loca de Gandoca señala el momento en que en el capitalismo neoliberal el dinero se vuelve mucho más importante que la vida. Daniela Zermatt grita que no hay quien ampare a la naturaleza, sólo tal vez la Sala Constitucional. En la realidad, la Sala Constitucional quiere amparar la naturaleza, dice que es más importante que el dinero pero yo, o Daniela Zermatt, no puede aplicar nunca esa sentencia a favor de la naturaleza porque la amenazan de muerte y tiene que salir del país cinco años. Lalia es Daniela Zermatt a la N potencia porque así como Daniela no logra aplicar la sentencia a favor de la naturaleza y el Refugio Gandoca Manzanillo está hoy urbanizado en gran medida, en las Conferencias de las Partes (COPs) nadie se compromete a dejar de producir gases de efecto invernadero y Lalia cuenta las consecuencias de esa inacción. O sea, Daniela predice la destrucción del Refugio Gandoca Manzanillo, y Lalia no predice sino que cuenta las consecuencias a largo plazo de esa inacción a nivel global. Son hermanas, Daniela y Lalia, pero separadas por varias generaciones.

MARH: Usted afirma qué Lalia representa “el resultado de lo que no hicimos cuándo había qué hacer…” ¿Qué criticas sociales y políticas se pueden inferir de esta declaración sobre la respuesta global hacia el cambio climático?

ACR: Estamos en emergencia climática, en la Conferencias de las Partes se acordó que el aumento en la temperatura no podía sobrepasar los 2 grados Celsius, y ya el aumento llegó a 1, 5 grados Celsius. O sea, las Conferencias de las Partes no sirven para nada. ¿Y qué quiere decir que no sirven para nada?  Pues que no adquieren el compromiso de dejar de quemar petróleo, carbón y gas. Esas compañías no dejan prosperar a las empresas de energías renovables y como ahora los estados casi no intervienen y dejan que el mercado tome las decisiones, pues es más fácil y rentable para el mercado seguir explotando las energías que producen los gases de efecto invernadero. Pero detrás de la mano invisible del mercado (como decía Adam Smith) están los agentes, las personas que toman las decisiones de las grandes compañías que siguen explotando petróleo, carbón y gas. Y ese digamos uno por ciento de la humanidad está alistando el camino para que a corto o mediano plazo la humanidad deje de existir. Ese uno por ciento talvez cree que se van a salvar en refugios donde almacenan oxígeno, pero también eso se les va a acabar. Entonces podemos hablar de gobiernos homicidas/suicidas, y decir eso no es poco. Es una gran responsabilidad que se echaron encima, la de ir preparando la muerte de la humanidad.

MARH: En un mundo donde el cambio climático ha devastado la región entre Costa Rica y Panamá, ¿qué simbolismo tiene la protagonista, Lalia, al intentar entender y documentar el estado de la humanidad y el planeta?

ACR: Lalia en griego quiere decir “la que habla”. Allí empieza el simbolismo. Ella es la mutante que sobrevive para poder contarlo. Ella describe cómo se llegó a las catástrofes climáticas, los pasos que se fueron dando en la inacción de los gobiernos y las compañías responsables, ella es la testigo que sobrevive al caos para poder contarnos cómo y por qué se extinguió la humanidad. Que sea tico panameña es importante porque es la región más estrecha del istmo centroamericano, tiene la acción mitigadora de los dos océanos y es como un escenario de demostración de la tragedia, porque lo que nos está protegiendo del calentamiento global hasta el día de hoy es que los océanos han absorbido algo así como el 93,5 por ciento del calor del calentamiento global sin convertirlo en temperatura y cuando empieza la catástrofe tico panameña es porque ya los océanos no pudieron protegernos más.

MARH: ¿Cómo contribuye Lalia a la literatura ambientalista y de ciencia ficción, y qué efecto podría tener en la conciencia ambiental de sus lectores en comparación con la literatura más tradicional sobre ecología?

ACR: Bueno, como decía al principio, Lalia empezó siendo ciencia ficción, a la mitad era ciencia posible y ahora es una advertencia sobre lo que viene. Yo creo que ya no es literatura ambientalista sino literatura “profética”, yo sé que suena muy pedante pero no encuentro otra manera de traducir del inglés “a cautionary tale”.

¿Literatura de advertencia?

Yo espero que los lectores no la tomen como ciencia ficción sino como una advertencia. Tampoco quiero que la tomen como literatura ambientalista porque va mucho más allá del ambientalismo, ojalá se lea como el fracaso del ambientalismo de los siglos XX y XXI.

MARH: ¿Cuál es el papel de la editorial Perro Callejero, en la difusión de su obra, y cómo su enfoque de apoyar la literatura costarricense y el arte local puede ayudar a posicionar temas ambientales en el contexto global?

ACR: Lalia es la primera novela del editor John McCuen, y Perro Callejero es para novelas. Esta editorial ha hecho un esfuerzo enorme para la difusión de Lalia y sí, yo espero que ayude a posicionar temas ambientales en el contexto global.

MARH: ¿En qué medida la preservación de hábitats naturales como Gandoca Manzanillo es una responsabilidad ética de la sociedad, frente a los intereses individuales de propiedad privada?

ACR: La preservación de los ecosistemas que nos permiten vivir es más que una responsabilidad ética de la sociedad. Ahora es un asunto de supervivencia. Yo lo veo así, como en una escena de teatro: estamos en un país donde hay pena de muerte y tenemos al frente las sillas eléctricas. Las personas que saben que son culpables de haber provocado las catástrofes que nos están llevando al fin de la humanidad dan un paso adelante porque son culpables de asesinato colectivo, son “serial killers”.  Ya en este momento la propiedad privada debería empezar a dejarse de lado para volver a “The commons, la última esperanza” como dice el título de la película. Y deberíamos empezar a dejar de lado los intereses individuales, el consumismo, la acumulación. Pero solo lo haremos, o lo harán si yo ya no estoy en este mundo, cuando la gente esté realmente asustada. Y probablemente para entonces será demasiado tarde.

MARH: ¿Es moralmente aceptable permitir la destrucción de ecosistemas únicos, aun cuando esto pueda traer beneficios económicos a corto plazo? ¿Cómo se equilibra el derecho individual con el bien común en estos casos?

ACR: Permitir la destrucción de ecosistemas únicos no solamente es moralmente inaceptable si no que ahora es un asunto de naturaleza penal: sabemos que destruir ecosistemas únicos acorta la vida de las personas, por lo tanto es un acto homicida. No es de naturaleza moral sino criminal porque es un acto que determina la vida o la muerte.

Creo que ya deberían empezar a limitarse los derechos individuales para favorecer el bien común. Y empezar YA. Es nuestra única oportunidad de supervivencia.

MARH: ¿Debería la propiedad de tierras en zonas de alto valor ecológico ser pública en lugar de privada, para asegurar su conservación a largo plazo? ¿Qué implicaría esto en términos de justicia social y ambiental?

ACR: En Costa Rica los bosques no pueden ser propiedad privada porque son patrimonio forestal del estado, sin embargo la gente los usa como propiedad privada y los destroza y el estado no castiga a los destructores porque la noción de propiedad privada está muy arraigada en nuestra sociedad. La noción de justicia, que sigue girando alrededor de la propiedad privada y no del bien común como el agua o los árboles, tiene que empezar a cambiar ya y convertirse en justicia social y ambiental, la única que nos garantizará la supervivencia, si no es demasiado tarde ya para hacer el cambio.

MARH: ¿Qué rol juega la literatura, en la loca de Gandoca, para sensibilizar a la sociedad sobre la conservación ecológica? ¿Es efectiva en cambiar actitudes o solo plantea la problemática?

ACR: Creo que La Loca de Gandoca al menos visibilizó no solamente la problemática ambiental del Caribe Sur si no de toda Costa Rica. Conozco dos casos concretos en que se protegieron territorios muy valiosos y grandes porque las juezas habían leído La Loca de Gandoca y estaban sensibilizadas. Pero no puedo decir si fue efectiva o no en cambiar actitudes. El dinero sigue siendo la fuerza más poderosa en este mundo en que vivimos y un libro no tiene el poder de cambiar esa realidad.

MARH: ¿Cómo debería abordarse el conflicto entre la necesidad de desarrollo económico en comunidades rurales y la conservación de la biodiversidad en áreas protegidas? ¿Es posible encontrar un equilibrio?

ACR: Por supuesto que no solamente es posible sino que también es una necesidad urgente el encontrar un equilibrio entre el bienestar económico de las comunidades rurales y la conservación de la biodiversidad en áreas protegidas. Vengo llegando del Golfo Dulce y los pobladores, para tener oportunidades de trabajos decentes y bien pagados, deben aprender inglés. Esto puede parecer injusto pues a una persona mayor le cuesta aprender un idioma nuevo, pero ya que Costa Rica optó por el turismo como fuente de ingreso, llevar a la gente a admirar los ecosistemas en lugar de destruirlos para sacar madera, vender lotes para urbanizar, etc. el mismo gobierno debería tener prevista una capacitación en inglés no solamente para los jóvenes sino darle las herramientas básicas a la gente de más edad. No se les pide que hablen fluidamente inglés sino que se les capacite para que puedan ser guías de los turistas que quieren apreciar nuestra biodiversidad, puesto que es la apuesta que hizo el país. El turismo rural comunitario va en el sentido del equilibrio entre desarrollo rural y conservación.

MARH: ¿Qué impacto tiene la narrativa “ecofeminista” en el entendimiento de la conservación de ecosistemas? ¿Cómo relaciona el papel de la mujer con la naturaleza y la defensa de los recursos naturales?

ACR: Creo que cualquier texto ecofeminista, para merecer ese adjetivo, debería cumplir dos condiciones: 1- defender los recursos naturales, los ecosistemas en peligro, la biodiversidad; 2- ser feminista en el sentido pleno de la palabra: que se le reconozcan a las mujeres todos sus derechos como seres humanas y se las deje de ver como las “cuidadoras” de la naturaleza, que no se les imponga la obligación de ser madres amantísimas y defensoras de los ecosistemas, no. Esto es una extensión de su papel de madre que por cierto debería restringirse para permitirle trabajar y lograr que el padre asuma un rol de cuidador también. Entonces un texto ecofeminista a mi leal ver y entender es uno que se preocupa por la naturaleza pero también por el empoderamiento de las mujeres y las saca del cajón de “cuidadoras” (de maridos, de novios, de padres, de hijos e hijas, etc.) para situarlas en su papel de seres humanos libres que comparten con los hombres el cuido de la naturaleza.

No sé qué impacto tendrá la narrativa “ecofeminista” en la conservación de los ecosistemas, pero si se cumplen las condiciones arriba mencionadas debería ten.er un impacto sobre la calidad de vida de los ecosistemas y  la calidad de vida de las mujeres, haciéndolas más libres, más felices y más independientes.

MARH: ¿Podrían los avances en inteligencia artificial ayudar a crear un modelo de conservación más efectivo en áreas como Gandoca Manzanillo? ¿De qué maneras específicas?

ACR: Creo que la inteligencia artificial es a la vez una herramienta y un peligro. Sí, puede ayudarnos a crear un mejor modelo de conservación SIEMPRE Y CUANDO esté acompañada de una cuidadosa revisión humana sobre lo hecho por la Inteligencia artificial.

MARH: En el contexto de conservación y desarrollo humano, ¿es la inteligencia artificial una herramienta que podría promover la educación ecológica en bibliotecas y otros espacios? ¿O existe el riesgo de que desplace el papel de la literatura tradicional?

ACR: Creo que sí se podría usar la inteligencia artificial para promover la educación ecológica en bibliotecas y otros espacios, siempre y cuando, como dije más arriba, lo creado por la IA sea cuidadosamente revisado por los humanos. La inteligencia artificial encadena algoritmos y nos hace creer que eso es creación, pero en realidad no lo es. Por el momento no creo que exista el riesgo de que remplace a la literatura tradicional. Puede ser usada por los y las escritoras como una herramienta para escribir pero por el momento la IA no puede prescindir del escritor que la oriente y la guíe. Y sobre todo que revise lo “creado” por sus algoritmos.

MARH: ¿Cuál es la responsabilidad de los escritores, en su caso, en la defensa del medio ambiente? ¿Puede la literatura ser un acto de activismo o debería limitarse a ser una reflexión sin intervención en la vida política?

ACR: La literatura es un arma para el activismo pero no puede sustituir las acciones de los ecologistas. No creo que se les pueda imponer a las y los escritores que sus narraciones sean a favor del medio ambiente. Sería maravilloso ver a escritores y escritoras muy motivados a escribir sobre los peligros que corren en estos momentos los ecosistemas que nos dan la vida, pero el/la escritora es una artista y como tal no puede recibir insinuaciones y mucho menos mandatos sobre lo que tiene que escribir. Estaríamos como en los tiempos del ya desaparecido “realismo socialista”.

MARH: Dado que la destrucción del hábitat es un problema global, ¿deberían las áreas naturales de importancia ecológica mundial ser gestionadas por organismos internacionales en lugar de gobiernos locales?

ACR: Creo que deberían ser gestionadas por las comunidades, ayudadas por organismos internacionales.

MARH: ¿Hasta qué punto el concepto de “propiedad” es compatible con el derecho de la naturaleza a existir de manera autónoma? ¿Es ético apropiarse de espacios naturales que son el hogar de múltiples especies?

ACR: Creo que si el “propietario” piensa que puede hacer lo que le da la gana con el bosque, río, playa u otro ecosistema que atraviesa su propiedad, no pueden venderse dichos ecosistemas. Si el “propietario” respeta una serie de reglas (que por lo demás hoy serían incompatibles con el consumo, el afán de lucro y la noción de que la propiedad privada “manda”) que aún no existen, apenas estamos empezando a vislumbrarlas, sí podría dejar a la naturaleza existir en us “propiedad” de una manera autónoma.

MARH: ¿Qué futuro imagina para las bibliotecas en un mundo donde la inteligencia artificial se ha vuelto un medio principal de acceso a la información? ¿Podrán conservarse como espacios de conocimiento y conservación cultural, o cambiarán radicalmente?

ACR: Creo que las bibliotecas van a cambiar, ciertamente, pero mientras las personas, y sobre todo los jóvenes, valoren la riqueza de tener un libro de papel en sus manos, no deberían cambiar radicalmente.

4 thoughts on “Anacristina Rossi: “La justicia debe enfocarse en lo social y ambiental, priorizando el bien común sobre la propiedad privada, para garantizar nuestra supervivencia.»

  • Gracias Ana Cristina Rossi, por seguir denunciando. No podemos quedarnos callados y tu escritura es una maravillosa forma de hacerlo, porque cala con cada frase.

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  • Excelente Anacristina 👌
    Las nuevas generaciones necesitan un hogar para vivir,el planeta es nuestra casa no tenemos otra.

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  • excelente entrevista. La literatura siempre es motivo de reflexión para quien la práctica. por eso es importante la lectura a nivel de niños y adolescentes para fortalecer valores y en nuestro caso, sensibilizar en los temas ambientales. Con el fin de que sean vigilantes y denunciantes de los desastres que ocurren en nuestras comunidades.

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  • Un aporte importante para atender la conservación de áreas de alto sentido ambiental, cultural, económico e histórico.

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