Fer Gutiérrez: “Igual de importante es la luz en la fotografía como en el poema”
Fer Gutiérrez (Badalona,1965). Cuenta con publicaciones en diversos medios digitales, así como en la revista literaria Alga. Participa en el homenaje a Federico García Lorca, Poeta en Nueva York, poetas de tierra y luna (Karima editora, 2018). Varios de sus poemas han sido publicados en el tercer y cuarto número de la antología Radical 3 (Promarex edicions, 2022-2024) además de en el tercer volumen de Álbum Versàlia. Paraula Silenci (Papers de Versàlia, 2023). Forma parte, junto a otros poetas, de la exposición Imagen y palabra. Confluencias en París (2024) del fotógrafo David Pujadó en colaboración con Montse Ordóñez, organizada por el Instituto Cervantes de Belgrado. A título personal pública Todos los febreros cada dieciocho (La Garúa, 2020) algunos de estos poemas pueden escucharse en la fonoteca española de poesía. Hasta dónde el daño (Ril editores, 2023) es su última publicación y el motivo de que hoy conteste nuestro cuestionario.
(El ahora es) algo que no siempre elige uno. La manera de estar, sí.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Fer Gutiérrez: Después de Todos los febreros cada dieciocho, después de escribir el duelo, era preciso cerrar esa puerta, abrir otra. La conducta del ser humano, reflejo de un egoísmo cada vez mayor, iba a ser el reto. Otros poemas, otro transitar, el mismo vértigo, la misma esencia. Así, el por qué.
¿El ahora? Tan sólo un adverbio de tiempo, algo que no siempre elige uno. La manera de estar, sí.
¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
Como he dicho anteriormente era hora de cerrar, que no olvidar, esos febreros que durante tanto tiempo me habían acompañado. Ardua tarea la de elegir qué poemas, elegir qué quiero decir y cómo, lograr el equilibrio necesario para conformar el libro. La idea existía, como existe la necesidad de mirarse desde fuera.
Pienso que siempre estuvo ahí, a la espera de una luz, pequeña o grande, que mantuviera la inocencia a salvo. Una luz tras Todos los febreros cada dieciocho.
Ni siquiera pongo títulos a mis poemas
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s lector@s?
¿Pistas? Ni siquiera pongo títulos a mis poemas, creo, equivocadamente quizás, que, al hacerlo, estoy invitando a una lectura premeditada. Al poema se ha de entrar desnudo, abierto a la emoción. Aún así, diría que de leer Hasta dónde el daño habría que leerlo del mismo modo que se leen las líneas de la mano de un niño. Aceptando el frío y la esperanza.
El daño es pensar que no tenemos nada que ver con aquellos que nos rodean.
¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?
Comprender que las decisiones que tomamos conllevan consecuencias, repercuten en nuestro entorno. El daño es pensar que no tenemos nada que ver con aquellos que nos rodean. El daño es el yo, ese yo que dialoga mirando desde arriba. Se trata de hacer aún más grande el nosotros, de elegir ser amable y no la casilla del odio. Sé que suena a discurso utópico, pero si un lect@r, uno sólo, se plantea su manera de mirar, habrá valido la pena.
Más que esperar, es algo para la celebración
¿Qué importancia tiene la estructura o la disposición de los poemas en el volumen? ¿Fue algo deliberado o más intuitivo durante el proceso de creación?
Toda. Hasta dónde el daño comienza con el nacimiento de una niña, desde ahí se inicia la andadura. Los poemas quedan expuestos a toda una serie de accidentes, nuestros accidentes, acumulan manchas, se embarran. Llega un momento que el peso de toda esa suciedad resulta insoportable, es entonces, cuando los poemas, a manos de la esperanza, intentan regresar a la mirada primera.
¿Deliberado o intuitivo? Tal vez haya un poco de ambos. El cómo era algo que ya tenía en mente, pero fueron los mismos poemas los que me señalaron el camino.
No concibo un poema sin ese pellizco que me recuerde lo tremendamente humano que soy.
¿En qué medida veremos en él – o no – al Fer Gutiérrez de tu obra anterior?
La intención es que el lector me siga encontrando, cierto que de un libro a otro uno no es el mismo, pero sí la manera de estar poeta, sí, lo que busco en la poesía. En mi caso, no es otra cosa que el pellizco. No concibo un poema sin ese pellizco que me recuerde lo tremendamente humano que soy, capaz de sembrar, así como también del incendio.
Quisiera creer que, aún siendo libros totalmente distintos, ese pellizco sigue estando.
Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Hasta dónde el daño ¿Cuáles serían?
Pues sí, me pones en un aprieto. Cómo quedarse solo con tres… Lejos de la niñez, hay veces que no nos reconocemos, el primero, con el número 11; faltos de buenas noticias, el segundo, el número 34 y «Hablar poco decir mucho» escribía Gloria Fuertes en uno de sus poemas, por lo breve, el tercero, el 70.
Me gustaría que nos hablaras un poco de tu participación en Imagen y palabra. Confluencias en París. ¿Es un buen maridaje el de la poesía y fotografía?
Formar parte del trabajo de David Pujadó es sin duda un regalo. Tuve la suerte de poemizar sobre el cabaret más antiguo de París, Au lapin agile, de cómo puede cambiar un lugar según las horas del día. El fotógrafo, desde su cámara, actúa como testigo, pero no olvidemos que su manera de mirar es única, igual que su manera de comprender el entorno. Algo así como el poeta.
«La esencia de la fotografía radica en su capacidad para explorar la condición humana» aquí, Susan Sontag, nos habla de fotografía, pero bien podría estar refiriéndose a la esencia poética.
Sí, me parece un buen maridaje. Igual de importante es la luz en la fotografía como en el poema.
¿Qué otros proyectos tienes en marcha en este momento?
Hay algo relacionado con Federico García Lorca, una serie de poemas a partir de entrevistas y vivencias en torno a la figura del poeta. Sé que como tema es bastante recurrente, pero para un aLORCAdo como yo resulta inevitable. Por otro lado, mi madre y su memoria no se llevan nada bien, digamos que cada día se hablan un poco menos, es de ese distanciamiento que estoy escribiendo algunos poemas. Bien podrían terminar en libro.
Mientras tanto, leer.
Por último, como lector, ¿De quién te gustaría conocer su primera impresión?
“Espera instrumental” es el segundo libro de Myriam Soteras, sin duda, una poeta a la que no hay que perderle la pista. De ella, esa primera impresión.
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Tres poemas de Hasta dónde el daño
11.
Hubo un momento en que el cuerpo
dejó de ser hogar
no sabría decir cuándo
sin más dejé de ser bien recibido
un desconocido
al que no hay que abrirle la puerta
34.
Se repiten las alambradas
los malos augurios
el mirar hacia otro lado
poco son diez padrenuestros y tres aves Marías
se repite la represión
el abuso
no las buenas noticias
¿dónde el equilibrio para tanta cuerda floja?
70.
Nube que aguarda
trigal en ciernes
acopio de esperanza
ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.