Angelitos.
ANGELITOS.
*Por: Jacqueline Ladrillero Arzola, Luz Elena Vargas Flores y Cristian Godínez Vargas.
Detrás de un dolor tan profundo como el de perder a un ser querido que apenas comenzaba a conocer este mundo, se encuentra una tradición que combina la cultura prehispánica con la fe católica: la velación de los pequeños ángeles. Esta ceremonia se dedica a los bebés no nacidos, niños y jóvenes que, considerados inocentes por no haber contraído matrimonio ni vivido en unión libre, son vistos como almas puras o “angelitos”.
Para muchas familias, esta creencia implica una veneración a su virginidad. La tradición de velar a los angelitos comienza una vez que los padres se recuperan del dolor inmenso que representa la pérdida de un hijo.
La costumbre dicta que, cuando muere un angelito, se le corona con una corona de palma. A medianoche, se le viste con un atuendo que puede representar a algún santo o, simplemente, de blanco, símbolo de la pureza de su alma. Tras su fallecimiento, se colocan dos coronas: la primera, hecha de palma, y la segunda, llamada la “coronación oficial”, que se realiza a medianoche con una corona y vestimenta alusiva al santo escogido para su entierro. Estas vestiduras suelen adquirirse en las funerarias.
Durante el velatorio, se reza el rosario para despedir al angelito a medianoche, momento en que sus padrinos, ya sean de bautizo u otros sacramentos (como la confirmación o comunión), realizan su coronación oficial. En este acto se lanzan doce fuegos artificiales en su honor. En algunas ocasiones, el cuerpo se cubre con flores blancas y se sigue rezando a modo de velación.
El velorio se convierte en una vigilia que dura toda la noche, donde familiares, amigos y personas allegadas se reúnen para rezar y rendir homenaje al angelito fallecido. Durante la velación, se le ofrecen ofrendas, que pueden incluir su comida favorita, música o elementos que le gustaran en vida.
Es fundamental que el angelito no permanezca solo en ningún momento de la noche, ya que se cree que, al ser un alma pura, los demonios podrían llevárselo, especialmente durante las horas nocturnas.
El Novenario.
El novenario consiste en una serie de rezos que se realizan durante los nueve días posteriores al entierro del angelito, con el objetivo de honrarlo y brindarle una despedida antes del adiós definitivo.
En el último día del novenario, se levanta la cruz, un acto que realiza la madre, el padre o un familiar muy cercano del angelito. Este protocolo incluye recoger la cruz, que está hecha de cal y flores, y se realiza por partes mientras se reza.
*Alumnos de segundo año en el Telebachillerato Comunitario Agustín González, San Miguel de Allende, Guanajuato, México.
Que interesante, es una costumbre que se extiende en Latinoamérica, sin embargo esta tiene su propia magia y fe.
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