Teatro para leer: obras breves (online) de Luigi Pirandello
Por Horacio Otheguy Riveira
En 1934, dos años antes de morir, Luigi Pirandello (Italia, 1867-1936) obtuvo el Premio Nobel. Para ese entonces ya había cosechado muchos aplausos internacionales. Recibió el galardón con la misma alicaída presencia de ánimo, la misma melancolía que le acompañara desde joven. Humilde, también como siempre, habló con la Prensa como si continuara buscando en sus raíces.
Queridos amigos: hacer una obra de teatro es muy difícil, y aunque yo haya escrito más de cincuenta puedo deciros que cada vez que me ocupo de un drama, los personajes no me dejan en paz, me reclaman más y más atención, forman parte de mi vida, de la difícil búsqueda de unión entre la máscara y el rostro. La máscara que en nosotros ven los demás y el rostro que nosotros creemos llevar siempre naturalmente.
El íntimo, pequeño-gran teatro pirandelliano parece sintetizarse en un punto de vista que se desarrolla siempre de manera diferente: en un salón comedor se cruzan personajes de la pequeña burguesía. Amores imposibles y amores que no se atreven a asumirse como tales; pobreza, riqueza… y en medio, el espejo. Un espejo roto que ya no puede devolver la imagen construida con ahínco, la frágil apariencia, sino otra muy distinta, desoladora. Soledad del ser humano entre iguales y diferentes, congéneres que no se comprenden. Descomposición de todo principio burgués. Ausencia de Dios. Una derrota, en fin, en la que Pirandello puso su vida entera para poder contarla y buscar, a tientas, su propia verdad. Hoy siguen editándose en muchos idiomas sus numerosos cuentos, varias novelas y todo su gran teatro, nacimiento del grotesco: «un drama que es una visión trágica del mundo a través del humor contradictorio: seres que se descomponen para sobrevivir, y en su esfuerzo dan risa, una risa que acaba provocando angustia».
He aquí una obra admirable en italiano y dos obras breves que pueden leerse en castellano (junto a otras más largas) todas ellas muy bien editadas en la fabulosa Pirandello Web.
Fallecido a los 69 años, Pirandello dejó establecidas cuatro breves Últimas voluntades que han de respetarse:
- Que mi muerte transcurra en silencio; ruego a los amigos, a los enemigos, no hablar de ella en los periódicos, no darse siquiera por enterados. Ni anuncios, ni participaciones.
- No se me debe vestir después de muerto. Envuélvaseme desnudo en una mortaja. Nada de flores sobre el lecho y ningún cirio encendido.
- Coche fúnebre de ínfima clase, el de los pobres. Desnudo. Y que nadie me acompañe, ni parientes ni amigos. El coche, el caballo, el cochero y nada más.
- Y no bien arda mi cuerpo, que se disperse. Querría que nada, ni siquiera las cenizas quede de mí. Pero si esto no puede hacerse, que la urna cineraria sea llevada a Sicilia y empotrada en la piedra bruta de la Campiña de Girgenti, donde nací.
Muy interesante!
Me interesa y atrae mucho la cultuta italiana.
Estudio la lengua del Dante y soy parte de la Comisión Directiva de la Sociedad Italiana de San Vicente