Robe. Ni santos ni inocentes

Por Sergio Vargas /

El pasado viernes 1 de Noviembre apareció Robe, cual águila sobre el escenario fijado en la Plaza de la música de Las Palmas, frente al mar. Pasaban quince minutos de la hora establecida debido a un atasco a las afueras del recinto, venía con su nueva gira “Ni santos ni inocentes” y acompañado de su sempiterna banda ante más de 5000 almas. El recital formado por dos partes, una primera donde el protagonismo recayó en su discografía en solitario( tocó nueve de los temas de su último trabajo “Se nos lleva el aire”) de tintes más poéticos y una segunda más eléctrica y más loca. En ambas hubo cabida para temas de su etapa con Extremoduro. 

El de Plasencia abrió el concierto con “Destrozares” de su álbum “Canciones para el final de los tiempos”, desde los primeros acordes se nota que la banda y él forman un ente único. Lo digo porque cada instrumento tiene su papel protagónico en cada una de las canciones y eso es un acierto en todos los sentidos ya que consigue que la banda llegue a todo tipo de público tanto a nostálgicos como a jovencitos que abundaban en el recinto. Encontré a un Robe con 62 años más en forma que nunca, tanto vocalmente como su energía que despachó a raudales. 

Como comentaba no faltaron temas de Extremoduro más de lo que yo pensaba, ya que el compositor suele pasar por encima de la época más importante de su vida y así como homenaje a sus fans de siempre no faltaron “Standby” o “Si te vas….” junto a los más actuales como “El hombre pájaro” o “Adiós, cielo azul…” 

Descanso de  veinte minutos y con el solo de batería comenzó un segundo acto más fiestero donde el sonido seguía siendo escandalosamente bueno, donde el violín se distinguía perfectamente del saxo y del solo de guitarra nítido, al igual que los teclados del piano y a su vez de la voz áspera de Robe. La gente se abraza con “Puntos suspensivos”, en el “Poder del arte” se vive el instante como sino hubiera un mañana y con “Salir” se brinda con cerveza. De “Mayéutica” su anterior magnifico trabajo en solitario tocó “Segundo movimiento: Mierda de filosofía” una pieza antológica que mezcló con clásicos de Extremoduro como “Buscando una luna” 

En el cierre, el músico se despide alzando su guitarra al aire como un indio apache mientras se toca el corazón con su puño en señal de agradecimiento y celebra con el personal  su victoria por goleada. 

Robe en Concierto. Plaza de la Música de Las Palmas de GC.

 

 

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