Natividad, s. III. Estuco, Roma: Catacumbas de Priscila.
El pasado 2 de abril arrancaba esta sección por la que en poco menos de un año ya han pasado más de tres decenas de poetas para compartir con las lectoras y los lectores de Culturamas sus impresiones acerca de su último poemario publicado. Hoy, muchos de esos poetas vuelven a Primera Impresión para felicitaros estas fiestas de una manera muy especial: recomendando sus lecturas preferidas. Nos sumamos a todas y todos ellos y os deseamos una muy Feliz Navidad y que el año que está a punto de comenzar os traiga salud, paz, amor y mucha poesía, y os reiteramos nuestro agradecimiento porque con vuestra lectura hacéis de esta sección un lugar cálido y acogedor en el que reunirnos en torno a la poesía.
Javier Gilabert (responsable de “Primera Impresión”) y Jesús Cárdenas (Redactor Jefe de Poesía de Culturamas)
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Tan solo quería desear a los lectores de Culturamas unas felices fiestas en las que encuentren la palabra adecuada que les devuelva la ternura infantil de este tiempo de festividad tan familiar. Es por ello que les recomiendo el último Premio Espasa de poesía, La madre de nadie de Carmen María López López, un libro que nos conecta con el sentimiento maternal que sin duda preside estos días.
A todos los lectores de Culturamas, desde el corazón, ¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo! Quisiera recomendar un poema de T. S. Eliot, “El cultivo de los árboles de Navidad”, que el interesado encontrará en la Poesía Completa editada por Visor, pues es idóneo para estas fechas y estamos, además, a punto de conmemorar el sesenta aniversario de su muerte.
«Hay algo que ha cambiado en esta orilla.
Soy el mismo de antes y, no obstante,
ya no soy el que era,
un bañista leyendo,
un tipo que miraba.
Soy el hombre mirado
por alguien que no existe.»
Qué mejor que terminar el año contemplando la felicidad del otro, de los lectores de Culturamas. Saber que te miran, que existes. Que tienes un espejo donde medir tu felicidad: la pobreza del «otro». En esta mi «última impresión» recomiendo La belleza del otro, de Antonio Praena.
Desde Granada, con el frío y la nieve acechando por las calles, quiero enviar un afectuoso saludo a los lectores de Culturamas, recomendándoles que en los próximos días de descanso navideño no dejen de buscar a los pies del árbol iluminado un libro que abrigue las largas noches de diciembre. Mi recomendación para estas fechas es Mariana Pineda a muerte, Oratorio profano (Sonámbulos Ediciones), donde J.C. Friebe recrea la historia de la heroína granada, y lo hace en forma de romance, dotando al libro de un dramatismo irresistible, acompañado además de las ilustraciones del artista Ricardo García. Conocer la historia es fundamental para seguir avanzando en libertad.
Durante unos pocos días al año, las ausencias escuecen más en la memoria, las ilusiones alumbran el invierno y nos permitimos escuchar, por unos instantes, a esos niños que un día fuimos y que siguen habitando dentro de nosotros. A ese paréntesis lo llamamos «Navidad».
La lectura es otra forma de volver a ese mundo sepultado por el tiempo. Por ello –y aprovechando que se cumplen cien años de su publicación– voy a recomendar a los lectores de “Primera impresión” un clásico: Marinero en tierra, de Rafael Alberti. Un regreso al paraíso de la infancia, que en estos versos toma forma de huerto submarino, con sirenitas labradoras y una inocencia que va desintegrándose a medida que el poeta, cegado por su propia nostalgia, asume que no es más que una ilusión. El mar y la infancia perdida lo llaman, nos llaman desde las esquinas de la realidad.
Felices fiestas, felices lecturas y no olvidemos jamás a nuestro niño interior.
En este tiempo tópico, con sus luces y sombras, quiero sin embargo que sea también un momento de introspección y recogimiento, de silencio y, por supuesto, de júbilo por los reencuentros. A ti lector, por resistir este tiempo aciago, sobre todo al lector de poesía, el más resistente. Os recomiendo Utilidad de las estrellas de María Negroni, por la fuerza y pureza de su lenguaje, y Numen, de Pablo Acevedo, un auténtico resistente del verso.
Quiero desear unas muy felices fiestas navideñas a todos los lectores y usuarios de Culturamas, y a tanta gente que mantiene, como nosotros, una fe luminosa en la literatura. En estas fechas de regalos lo mejor es siempre un libro. Sabemos que es el viejo truco confiable, porque nunca falla. Y el que yo recomiendo es Desorden del amanecer, del poeta catalán Lorenzo Plana. Espero que lo disfrutéis. Abrazo enorme, familia.
La Navidad, a pesar del consumo enfermizo, puede seguir siendo un buen momento para pensar en una dimensión espiritual de esta cosa incomprensible y rara que es la existencia. Valente hablaba de «un gran caer en la cuenta». Eso es lo que deseo a los lectores de Culturamas, que en estas fechas puedan caer en la cuenta de que existir, por el mero hecho de hacerlo, es el mayor milagro y el mayor gozo. Y que no les falte, además, la verdadera riqueza, es decir: salud, gente querida y buenos libros.
Recomiendo el último libro de Antonio Praena, La belleza del otro.
Descorcho mi Navidad para brindar por esos corazones relucientes de tan puros. Esos que auguran algo más que simples virutas de humanidad. Brindo por el niño que aun sabiendo que no cumplió sus promesas no abandona en el frío al hombre que hoy es.
No suelo recomendar títulos; sí, que lean, a poder ser poesía. Nombraré La casa encendida (Luis Rosales), Poeta en Nueva York (Federico García Lorca), cómo no. Acercándome a nuestros días, Todas las veces que el mundo se acabó (Olalla Castro) y Manca Terra (Laura Giordani). Y si sirve de algo, estas navidades regalaré Vida secreta de nuestros animales (Mónica Picorel). Regalen libros, regalen poesía.
Estimadísimos lectores y lectoras de Culturamas, recibid mis felicitaciones por estas fechas de las que resulta difícil huir, pero que también de forma inevitable, aunque afortunadamente, nos conducen a celebrar un nuevo año. Ojalá sea mejor que el anterior. Salud, mucha salud; alegría, mucha alegría; y mis mejores deseos para 2025 junto a la recomendación de los Sonetos de la cárcel de Moabit, que escribió Albrecht Haushofer mientras aguardaba ser ajusticiado en la prisión por un comando de las SS, y estoy releyendo con especial interés.
¡A todos los lectores empedernidos de Culturamas, les deseo unas felices fiestas y un próspero año 2025 pleno de nuevos libros! Mi recomendación para concluir este 2024 (o empezar felizmente el 2025) es el libro Geografía de la ventura, antología poética de Miguel Sánchez-Ostiz publicada por Bartleby Editores. La edición, a cargo de Alfredo Rodríguez, subraya la necesidad de reivindicar la faceta lírica del escritor navarro, reconocido principalmente por su labor ensayística y como novelista. Se trata de una poesía en la que se aprecia una clara evolución estética, si bien persiste un imaginario bien personal y una mirada sincera y descarnada de la realidad. Una voz que no deja indiferente y que se hace necesaria, más en estos tiempos que corren.
Me gustaría felicitar a todos los que hacen posible Culturamas y a sus lectores/as por conformar este antídoto del frío y sitio de reunión de la cultura donde nos sentimos en casa y os doy las gracias por crear un espacio tan acogedor, por prestar tanta atención a la poesía. Gracias también a Javier por invitarme al calorcito de su mesa camilla, «Primera impresión», donde uno nota la brasa y el abrazo compartido en la palabra.
Sentado a la mesa, aprovecho la oportunidad para desearos felices fiestas y recomendaros la lectura del último poemario de Katy Parra, Cadena de custodia, editado por Liliputienses, que no os dejará indiferentes y avivará la llama que nos une.
Queridos amigos y lectores de Culturamas, aprovecho estas fechas para felicitaros las Navidades, y para agradeceros que con vuestra lectura deis sentido a la palabra de todos cuantos participamos, a la vida en las palabras. La poesía, de alguna manera, es de los pocos lugares de resistencia contra la usura y el poder, contra la ignorancia de las guerras y contra la degradación de la dignidad humana. Gracias por nadar a contracorriente y por poner vuestro corazón en nuestros versos. Aprovecho también para recomendaros un libro, un libro de poemas al que regreso de vez en cuando y que siempre pone en vilo mi alma. Un poemario verdadero y sin concesiones, versos encendidos y meditados que son un regalo para nuestra alma: Al Dios sin nombre, de Antonio Moreno (Cálamo Poesía. Menoscuarto Ediciones, 2023).
Amigos y lectores de Culturamas, os deseo lo mejor en estas fechas en las que celebramos que la sabiduría haya encarnado en la inocencia y la omnipotencia en la fragilidad. Y como un buen modo de aspirar a lo mejor es leer, no dejéis de reservar un poco de vuestro tiempo a esos libros que os exigen, os ahondan y os conmueven. Hay tantos. Desde la Iliada hasta los últimos que han caído en mis manos y que recuerdo ahora: la Poesía Completa de José Jiménez Lozano, Las señoritas de Enrique Andrés Ruiz, Absolución de Alice McDermott, De qué vas a vivir de Juan Marqués, Mañana Dios dirá de Sandro Luna, Si te piden que regrese de Andrés Trapiello o Mala yerba de Carmen Fernández Rey.
Desde Buenos Aires y rodeada de tango, jacarandas y milanesas, os deseo a todxs los lectorxs de Culturamas una Navidad llena de amor y colores, y que este año que empieza nos permita encontrar siempre, entre las cosas pequeñas y sin importancia aparente, la poesía. Para ello, me gustaría recomendar el libro Azul el agua, de Amalia Bautista. Este es un libro en el que, en mi opinión, conviven en perfecta simbiosis la fuerza y la serenidad, la ternura y la aspereza, lo real y lo quimérico… y Amalia Bautista es capaz de plasmar sobre el papel, con una lucidez y una precisión extremas, aquello que tantas veces escapa a las palabras.
La Navidad, la celebremos o no, es una excusa tan válida como cualquier otra para sacar lo mejor de nuestro interior, para cuidar de los que nos rodean. Un libro siempre es un buen regalo y un libro, sin duda, siempre es un buen cuidado. Va ahí mi recomendación: Otras nubes y Perder el tiempo, dos poemarios de Guillermo Marco Remón, el poeta de las metáforas más maravillosas de toda su generación.
…estoy poseído por muchos cuerpos, una espina dura y un corzo en fuga.
Es lo que me sucede cada año en estas fiestas, donde observo, aún con sorpresa, las diferentes posesiones a las que nos vemos sometidos ante el ritual navideño. Estos versos son de Ingeborg Bachmann, autora en la que estoy inmersa estos días y que desde aquí os recomiendo vivamente (gracias, Juan Pablo Roa de Animal Sospechoso por descubrírmela) su obra me acompaña como una especie de lugar seguro ante el derroche estético, la exaltación emocional y otros platos fuertes que conlleva transitar estos días.
Bachmann (Klagenfurt, Austria, 1926-Roma, 1973) fue una autora precoz, con una fuerza y resolución en lo metafórico que combinaba audazmente con un conocimiento absoluto de la psicología individual y colectiva. La búsqueda de un lenguaje nuevo, en voz de la propia autora «no es posible un mundo nuevo sin un lenguaje nuevo», el amor, la violencia implícita en las relaciones, la hipocresía… fueron temas recurrentes en su poesía, reclamando del lector su propia postura:
En la cuenca de mi mudez deposita una palabra y planta a ambos lados bosques altos, que mi boca quede completamente a la sombra
Su poesía completa, traducida por Cecilia Dreymüller,y publicada por Tres Molins, incluye su poesía temprana, El tiempo aplazado, Invocación a la Osa Mayor, así como sus últimos poemas. Pasen por el universo de Ingeborg Bachmann, indispensable también para los amantes de la parafernalia Navideña.
Queridas y queridos lectores de Culturamas, honrado por esta oportunidad que se me brinda, os envío mis mejores deseos de felicidad y júbilo en esta Navidad que ya abre su flor. Sea la cultura un faro, un bálsamo, un refugio en este nuevo año que casi podemos acariciar con nuestras pupilas. Sea la cultura camino. Sea siempre todavía. Milagro.
Y, con todo mi cariño, permitidme recomendaros un libro de poesía que, ojalá, os invite a invocar emociones: Enemigo íntimo, de Antonio Gala. Sirvan estos versos como esperanzada despedida:
Y de repente busca una boca nuestra boca, y unas manos oprimen nuestras manos, y hay una amorosa voz que nos dice: «Despierta. Estoy yo aquí. Levántate». Y vivimos.
Se acerca el fin de un año. Otro. Y mientras escuchamos los últimos latidos del que se va con un agridulce sabor a tempus fugit en los labios, mientras hacemos balance de lo bueno y malo, que diría Mecano, quisiera desear a las y los lectores de Culturamas unas felices fiestas con el anhelo de que el nuevo año nos salve en la palabra. Por eso, comparto, como un conjuro, las palabras de T. S. Eliot en sus Cuatro cuartetos: «Pues las palabras del año pasado pertenecen al lenguaje del año pasado / Y las palabras del próximo año esperan otra voz / Terminar es también comenzar». Esa otra voz fue la que nos dejó Eliot en su legado. Por eso, aprovecho para recomendar su inmortal Tierra baldía que, aunque publicada en 1922, resuena fuertemente con el terrible espanto de nuestro tiempo un siglo después. En su viaje por la Europa rota y devastada tras la Primera Guerra Mundial, acaba con unas palabras en sánscrito y una regeneración espiritual tan sólo posible en la palabra. Tal vez, si la hay, ésa sea nuestra salvación. Tal vez aún haya esperanza.
Estimados lectores y usuarios de Culturamas, quiero desearles Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo. Si están pensando en libros para regalar, les recomiendo tres, de autores de España. El nido del hielo, de Carmen Díaz Maroto (Polibea); desterró, de Carmen Crespo (Ediciones Contrabando) y Químicamente puro, de Andrés García Cerdán (Pre-Textos).
