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«Alan»: cambio de sexo en insólito musical de paso por Madrid

Horacio Otheguy Riveira.

Desde Cataluña llega al Reina Victoria de Madrid por pocas funciones un peculiar musical donde la juventud de sus protagonistas adquiere connotaciones de gran relieve. El conflicto tremendo de una niña que quiere ser varón, que se lo pide el cuerpo y cuenta con médicos que se ocupan de sus hormonas y su psiquis, se desarrolla con dos músicos en escena y mucho texto cantado con un par de canciones pegadizas.

Todo en una modesta producción que destaca ampliamente por su afán ideológico, incluso pedagógico, como una de las fuerzas de su captación de espectadores, ya que las resoluciones escénicas son precarias, como precario es el espacio en que deben trabajar algunos lunes, limitado por la escenografía de la comedia principal, Inmaduros, que precisamente trata sobre cuestiones sexuales abiertas excepto el fenómeno trans, aunque poco le falta.

Muy meritorio resulta que el teatro se ocupe de estos temas que suenan a diario en los medios de comunicación, novelas, películas… más a favor que en contra, pero con mucha fuerza entre los negacionistas de cualquier deseo o necesidad hormonal que no pase por lo que ellos consideran decidido por alguna clase de dios para la entera humanidad.

Alan es un muchacho que cumple 17 años entre la felicidad de, al fin, ser él mismo («sólo me falta reducir aún más las tetas») para lo cual cuenta con el apoyo incondicional de su abuelo y su madre. Como energía interior profunda para avanzar en su nuevo rol, la niña que fue: ambos en escena, interpretados por jóvenes de mucho talento.

El rechazo social

El conflicto nace y se reproduce, imparable, en los choques con los compañeros de Instituto, ya que en su documentación figura MIA y no Alan… Un detalle esencial que alcanza cotas de sufrimiento intenso en toda la familia. Una familia que canta, se empeña en reír para aflojar tensiones y fortalecer la fe en sí mismo de quien cuenta con grandes valores que lo aúpan, pero tropiezos sociales que lo aíslan hasta el total deterioro emocional. El drama evoluciona en un ambiente vitalista con cierta corriente de humor que la música enriquece notablemente.

El espectáculo cierra con los hechos reales en que se basa la historia de Alan Montoliu, pero se permite un epílogo: la desdicha y la victoria en un doble juego, siempre musical, e inclinado a valorar el sentido de la existencia, según convenga, no solo a los imperiosos deseos de cada individuo sino a los mandatos orgánicos, inequívocos, de quienes nacen en un cuerpo equivocado.

 

 

Dos escenas de gran lucimiento con  Ander Mataró y Vinyet Morral.

 

Intérpretes: Ander Mataró, Patricia Paisal, Vinyet Morral, Rafa Higuera

Dramaturgia: Mar Puig y Mateu Peramiquel
Texto: Mar Puig
Composición musical, letras y arreglo: Mateu Peramiquel
Dirección escénica: Mar Puig y Cisco Cruz
Dirección musical: Mateu Peramiquel
Diseño y construcción de escenografía: Albert Ventura
Diseño de iluminación: Jordi Berch y Adrià Gómez
Diseño sonoro: Carles Bernal
Producción musical: Fede Larocca y Mateu Peramiquel
Diseño fotográfico y fotografía: Sergi Panizo
Música en directo: Mateu Peramiquel, Danko Compta y Sergi Torrents
Comunicación y prensa: Paula Calbet (WeColorMusic)

Una producción de WeColorMusic.

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