Balance de 2024: el aforismo cruza el Rubicón
Redacción.- Mientras los suplementos literarios de los periódicos convencionales publican sus listas de «libros del año», los críticos elaboran las suyas y cada cual hace balance del haber y el debe en su contabilidad personal de lecturas, el género más breve pasa revista a sus propias grandezas y miserias mirándose al espejo. ¿Qué ha pasado en 2024 que lo diferencie de los demás? ¿Se han producido acontecimientos relevantes? ¿Publicaciones novedosas? ¿Algo de lo que presumir o arrepentirse? Pongamos hilo a la aguja.
En cuanto a los libros publicados en 2024 que descuellan por su calidad, cabe destacar, en la categoría de creación, Ventana ciega, de José Ángel Cilleruelo (Mixtura), Entre coche y andén, de Raquel Vázquez (Renacimiento), Órgano fantasma, de Carlos Marzal (Libros del Aire) y Puntadas sin hilo, de Itziar Mínguez (Apeadero de Aforistas), títulos que tienen en común el haber sido escritos por poetas con una amplia experiencia a sus espaldas.
Salidos de la pluma de prosistas podemos mencionar Una triste búsqueda de alegría, de Gregorio Luri (La Isla de Siltolá), Un viento propicio, de Javier Recas (Apeadero de Aforistas), Novísimas pomberías, de Manuel Pombo (Cypress) y Breverías, de Atilano Sevillano (Libros del Aire), cuya particularidad reside en que sus autores no son ningunos jovencitos, de manera que sus textos destilan la sabiduría de toda una vida a la espalda.
También son meritorios los Parpadeos, de Andrés Rábago (Taurus), una bitácora de apuntes del artista también conocido con el nombre de El Roto.
Otros autores que han dado a luz sus libros de aforismos durante este año han sido Estefanía González (Esporas), Julio Llorente (Titubeos), Miguel Ángel Alonso Treceño (Afonías), Juan Poz (Pozaforismos), Ramón Eder (Las estrellas son los aforismos del cielo), Ginés Aniorte (De verbis), Emilio López Medina (Luego serás mejor que joven), Lucho Aguilar (Lo que esconde el manglar), Miguel Agudo Orozco (El tergiverso), Miguel Ángel Gómez (Rol de abstracción), Luis Valdesueiro (Segundo lucidario), Alfonso González Cachinero (Sombras, sueños y otras yerbas), Francisco Flores Paredes (Un tiro al pie) o Ricardo Álamo (Pasos de seda), por mencionar solo algunos.
Entre las antologías, ha sido un acontecimiento la edición de Mínima esencia, de Mario Pérez Antolín (Themata), donde el autor reúne los aforismos más relevantes de los incluidos en sus obras anteriores, con un imponente prólogo de Ignacio Gómez de Liaño. Se añaden Pura maravilla (Apeadero de Aforistas), volumen que reproduce los textos leídos en el curso de las Jornadas sobre la Década prodigiosa del Aforismo español, celebradas en la Universidad de Sevilla, y la segunda edición de El cántaro a la fuente. Aforistas españoles para el siglo XXI (Themata), la panorámica más amplia del género más breve de las publicadas en los últimos años.
Mención especial merece la publicación en línea de la traducción al inglés, el francés y el italiano de los dos primeros volúmenes de la Enciclopedia de Libros Españoles de Aforismos, descargable de manera gratuita en el portal Aforística Española Actual de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
En el orden de los estudios, Paso ligero. La tradición de la brevedad en castellano, de José Luis Morante (La Isla de Siltolá) y Conocimiento del hombre. Aforistas españoles del resurgimiento, de Manuel Neila (Apeadero de Aforistas), son libros que permiten poner en valor el gran número y la calidad de autores que han practicado el aforismo en nuestro país, antes de que «se pusiera y se pasase de moda».
Este año ha visto la luz el número dos de la revista AFORISTAS, reuniendo artículos de reflexión de Carmen Canet, Demetrio Fernández Muñoz y José Luis Trullo; entrevistas a Javier Recas o Gabriel Insausti; aforismos de Laura Millán, Manuel Feria, Florencio Luque o Aitor Francos; y un minimonográfico de epitafios aforísticos, con la participación de Javier Salvago, Miguel Ángel Gómez o Ricardo Martínez Conde, entre otros. Asimismo, la versión web de esta revista (la quinta) está en línea desde hace unos días. También ha sido publicado un monográfico sobre aforismo en la revista Microtextualidades, de la Universidad CEU-San Pablo,así como un especial sobre Aforismo y crítica en Ritmo, de la UNAM, con una amplia presencia de aforistas españoles.
Los eventos no han sido excesivamente numerosos este 2024, destacando la Ronda de Aforistas en Madrid, que se celebró en la capital de España con la participación de dos decenas de autores, así como las presentaciones de los libros de Raquel Vázquez, Ricardo Álamo, Estefanía González, Mario Pérez Antolín, Atilano Sevillano y Miguel Ángel Alonso Treceño, por mencionar solo algunas.
En cuanto a los premios, hay que celebrar la concesión del Pérez Estrada a Lorenzo Oliván, por La óptica sutil, y el Gil-Albert a Mario Pérez Antolín, por Idear lo insólito. Además, Francisco Ferrero fue seleccionado en el Certamen de Prospección Aforística por Sinestesia. Lamentablemente, el José Bergamín no se ha convocado este año, y todo hace temer que la editorial responsable, Cuadernos del Vigía, ha dejado de prestar al aforismo la atención que le deparaba hasta ahora.
En el apartado luctuoso, cabe lamentar también el cierre de la colección de aforismos de la editorial Trea, a la cual le debemos la publicación en 2013 de Pensar por lo breve, la antología de José Ramón González que se suele considerar el acta inaugural del boom aforístico actual, y donde han dado a conocer sus obras autores como Fernando Menéndez, Miguel Ángel Arcas, Juan Manuel Uría o Tirso Priscilo Vallecillos, entre muchos.
El balance general del año aforístico solo puede ser positivo. Cunde la sensación general de que el aforismo ha cruzado el Rubicón dejando atrás una primera fase de crecimiento exponencial y desordenado, alentada por la proliferación de publicaciones de diverso pelaje y condición, para consolidarse como un género plenamente maduro, consciente de sí mismo, y en cuanto tal, llamado a ejercerse con responsabilidad y mesura.
Así, tras una década en la cual parecía que se daba por aforístico cualquier libro que reunía un par de centenares de frases, de mayor o peor calidad estética e intelectual (muchas veces, meros tuits o estados de Facebook), ahora se editan menos títulos, pero más ajustados a lo que se espera del género más breve: inspiración, agudeza, capacidad de sorpresa y espíritu de innovación.
Siguen viendo la luz títulos mediocres, por supuesto, pero van a la baja. Se acabó la fiesta del todo vale y están abandonando el barco aforístico los polizontes que se subieron a él pensando que podrían disfrutar de la travesía sin apenas esfuerzo. Algunos sellos, que en su momento fueron importantes como lanzaderas aforísticas, han dejado de surcar el firmamento del género breve: los números no salen. Las que quedan en pie son las propuestas vocacionales cuyo compromiso cultural, ajeno al criterio económico, puede permitirse el lujo de prescindir de rentabilidades inmediatas.
¿Qué le deparará 2025 al aforismo? Las noticias de las que disponemos no pueden ser más esperanzadoras: libros ambiciosos, estudios exhaustivos, antologías prometedoras. Nuevas colecciones, nuevos nombres y nuevas obras de autores plenamente consolidados. Cruzado el Rubicón, el género más breve prosigue con su andadura con paso muy firme, sin vacilaciones, hacia el pleno reconocimiento que merece pero que -por prejuicios fruto de la ignorancia y/o la mala fe- sigue haciéndose de rogar. Tiempo al tiempo.