Reconfortante manera de inventar “La vida imposible”
Horacio Otheguy Riveira.
Cartas que dan y reciben noticias esperanzadas. Tiempos de juventud y ancianas que sobrevuelan el tiempo y el espacio desde las doradas playas de Ibiza. Mundos nuevos que se han estado resistiendo a existir, pero cuando desvelan sus posibilidades nacen oleadas de paisajes insospechados. Humanos paisajes que no se pensaba que pudieran existir.
El renacer de Grace, viuda de 72 años, se produce en una fusión mágica, muy sentimental y sin embargo distante y serena, entre gente diversa. Lo sobrenatural se convierte en algo cercano bajo el espléndido cielo ibicenco, a través de una historia donde las aventuras -que podrían extrapolarse de extremos inventados- cobre un sentido filosófico.
Un personaje proclive al desaliento, sumido en la más triste soledad, será capaz de descubrir un mundo ciertamente peligroso, que le abrirá una maravillosa nueva posibilidad de vida.
Inesperada correspondencia
Querida señora Winters:
Espero que no le moleste que le envíe este correo electrónico.
Puede que me recuerde. Fue mi profesora de Matemáticas en Hollybrook. Ahora tengo veintidós años y estoy en el último curso de la universidad. ¡Le alegrará saber que estoy estudiando Matemáticas!
Durante las vacaciones de Semana Santa, me encontré con el señor Gupta en el pueblo, le pregunté por usted y me contó todas las novedades. Le doy mi más sentido pésame por la muerte de su marido. El señor Gupta me dijo que se ha mudado a España. Una de mis abuelas se volvió a Granada, aunque no había vuelto a visitar la ciudad desde los siete años, y allí encontró la felicidad. Espero que su traslado a otro país la haga igual de feliz que a ella.
Yo también he pasado un duelo hace poco. Mi madre falleció hace dos años y eso me hizo perder la esperanza. No me llevo bien con mi padre y me ha resultado difícil concentrarme en los estudios. Mi hermana (puede que también se acuerde de Esther) necesita aún más apoyo ahora. Decepcioné a mi novia y rompió conmigo. Ha habido más cosas. En ocasiones me ha costado mucho seguir adelante. Tengo la sensación de que, a esta edad tan temprana, mi vida ya está escrita, de que ya se sabe todo. A veces la presión es tanta que no puedo respirar.
Estoy inmerso en un patrón, como un patrón numérico, una secuencia de Fibonacci: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, etc. Y, como en esa secuencia, las cosas se vuelven menos sorprendentes a medida que avanzo. Pero es como si, en lugar de darte cuenta de que el número siguiente se encuentra sumando los dos anteriores, te dieras cuenta de que todo lo que tienes por delante ya está decidido. Y, cuanto mayor me hago, cuantos más números paso, más predecible se vuelve el patrón.
Y no hay nada que pueda romperlo. Antes creía en Dios, pero ahora no creo en nada. Estaba enamorado, pero lo eché a perder. A veces me odio. Lo fastidio todo. Me siento culpable continuamente. Bebo demasiado y eso afecta a mis estudios, y también me siento culpable por eso, porque mi madre quería que me esforzara al máximo.
Me fijo en lo que está sucediendo en el mundo y veo que toda nuestra especie se encamina hacia la destrucción. Es como si estuviera programada, como otro patrón. Y me harto de ser humano, de ser una cosa minúscula que no es capaz de hacer nada por el mundo. Todo me parece imposible.
No sé por qué le estoy contando esto. Solo quería contárselo a alguien. Y usted siempre se portó muy bien conmigo. Estoy sumido en la oscuridad y necesito una luz. Perdón. Ha sonado muy melodramático. Lo que pasa es que tengo que darle buen ejemplo a mi hermana.
Por favor, no se sienta obligada a contestarme. Pero valoraré mucho cualquier cosa que pueda decirme. Perdone la longitud del correo.
Gracias,
Maurice (Augustine)
Una lección de vida
Querido Maurice:
Muchísimas gracias.
No tengo costumbre de contestar a los correos electrónicos, aunque tampoco es que reciba muchos. De hecho, esto de internet no es para nada lo mío. No tengo redes sociales. Lo único que tengo es WhatsApp y, aun así, lo uso poquísimo. Pero, en el caso de tu mensaje, sentí que debía responder, y responder como es debido.
Siento mucho todo lo que has pasado. Recuerdo a tu madre de las reuniones del colegio. La recuerdo como una mujer seria, pero con las comisuras de los labios curvadas en una sonrisa cuando hablaba de ti. Estaba claro que tú le alegrabas la vida. Con solo ser tú. Y eso era un verdadero logro, sobre todo para un adolescente.
Empecé a redactarte una respuesta y no paraba de crecer, superó con creces lo que tendría que ser un correo breve.
Si te soy sincera, hacía ya bastante tiempo que tenía intención de escribir todo esto, así que tu mensaje fue el empujón perfecto.
Lo que estoy a punto de contarte es una historia que hasta a mí me cuesta creer. Por favor, no te sientas obligado a aceptar sin más todo lo que te digo, pero que sepas que aquí no hay nada inventado. Nunca he creído en la magia y sigo sin hacerlo. Sin embargo, a veces lo que parece magia no es más que una parte de la vida que todavía no entendemos.
No puedo prometer que mi relato te ayude a creer en lo imposible. Pero es la historia, tan verdadera como cualquier otra, de una persona que, cuando sentía que su existencia ya no tenía ninguna razón de ser, encontró el propósito más importante que había tenido en su vida. […]
Matt Haig nació el 3 de julio de 1975 en Sheffield, Reino Unido. Licenciado en Inglés e Historia en la Universidad de Hull. A los veinticuatro años empezó a sufrir depresión y trastorno de ansiedad. Trabajó en periódicos como The Guardian, The Sunday Times o The Face. Autor de libros de ficción y no ficción, muchos de ellos traducidos a varios idiomas y posicionados en las listas de los más vendidos mundialmente. Entre sus obras destacan títulos como: Reasons to Stay Alive (Razones para seguir viviendo), su primera obra de no ficción y en la primera que escribió sobre su enfermedad, también The Last Family in England, The Humans, The Radleys o The Midnight Library (La biblioteca de medianoche), uno de los libros más vendidos del 2020 en Reino Unido. Adaptado en diez episodios fue transmitido por BBC Radio 4 en diciembre de ese mismo año. Publicó varios libros infantiles, entre ellos, A Boy Called Christmas, Father Christmas and Me y Evie in the Jungle. Está casado y tiene dos hijos.